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Señora Explosión

El racismo, el machismo y la objetificación de la mujer se vislumbran en los primeros capítulos de este serie. No puedo esperar a ver los demás

Juan Carlos Ampié

31 de mayo 2016

AA
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María Bamford es una desconocida. Al menos en el gran espectro de la cultura popular norteamericana proyectada al mundo entero. La mayoría de sus trabajos ocultan su fisonomía. Ha dado voz a innumerables personajes de dibujos animados en televisión. Si han visto “Adventure Time” en inglés, la han escuchado. Pero su mejor carta de presentación es comediante de stand up. De hecho, es una comediante de comediantes. La calidad de su trabajo es tan particular y extraña, que difícilmente llenará estadios o venderá millones de grabaciones. Sin embargo, sus colegas la proclaman como un referente. Stephen Colbert la ha presentado como “su comediante favorita en todo el planeta”. Es testamento a la democratización de la televisión en la era del streaming, que una figura tan particular como ella pueda conseguir su propia serie. Y una tan deliciosamente extraña como “Lady Dynamite”.

Como tantas producciones ancladas en una personalidad específica, la serie se presenta como velada biografía de la protagonista. Eso suena bastante convencional, hasta que tomamos en consideración su verdadera agenda. Bamford visibiliza su lucha por la salud mental. En la vida real, ha sido diagnósticada con desorden bipolar. Lo que antes era tratado como un secreto vergonzoso, ella lo convierte en una mina de materia prima cómica. El primer episodio establece la premisa central: María se esfuerza en regresar a la vida cotidiana, después de una de tantas estadías en una institución psiquiátrica. Cada capítulo salta ocasionalmente al pasado, mostrándonos escenas de su internado terapeútico, y la interacción con los padres (Ed Begley Jr. y Mary Kate Place) que deben acoger a su hija adulta cuando ella no puede cuidar de sí misma. En el presente, trata reinsertarse en el mundo del entretenimiento. No es fácil. Su manager, Bruce (Fred Melamed) parece más frágil e inseguro que ella; Karen Grisham (Ana Gasteyer), agente de las estrellas, es una gárgola que quiere devorarla. Colegas, amigos y e intereses románticos se cruzan como obstáculos en su camino hacia la estabilidad emocional.


Los productores que cubren las espaldas de María son Pam Brady y Mitch Hurwitz. El creador de “Arrested Development” tiene otra serie de culto en sus manos. Esta es una sátira todo-propósito, puesta en escena con energía maniática. Es expansiva en su alcance, y despiadada a la hora de ridiculizar convenciones sociales y narrativas. “Lady Dynamite” explota la comedia de situaciones, cruzándolas con el sketch en clave surrealista. La vida de María se convierte literalmente en un comercial de shampoo cuando alguien le da un cumplido. La secuencia de créditos presenta a esta mujer blanca, incongruentemente, como una diva del cine blaxploitation, al mejor estilo de Pam Grier. La densidad de referencias de cultura popular es similar a la de “Los Simpsons”, el ritmo aún más frenético que “The Unbreakable Kimmy Schmidt”, y los chistes más rebuscados. Es el tipo de programa que puede alienarte si no pones atención.

Afortunadamente, esa atención se ve recompensada con el humor más negro que he visto en años. Bamford alcanza un equilibrio entre la compasión y la misantropía, y no tiene miramientos consigo misma. Las escenas de sus desventuras terapéuticas generan el tipo de risa que se queda atravesada en la garganta por pura mortificación. El desarrollo de la trama se aviva con destellos posmodernos. Una serie de TV dentro de la serie de TV cristaliza los prejuicios de la industria. Los personajes suelen reconocer en cámara los caprichos formales y estéticos del universo que habitan. Sentada en el salón de recreo de una clínica, María pide luz cada vez más azul, para definir los contornos del flashback y la escualidez de su circunstancia. La iluminación de la escena cambia según sus peticiones.

“Lady Dynamite” no se queda en ser un mero ejercicio de exorcismo de demonios personales. Bamford es una aguda crítica social, que no duda en explorar el lado oscuro de la sociedad moderna. El racismo, el machismo y la objetificación de la mujer en el mundo del entretenimiento son algunos de los temas de se vislumbran en los primeros tres capítulos de esta serie de doce episodios. No puedo esperar a ver los demás.

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Clasificación

“Lady Dynamite”
Temporada #1
12 capítulos
Duración: 30 minutos c/u aprox.
Clasificación: * * * * (Muy Buena)
Disponible en NETFLIX

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