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El diablo adentro

La extraña historia de Bulger pide ser una épica arrebatadora, pero el director nos sirve una relación de hechos bastante seca

Juan Carlos Ampié

19 de septiembre 2015

AA
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La historia de James “Whitey” Bulger es demasiado increible para ser cierta. Pero lo es. Jefe de la mafia irlandesa en el sur de Boston entre los 70s y los 90s, solidificó su imperio criminal y mató al menos a una veintena de personas, escudado por su asociación con el FBI y el gobierno. Bulger sirvió de inspiración para el personaje interpretado por Jack Nicholson en “The Departed” (Martin Scorsese, 2006). Da para más, y ese es uno de los problemas del director Scott Cooper. Bulger es demasiado extraño como para ser contenido por una sóla película. O al menos, una que no tenga los despliegues operáticos de Scorsese y Coppola.

La narrativa asume un punto de vista coral, acercándose a Bulger de manera indirecta, a través de los secuaces que deciden sentarse a cooperar con el FBI a cambio de protección. O desde personajes en la periferia, cuyas vidas son definidas o marcadas por asociación con él. Conocemos al hombre común debajo de la siniestra leyenda gracias a su esposa Lindsey (Dakota Johnson). Sin embargo, la relación más importante en términos dramáticos es con John Connolly (Joel Edgerton). Él es un amigo de infancia que, convertido en agente del FBI, lo recluta como informante secreto. Ese estatus se convierte en una especie de inmunidad que le permite dar rienda suelta a sus peores instintos. La película es un largo flashback construido a través de diferentes puntos de vista, al menos hasta que llega al corazón de la oscuridad: Bulger, o más bien, las escenas que Depp domina como Bulger.


El actor se ha convertido en una especie de Lon Chaney moderno, tan famoso por sus transformaciones físicas como por su capacidad histriónica. Añádale a eso su desenfadado tránsito entre el los productos taquilleros más comerciales y el cine artísticamente ambicioso. Esa dicotomía es ficticia – el cine es arte y producto -, pero el escrutinio convierte a cada actuación en un truco. Más que ver a un personaje, vemos a Deep armarlo. Estamos demasiado conscientes de los lentes de contacto, la prótesis dental y la calvicie simulada. Aún así, Bulger es una construcción ennervante. Una cobra con mirada hipnotizante. Las mejores escenas de la película se centran en él, intimidando a un agente del FBI sobre un plato de bistecs, o acosando a la esposa de Conolly como castigo por un desplante. También es aterrador cuando ejecuta violencia en persona. Tome nota de la subtrama relacionada a una joven prostituta, interpretada con mucha pericia por Juno Temple.

Hay muchos buenos actores por aquí. Pero por cada esfuerzo certero, hay alguien que sufre por falta de atención. En la columna de los ganadores hay que anotar a Peter Sarsgaard, como un asesino adicto que sufre momentos de horror abyecto. Johnson prueba que sobrevivirá al papel de Anastasia Steel en la inevitable franquicia de “50 Sombras de Grey”. Entre los perdedores esta Benedict Cumberbatch, desperdiciado como el político que debe administrar la lealtad familiar ante sus deberes públicos; también todos los hombres de ley que pasan de facilitadores a cazadores del mafioso (Kevin Bacon, Adam Scott y Corey Stoll). El mayor problema reside en el personaje de Conolly. Bulger es pura maldad, pero el conflicto más interesante reside en el agente del FBI que apostó a servir a dos amos: la ley y el crimen. Edgerton es un buen actor, “Pacto Criminal” no deja que su personaje tenga más que una sóla nota: es un vividor que apuesta a que nunca lo atraparán.

La extraña historia de Bulger pide ser una épica arrebatadora, pero el director nos sirve una relación de hechos bastante seca, avivada ocasionalmente por repuntes de violencia chocante. La ambientación es convincente, y la época se evoca eficientemente con un juicioso uso de locaciones en la ciudad de Boston y sus alrededores. Las mismas calles que vieron a Whitey hacer de las suyas, ahora sirven de escenario para un simulacro entretenido pero desechable.

“Pacto Criminal”

(Black Mass)

Dirección: Scott Cooper

Duración: 2 horas, 2 minutos

Clasificación: * * (Regular, recomendada con ciertas reservas)

 

 

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