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Objetos para recordar la memoria de la juventud de abril

"Recorrer el museo es como visitar los cuartos de los asesinados, ir a las salas de sus casas y reconocer sus institutos"

Una exhibición de fotografías en blanco y negro recuerda a las víctimas de la represión estatal. Carlos Herrera | Confidencial

Colaboración Confidencial

Tania Ortega

2 de octubre 2019

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El Museo de la Memoria contra la Impunidad vino a derribar el discurso oficial del Estado que señala a los manifestantes asesinados en las protestas de abril de 2018 como terroristas. Al recorrer la exposición que contiene objetos personales de las víctimas de lesa humanidad, tuve la oportunidad de acercarme a descubrir quiénes eran estos muchachos. Los artículos personales se convierten en este museo en archivos de memoria que arrojan información que en ningún otro lugar podríamos encontrar, trascienden su valor histórico y judicial y tienen un valor de memoria e identidad.

En el recorrido por el museo se exhiben una variedad de trofeos y medallas, las pasiones deportivas de los asesinados varían entre el fútbol, baseball, basquetbol y voleibol. Esto muestra que quienes fueron asesinados por órdenes de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, eran condecorados deportistas, según las reseñas al pie de los objetos.


También se exhiben libros de las bibliotecas personales de los más lectores, diplomas de reconocimientos de sus institutos de estudio y togas de bachilleres. Muchos eran amantes de la cultura. Se observan trajes tradicionales de promesantes de festividades patronales y de bailarines de grupos folclóricos. Algunos dejaron sus güiros y trompetas, que ejecutaban en las bandas rítmicas de sus colegios de secundaria. También se aprecian armónicas, flautas y guitarras. Entre los accesorios íntimos más curiosos está una filipina (vestimenta propia de los chefs) y una túnica de monaguillo.

Recorrer el museo es como visitar los cuartos de los asesinados, ir a las salas de sus casas y reconocer sus institutos. Este acercamiento a su intimidad me empujó a preguntarme: ¿por qué una vida tan joven fue arrebatada de una forma tan violenta?, ¿acaso es un delito disentir y pensar con libertad? La juventud es el momento de rebelarse, de desarrollar pensamiento crítico, de creer que un mundo mejor es posible. ¿Por qué negarles eso? ¿Por qué la ambición de un delincuente por el dinero y el poder puede adueñarse de la vida de un ser humano? ¿Por qué arrebatarle la voz a un inocente con un francotirador?

Caminar por los pasillos del museo también es una oportunidad de solidarizarse con el dolor de las madres, tías y abuelas, a las que les arrebataron a sus niños, porque para ellas siempre serán sus muchachitos. Cuando recorramos el museo y nos invada el dolor, vale la pena pensar en la energía de los que ya no están, esa poderosa energía que depositaron en las marchas gritando ¡Justicia y Libertad!, que esa energía te invada y se convierta en una forma de resistencia, que no debe morir hasta lograr que el asesino se vaya.

Gracias a la valentía de los familiares miembros de la Asociación Madres de Abril (AMA), que prestaron los objetos íntimos de las víctimas, el resto de nicaragüenses, como ejercicio de memoria, tenemos la oportunidad de acercarnos a las víctimas y sus familias, como una experiencia reflexiva.

Y así un masivo archivo personal se vuelve público y permite la reconstrucción de memorias lastimadas por la violencia en un espacio, donde entre otras cosas, los familiares encuentran otra vía para la búsqueda de justicia.

En un área del museo una joven prima de Jaisson Chavarría de 24 años, víctima de Ticuantepe, se encarga de mostrarme los mapas de las ciudades donde fueron asesinados. Estos mapas fueron dibujados por las manos de los propios familiares de las víctimas, que con precisión ubicaron el punto exacto donde fue asesinado su hijo, hermano, tío o primo. Luego un equipo técnico se encargó de convertir ese dibujo en un mapa georreferencial dispuesto en Googlemaps. Esto permite que hoy el mundo entero sepa los lugares exactos de Nicaragua donde cayeron las víctimas de la represión de Daniel Ortega.

El Museo de la Memoria contra la Impunidad confronta con evidencia tangible el discurso oficial de Ortega y Murillo y su aparato de comunicación estatal que invierte miles y miles de dólares para limpiar su imagen y se niegan en asumir que asesinaron a manifestantes inocentes: deportistas, artistas, estudiantes, técnicos, obreros y campesinos de barrios humildes de Nicaragua. No eran delincuentes…

El museo en físico estará abierto al público hasta el 31 de octubre en el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de la UCA en horarios de 8 de la mañana a 5 de la tarde, pero su versión digital está disponible al mundo entero a través de www.museodelamemorianicaragua.org.


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