Una mujer “vandálica”
va marchando
y luciendo, con orgullo,
un embarazo de siete meses
y, en medio de consignas y banderas,
le va gritando al mundo:
“quiero una patria libre para mi criatura”
Una estudiante autoconvocada,
aún encadenada frente a sus captores,
levanta con firmeza la mirada y sonríe,
haciéndolos, de esa manera,
morder el polvo de la derrota una vez más.
Una madre heroica
llora con tristeza por su hijo encarcelado;
pero, sollozando, proclama
que ocupará su lugar.
Entonces, toma un megáfono,
alza la bandera Azul y Blanco,
y se coloca al frente de la marcha.
Una valiente chavala
se enfrenta a la dictadura,
con el mismo heroísmo
con que lucha contra el cáncer,
y como no pueden soportar su ejemplo,
la declaran terrorista y
desatan su cacería por aire, mar y tierra.
Una frágil pero valiente periodista,
guerrera de la palabra,
se abre paso entre colegas
y alzando el micrófono como una espada,
penetra la coraza del Canciller y lo cuestiona:
¿es que no siente dolor por los niños quemados?
Y éste, perplejo y sin palabras,
corre a su carro y se marcha,
huyendo por temor a la verdad.
El futuro está naciendo
y tiene rostro de mujer,
un dulce rostro de ternura y esperanza,
entre aromas de firmeza y coraje,
El futuro está naciendo
Y su nombre es LIBERTAD.
Guillermo Pérez Leiva