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Manuel Orozco: “Esta no es una crisis electoral, la represión es peor que en Venezuela”

Politólogo advierte: “Daniel Ortega está empujando al país en la dirección de Ruanda, Haití, Zimbabue, y Venezuela”

El politólogo Manuel Orozco señala que la coalición política debe organizarse en 200 ciudades y ofrecer “una propuesta y una protesta”

Carlos F. Chamorro

6 de julio 2021

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El politólogo Manuel Orozco describe el destino de Nicaragua, empujada por la embestida represiva de Daniel Ortega y el cierre del espacio político electoral como una combinación de cuatro países: Ruanda, Haití, Zimbabue, y Venezuela.

“Esto no es una crisis electoral”, argumenta Orozco, aludiendo a una “crisis política más profunda, en la que la represión ha sido peor que en Venezuela”, y advierte que Ortega está radicalizando a su base política, alentándola a desatar una nueva ola represiva.


El investigador en temas de migración, remesas y desarrollo internacional, aboga por una respuesta “proporcional” de la comunidad internacional, en relación a la magnitud de la represión, que debería incluir condena, sanciones, y una intermediación social.

En esta entrevista con CONFIDENCIAL realizada antes de la captura del precandidato presidencial, Medardo Mairena, califica de “incompleta” la estrategia de la Alianza Ciudadana de ir a las elecciones ahora con seis precandidatos presos, bajo estado policial y sin garantías electorales, y asegura que los nicaragüenses están demandando una estrategia de movilización política.

Estamos a cuatro meses de las elecciones presidenciales, con cinco precandidatos y diez líderes opositores presos, bajo estado policial y sin garantías electorales. ¿Es posible modificar esta crisis electoral antes del 7 de noviembre?

Primero, no es una crisis electoral, ya esto es una crisis política mucho más profunda, con un nivel de represión bastante elevado, ya no estamos hablando de cuestión electoral si no estamos de la necesidad de revertir todas las violaciones a los derechos constitucionales. Entonces, a estas alturas la situación está muy complicada como para lograr cambios positivos.

El nivel de respuesta que se requiere, que sea proporcional a la magnitud de la represión, implica elevar una serie de presiones internacionales a todos los niveles, sanciones, a nivel de intermediación, a nivel de condena, con una movilización nacional también bastante fuerte, proporcional a la dimensión en que nos encontramos. La probabilidad (de un cambio), pues, es bastante baja.

Ortega promueve la radicalización

¿Qué persigue la escalada represiva de Ortega?¿Qué efectos podría tener esa presión internacional que estás señalando? ¿Pueden empeorar las cosas? ¿Puede escalar aún más la represión?

Yo creo que la intención es de consumo interno, está dirigida con el propósito de fortalecer la lealtad de la base más militante del Frente Sandinista a Daniel Ortega. El discurso que se ha utilizado, el encarcelamiento, los secuestros, las intimidaciones, son un esfuerzo de parte del régimen de dar concesiones a su base más leal, a cambio de mayor lealtad. Entonces, todo esto está generando una escalada, no solamente en términos de la represión, pero también del eventual posible aumento de violaciones, ya no solamente del régimen, sino de sus seguidores mediante el uso de la violencia a un nivel sistemático.

Entonces el país se encuentra en un contexto crítico, en donde la comunidad internacional tiene que medir cuál es el nivel de proporcionalidad necesaria para detener lo que se va avecinando, que ya no es solamente una cuestión de fraude, las condiciones electorales en Nicaragua son mínimas para decir de que en este país va a haber competencia, o la probabilidad de que algún partido pueda derrotar a Daniel Ortega.

¿Ortega está empujando a su base hacia una suerte de radicalización, paramilitarización, es decir, más allá de simplemente eliminar las elecciones?

Correcto. Nicaragua es una combinación de tres países, desafortunadamente, es un estilo de ruandarización, en la medida en que la base más militante está dispuesta a matar; es un país en donde se está haitianizando, por el nivel de empobrecimiento que está creando toda esta situación política, marca Daniel Ortega; y es una zimbabuización, en el sentido de que en Zimbabue, la forma cómo Mugabe se logró sostener fue precisamente mediante la base más militante de su círculo de poder.

Entonces en Nicaragua se encuentra esa combinación de estos factores, bastante difíciles de lidiar en un siglo 21 en donde los términos de referencia son la lucha política pacífica con otras formas de estrategias. Sin embargo, Daniel Ortega está haciendo uso de las técnicas de los años 80 para mantenerse en el poder y darle algo a esa base militante, para irse del poder, pero va a dejar a un país, realmente, como lo dejó William Walker, totalmente destruido.

La estrategia “incompleta” de CxL

¿ Cómo valoras la posición del partido Ciudadanos por la Libertad que, a pesar de la represión y de los precandidatos presos, va a ir a elecciones de cualquier forma, y van a seleccionar en sigilo a un candidato, o a unos candidatos sustitutos?

Yo creo que la Alianza Ciudadana, ACxL, tiene un riesgo moral muy difícil. Por un lado, no tienen la opción de decir - vamos a tirar la toalla y aquí terminó todo-; y por otro lado, no pueden simplemente decir -vamos a seguir, y este es nuestro paquete -. Lo que están diciendo ahorita es incompleto.

En un contexto en donde existe una dictadura, la lucha política no es exclusivamente el proceso electoral sino también la transformación mediante la resistencia política, liderada por el partido más representativo en la oposición, de lograr una movilización desde la base popular. Y la situación de CxL, como lo está planteando, es bastante incompleta. No se puede, simplemente seleccionar sus candidatos, cuando tu base popular, tu electorado está buscando una guía de movilización política. Los nicaragüenses están pidiendo que este movimiento pacífico opositor establezca una guía de resistencia política frente a esta dictadura.

La versión de CxL es que, al seleccionar un candidato e inscribirse, van a generar una esperanza que convocará a la gente a votar masivamente. Hay otra interpretación de con esa estrategia CxL está tratando de preservar su personería jurídica al participar, aún con los precandidatos presos, con estado policial, y sin ninguna garantía.

Es  bastante inocente pensar que vos vas a poder preservar, en un contexto dictatorial, tu independencia y tu personería. Realmente lo que se necesita tener es una mejor coordinación con la base electoral de cómo mantener un proceso político independiente y, hasta incluso, abogar por, no necesariamente no participar en las elecciones, vos podés participar en el proceso electoral, pero no tenés que poner un candidato ni tampoco tenés que decir que no hay que ir a votar. Vos podés decirle a los ciudadanos - ustedes ahora tienen que asumir su derecho ciudadano de escoger realmente el destino del país, anulen el voto-.

Y  la resistencia política tiene muchas facetas.  Inscribir a un candidato a última hora no va a generar, hasta donde nosotros hemos visto, confianza en el electorado en medio de un contexto en donde el fraude ya está elaborado. El Frente Sandinista ya tiene un cálculo, más o menos,  de cuantas boletas fraudulentas van a meter;  ellos tienen una estrategia de ganar con 1 millón y medio de votos, con un cálculo del 40% de abstencionismo, a estas alturas el abstencionismo puede llegar hasta el 60%. Entonces Daniel Ortega va a necesitar menos de 300 000 boletas falsas para declararse el ganador con 1 millón y medio de votos. Así que, CxL la tiene muy difícil, es incompleta su propuesta en este momento.

La respuesta “proporcional” internacional

En un artículo que publicaste en CONFIDENCIAL, abogas porque es necesario que se movilice la comunidad internacional? ¿Puede tener un impacto en los organismos multilaterales de crédito, en las instancias políticas? Hasta  hoy Ortega sigue desafiando cualquier tipo de condena de la comunidad internacional.

El éxito de la presión internacional solamente ocurre cuando existe una proporcionalidad entre la magnitud del problema que necesitas resolver y las herramientas que existen al alcance.

La comunidad internacional tiene tres herramientas de presión internacional: la sanción, que no solamente es las sanciones a individuos, pero también están la suspensión de cooperación externa, la suspensión de financiamiento externo, como los 178 millones de dólares el Fondo Monetario, los 30 millones del Banco Mundial, etc., el financiamiento del BCIE; pero también está la intermediación, que incluye, entre otras cosas,  la oferta de seguir abriendo canales de acción con el Gobierno, de interacción; y en tercer lugar, la condena.

A estas alturas la comunidad internacional se ha movilizado predominantemente en la condena, y están haciendo una medición de cuál es el nivel de sanción necesaria para crear ciertas condiciones en el proceso electoral, empezando por la liberación de los secuestrados, entre otras cosas.

Entonces, la condena internacional ha crecido sustancialmente y va a continuar; y también la intermediación, puede ser el rol de un enviado especial de Naciones Unidas, en donde participen una serie de países muy importantes en este proceso, está también el rol del Vaticano como un intermediador por razones estrictamente humanitarias en relación con las violaciones a derechos humanos.

También está el tema de los refugiados, estamos hablando de 100 000 nicaragüenses que van a salir este año, están entrando por puntos ciegos en la frontera de Costa Rica con Nicaragua, cientos de nicaragüenses cada día por diferentes partes del país, huyendo del nivel de represión.

Estas opciones que está discutiendo la comunidad internacional sobre cómo ejercer presión, tanto a nivel del financiamiento como la presión política para demandar la suspensión del estado policial, la liberación de los presos y de los rehenes ¿está planteado antes o después del 7 de noviembre?

Hay dos etapas: una antes del 28 de julio, hay un reconocimiento de muchos sectores de derechos humanos que la escalada de la violencia se va iniciar prácticamente después de 19 de julio, y ante esa situación el nivel de presión internacional va a aumentar en relación con esta situación para prevenir un escalada de violencia. El cuándo está definido prácticamente por la agenda electoral, entonces, tenés por lo menos julio, agosto, y el 7 de noviembre, pues, realmente es una fecha tope para otras formas de presión.

Hay gente que en la comunidad internacional, ha asumido que Daniel Ortega va a lograr continuar su gobierno bajo cualquier circunstancia y, por lo tanto la lucha política internacional tiene que llevarse a un largo plazo, pensando precisamente en estos dos años. Sin embargo, los costos humanitarios, políticos y económicos para Nicaragua son gigantescos.

El gran problema está no tanto en el nivel de presión internacional sino de quien está ejecutando la presión, y aquí hay algunos países clave que están ausentes, uno de ellos es Honduras, porque el presidente actual ha pensado Nicaragua puede ser su lugar de refugio después de las elecciones hondureñas. Entonces, ellos juegan un rol muy importante, por ejemplo, en la suspensión de la cooperación al Banco Centroamericano, hacia Nicaragua, y aunque esto es, hasta cierto punto simbólico, sí tiene un peso político muy grande.

El liderazgo de los obispos y el Vaticano

En tu artículo hablás del papel de los obispos, del  liderazgo de la Iglesia católica, en un momento en que la oposición está presa, descabezada, perseguida. Pero, bueno, los obispos no son un actor político, los obispos han sido en algún momento mediadores para facilitar un diálogo que fracasó.

Yo creo que el liderazgo de la Iglesia católica, han sido actores políticos, en diferentes instancias y momentos históricos de Nicaragua, a veces como víctimas del proceso político de la revolución. La  persecución que el sandinismo hizo de la Iglesia católica en los años 80, y que lo ha hecho después del 2018, los convierte en un actor político por definición. En segundo lugar, hay que recordar que la Iglesia católica, la Conferencia Episcopal durante las negociaciones con el Gobierno de Nicaragua, y ellos estaban haciendo rol de mediador, ellos incluyeron temas como: las reformas electorales, el adelanto de las elecciones, la salida Daniel Ortega, entre otras cosas. Y, en tercer lugar, para prácticamente dos tercios de los nicaragüenses, la opinión política de la jerarquía y de los párrocos de la Iglesia católica, tiene un peso muy grande para sus opiniones.

El liderazgo que está buscando el nicaragüense también incluye el rol de la Iglesia católica,  lo que pasa es que la Iglesia católica también en este momento es parte del blanco de represión del régimen. Ahí tenés a (William) Grigsby acusando y nombrando a algunos líderes religiosos como los próximos en la lista de represión.

El Vaticano también ha sido un actor político importante con su ejercicio diplomático en el país, y ellos pues, de alguna manera jugaron un rol en todo este proceso, aunque han estado silenciosos en la vista pública, ellos han intentado tener una relación, un vínculo.

Pero el hecho que la Iglesia, los obispos, están siendo perseguidos; el obispo Silvio Báez está en el exilio, como resultado de esas amenazas. ¿A qué atribuís  el silencio hoy del Vaticano y el papa Francisco ante el agravamiento de esta crisis?

El silencio yo lo explico por dos razones: una, porque a todo mundo agarró por sorpresa esta compresión en cuatro semanas, nadie estaba esperando esa magnitud, y entonces dejó a mucha gente preguntándose cómo responder. En segundo lugar, parte de esto es que todos están pensando del riesgo moral, del peso que puede tener una mayor movilización que, como consecuencia, genere mayor represión de Daniel Ortega contra toda la población nicaragüense.  Entonces el silencio se atribuye en parte a esa situación, ellos tienen miedo de que si se interviene públicamente y se presiona más, Ortega va a salir con una escalada de asesinatos, inclusive, contra líderes religiosos nicaragüenses que ya tienen, prácticamente, una equis en la puerta de su iglesia. Por eso te digo hay un problema de proporcionalidad entre la magnitud de la represión y el nivel de respuesta que se necesita para detener esta situación.

El papel de los grandes empresarios

¿Qué impacto está teniendo esta esta crisis política y el cierre del espacio electoral, en las perspectivas de  recuperación económica del país, este año y en sus proyecciones 2022? Ortega ha dicho que después que se reelija, sin competencia política, va a llamar a un diálogo a los empresarios para volver a algo parecido al esquema que tuvieron antes de 2018.

Nosotros habíamos hecho las proyecciones de que Nicaragua iba a tener una tasa de crecimiento como del dos por ciento este año. Con esta situación política yo creo que esto se ha reducido a un crecimiento mínimo de un 1%, esto significa que Nicaragua se va a mantener a los niveles del 2017, con un ingreso per cápita básicamente de cien dólares mensuales para la población, Así es tan mal como está la situación, con altos niveles de desempleo, caída de ingresos, entre otras cosas.

Ahora, realmente el único diálogo que va abrir Daniel Ortega después de noviembre va hacer con su nuevo gremio empresarial que ellos crearon, y al cual están tratando de conseguir el financiamiento través del Banco Centroamericano de Integración Económica, para básicamente a oxigenar económicamente con financiamiento al nuevo Cosep sandinista. Entonces, aquí no va a haber diálogo con el Cosep ni con el gran capital, además de que el gran capital con altos funcionarios en la cárcel, no tiene pensado, que estarían sentándose con un déspota en esta situación.

Si no van a dialogar con Ortega ¿pueden los grandes empresarios, poner límites al totalitarismo de Ortega? presionar realmente para encontrarle otra salida a esta crisis

Yo creo que los empresarios están pidiendo ideas de qué presión están hablando. A  los nicaragüenses de les olvida lo que hizo Daniel Ortega en 2019 con la reforma tributaria, que aumentó la tasa tributaria en un 20% más de impuestos al sector privado nicaragüense. En  Nicaragua el sector privado es pequeño, está compuesto en un 80% de un sector informal, que no contribuye tributariamente; y un 20% que está compuesto de menos de 170 000 negocios formales. Ellos son los que contribuyen a la caja del Seguro Social, a la Dirección General de Ingresos; ellos fueron penalizados por haberse opuesto al Gobierno de Daniel Ortega y, como castigo se les aumentó el impuesto; además los tienen metidos en la cárcel, los andan persiguiendo. Entonces, la pregunta que ellos están haciendo es ¿dígannos adónde más podemos presionar porque nosotros estamos prensados?

Y esta es la realidad del sector privado nicaragüense. ¿Qué puede hacer, por ejemplo, el Banpro a estas alturas de mayor presión, cuando tienen a su presidente (Luis Rivas), en la cárcel? ¿Qué puede hacer Lafise, a estas alturas, pensando que si yo hago algo, me van a meter preso también a (Roberto) Zamora?

En mayo de 2018, esos empresarios: Carlos Pellas, Ramiro Ortiz, Roberto Zamora, José Antonio Baltodano, hicieron planteamientos públicos demandando una reforma electoral, una salida pacífica, y elecciones anticipadas. Ortega negó completamente esa posibilidad y está empujando al país a su reelección sin competencia política. ¿Dónde está en este momento la posición de este sector empresarial?

Yo creo que la posición del sector empresarial no ha cambiado, ellos quieren que haya  un cambio político democrático. Los términos de la situación de 2018, comparados con 2021, han cambiado sustancialmente, porque tenés un rifle apuntándote en la cabeza, o un carcelero al lado tuyo, o una serie de casos legales de expropiación de tierras, de fraude, etc., que te han creado a muchos empresarios.

Hay empresarios que han tenido que irse de Nicaragua porque si entran los meten presos con reclamos legales falsos. Entonces, la posición de ellos en este momento es igual a la del Vaticano: --no hablemos, veamos cómo está la cosa, y veamos qué surge dentro de la oposición política, que nosotros podamos respaldar--.

El peso político recae sobre el partido político  más representativo, que es la Alianza Ciudadana. La Coalición Nacional está descabezada, prácticamente. Entonces, aquí estamos hablando qué es lo que puede hacer como líder de un movimiento político alguien como Kitty Monterrey y los pocos líderes que quedan, con el respaldo y la coordinación del liderazgo de la Iglesia católica.

Pero estas hablando de un partido que quiere ir esas elecciones, y que no está planteando una estrategia de resistencia cívica o de resistencia política. ¿Cómo se vislumbra 2022 bajo la premisa de que Ortega apunta a reelegirse sin legitimidad y sin competencia política? ¿Le puede dar alguna estabilidad económica y social al país?

Como te dije, lo que está proponiendo CxL, a como lo está planteando, es incompleto, entonces hay que completarlo con toda esta nueva estrategia, estas propuestas de movilización política con la base popular, incluyendo, aplicar el voto nulo.

¿Qué se vislumbra en 2022? Una Nicaragua con un empeoramiento económico, un país en donde la gente va a vivir con menos de cien dólares al mes; donde hay una fragmentación profunda dentro de la sociedad, de ansiedad, de no saber en qué dirección va su vida con una dictadura; donde el próximo año mucha gente va a irse del país; y donde el círculo de poder básicamente va  a tener que hacer uso del crimen organizado para aumentar sus ingresos.

Entonces, esa es la perspectiva de 2022. En nuestra experiencia, analizando otros países y otras situaciones, Nicaragua va en la dirección de Haití, Ruanda y Zimbabue. Y si querés simplificarlo, pues, se está venezualizando también. La salida masiva, por un lado,  la represión que Maduro ha creado es parecida a la que está haciendo Daniel Ortega, incluso la represión de Daniel Ortega es peor que lo que está ocurriendo en Venezuela.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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