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Las implicaciones del 6D en Nicaragua

Revisión de cooperación petrolera no es prioridad para la oposición, pero será inevitable dentro de la nueva Asamblea

Miembros de la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) celebran la victoria en Caracas (Venezuela). EFE/MIGUEL GUTIERREZ.

14 de diciembre 2015

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A las puertas de un año electoral en Nicaragua, los comicios legislativos del pasado 6 de diciembre en Venezuela han generado revuelo en el país. Desde el gobierno del comandante Daniel Ortega las reacciones se han limitado a un “mensaje de cariño y solidaridad” para Nicolás Maduro, mientras que la oposición ha celebrado los resultados que dan a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) una supermayoría, con 112 de 167 diputados, y han revitalizado su apuesta por una coalición nacional. Sin embargo, diputados y analistas coinciden en subrayar la desconfianza en el sistema electoral nicaragüense y reiteran la demanda de un proceso libre y transparente.

En Venezuela, no obstante, el camino no se ve sencillo, según el académico venezolano Francisco J. Monaldi, doctor en Economía Política y Profesor Visitante en las universidades de Harvard y Rice, quien aseguró a Confidencial que su país podría estar a las puertas de una confrontación política absoluta, o bien, en el principio de un acuerdo de sana convivencia entre la oposición y el oficialismo. Según el experto, saber cuál camino se elegirá aún es difícil de descifrar.


Este viernes, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declaró que “no es tiempo de cohabitación ni de convivencia con la burguesía, ni con el imperialismo".

Monaldi admite que “hoy no se ve la opción negociada, pero puede que más adelante se enfile hacia allá”. Además, advierte que “en medio de semejante crisis económica (en Venezuela), seguir en una situación de conflicto permanente es un suicidio político”. Por su parte, en analista nicaragüense Arturo Cruz advierte que el camino de la confrontación podría desembocar en un referéndum revocatorio sobre el mandato del presidente Maduro.

La clave de contar bien

En Venezuela, los votos no se cuentan como en Nicaragua. Dora María Téllez, comandante guerrillera, historiadora y miembro del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), sostiene que a diferencia del sistema electoral de Nicaragua, el de Venezuela es “bastante transparente”.

En el 2012, las cualidades de ese sistema fueron destacadas por el Centro Carter, de Estados Unidos. Mientras, el sistema nica arrastra desde el 2006 las peticiones de transparencia, hechas por organismos de observación nacional e internacional, y reiteradas en el 2011.

El exdiputado liberal y analista político José Pallais considera que las señales de un cambio en el sistema se tendrán con la convocatoria a las elecciones, que estima debería ser en enero. “Se sabrá —dice Pallais— si hay una reconsideración (de parte del comandante Daniel Ortega) sobre mantenerse en el poder vía fraude o atreverse a transparentar el sistema”.

Téllez y Pallais coinciden en que antes de arrasar en las elecciones, la oposición venezolana enfrentó condiciones de desventaja, similares a las que padece la oposición en Nicaragua. Además, recuerdan que el camino a esa unidad le tomó casi una década.

Sin embargo, Téllez insiste en una profunda diferencia: “Hugo Chávez ganaba elecciones con mayoría. En cambio, Daniel Ortega nunca ha ganado una elección con mayoría. Los resultados de Ortega todo el tiempo han sido fraudulentos (…) Aquí el sistema electoral nicaragüense es Ortega sumando los votos desde su casa. La oposición nicaragüense no ha perdido elecciones. Le han robado, que es totalmente distinto. Al pueblo nicaragüense le han robado su voto”, compara.

Superdistribución falló al chavismo

El historiador, analista político y catedrático del INCAE, Arturo Cruz Sequeira, aseguró en el programa de televisión Esta Semana, que efectivamente la mecánica electoral venezolana es óptima y ha sido avalada internacionalmente. Sin embargo, también admitió que el entorno político electoral en ese país carece de sentido del equilibrio y la oposición se enfrentó al oficialismo sin igualdad de condiciones.

En el 2009, el comandante Hugo Chávez (1954-2013) impuso un sistema mayoritario en la distribución de escaños, que le permitía minimizar a sus adversarios políticos. Al año siguiente, la aplicación de este le permitió obtener 98 diputados (59% de la Asamblea) con menos del 49% de los votos.

Previo a la elección del fin de semana anterior, el Consejo Nacional Electoral (CNE) también disminuyó la cuota de diputados para algunos distritos con votación históricamente favorable a la oposición y los trasladó a otros de tendencia oficialista.

“El chavismo creó todo un modelo donde la representación (de diputados) favorecía en esas áreas donde ellos se sentían fuertes y en esas áreas ahora perdieron masivamente”, analizó Cruz.

Con un 58% de los votos, la MUD obtuvo dos tercios del parlamento, una cuota que le permite convocar a una Asamblea Constituyente (válida para solicitar un proceso revocatorio contra el presidente), destituir ministros y hasta al vicepresidente y promover reformas constitucionales, entre otras acciones. Además, es la primera vez —desde la Constitución Política de 1999— que en la Asamblea hay una supermayoría ajena al gobierno.

Al venezolano Francisco J. Monaldi, experto en política petrolera, no le sorprenden los resultados de la elección, aunque reconoce que entre la población había escepticismo.
Según Cruz, las dificultades económicas de los venezolanos pasaron la factura. Este año —subrayó— el país suramericano cerrará con un —10% de crecimiento económico, una inflación del 196%, un déficit fiscal (sin incluir el pago de deuda) del 21.3% de su Producto Interno Bruto, y un déficit de cuentas corrientes del 3%, “que para un país exportador de petróleo es notable”, opinó.

“Estoy convencido de que si inclusive Chávez hubiese estado vivo, la derrota (de su gobierno) hubiera sido mayúscula, tal vez no con estos números (del 6 de diciembre), pero la verdad es que la escasez en Venezuela es impresionante”, agregó Cruz.

La unidad y el voto masivo

Un grupo de personas celebran la victoria obtenida por la coalición opositora por la MUD el 6D. EFE

Un grupo de personas celebran la victoria obtenida por la coalición opositora por la MUD el 6D. EFE

La primera vez que en Venezuela se habló de una Mesa de Unidad fue a finales del 2006. Actualmente, la integran más de 21 partidos y movimientos políticos, comprometidos alrededor de un conjunto de propuestas que incluyen: asegurar la autonomía de las instituciones del Estado, la desconcentración de poder, la defensa de las libertades económicas, y la lucha contra la pobreza por medio de la creación de empleos y la justa distribución de la renta petrolera.

Sin embargo, entre sus afiliados hay quienes desde el principio han apostado por una democracia a través de la vía electoral y otros que exigen la destitución de Maduro.

Téllez y Pallais consideran la oposición nicaragüense ha logrado avanzar en la integración de una Coalición Democrática, que —de darse las condiciones para unas elecciones libres y transparentes— pretende ser una opción electoral en el 2016.

Pallais confía en que esa unidad sea perfectamente identificada por los nicaragüenses, venciendo el “juego de Ortega con los partidos zancudos, que se dicen opositores y no lo son”.

En Venezuela, recuerda, además del oficialismo y la MUD participaron otra decena de partidos que los casi 14 millones de venezolanos que acudieron a las urnas ni siquiera determinaron.

“Soy optimista y confío en la sabiduría popular. La gente no se engaña”, afirma Pallais.

La otra apuesta de la oposición es el voto masivo, tal como coincidieron los diputados Eliseo Núñez, del Partido Liberal Independiente (PLI), y Enrique Sáenz (MRS), en el programa Esta Noche.

“A pesar de este Consejo Supremo Electoral, si se logra incentivar el voto, se tendrá una gran presión que va a disminuir la capacidad de hacer lo que se hizo en el 2011 y 2012, que fueron fraudes más estructurados y con menos cantidad de pruebas, aunque igual de fraudulentos que en el 2008”, sostuvo Núñez.

A la fecha, no hay una convocatoria oficial, pero está previsto que en el 2016 Nicaragua elija a presidente y vicepresidente de la República, diputados nacionales, regionales y departamentales ante la Asamblea Nacional y del Parlamento Centroamericano.

A juicio de Pallais, el mismo Daniel Ortega ha retrasado la convocatoria “evaluando lo que sucedería en Venezuela y sus consecuencias” y también “la presión internacional” por la renovación del sistema electoral que sigue pendiente.

El futuro de PetroCaribe

Hugo Chávez saluda a Daniel Ortega durante la toma de posesión del mandatario sandinista en Managua. Archivo/Confidencial

Hugo Chávez saluda a Daniel Ortega durante la toma de posesión del mandatario sandinista en Managua. Archivo/Confidencial

Durante la campaña electoral para las elecciones del 2006 y luego en el gobierno, Ortega ha contado con el respaldo de la cooperación venezolana. La ayuda ha disminuido desde el año pasado, pero se estima que hasta mediados del 2015 sumaba US$3,400 millones.

A PetroCaribe se han afiliado 17 países centroamericanos y caribeños. Según cifras oficiales, en diez años la iniciativa ha suministrado 301 millones de barriles de petróleo a precios preferenciales y con amplios períodos de gracia para pagar.

“Chávez usó esto como una herramienta de apoyo político a su proyecto revolucionario”, recuerda Monaldi.

Según Cruz, el impacto de las acciones que la nueva Asamblea venezolana tome sobre el futuro de esta cooperación no se verá en Nicaragua antes del 2016, “porque la dependencia del país a la cooperación venezolana es cada vez menor” y considera que este año, Venezuela ha “devaluado dramáticamente” su capacidad para incidir internacionalmente.

A nivel interno, Monaldi advierte que en Venezuela “el gobierno va a tratar de culpar a la oposición de que se eliminen los acuerdos de cooperación, aunque en la práctica el gobierno mismo ya los está reduciendo de manera significativa”, por las limitaciones de capacidad en PDVSA y la necesidad de enviar petróleo a donde se lo pagan completo, como Estados Unidos.
Los primeros discursos de Maduro tras la derrota le dan la razón a Monaldi. El mandatario, de hecho, comenzó por criticar a su “pueblo”.

“Ese voto lo entiendo, pero fue un error. Ya están anunciando (la oposición) que va a derogar las leyes del poder popular (…) yo estaba con la meta de construir cuatro millones de viviendas, pero ahora no sé. Te pedí el apoyo y no me lo diste”, reclamó Maduro.

El excandidato presidencial, Edmundo Jarquín, subraya que parte de las razones por las que el chavismo perdió “abrumadoramente” fue por la abstención de casi dos millones de simpatizantes.
A través del mismo sistema electoral venezolano, también se puede observar que después de las 6:00 de la tarde, cuando se prolongó el horario de las votaciones, aumentaron los votos nulos, principalmente en los centros de tendencia chavista.

“El chavismo —valora Jarquín— orilló a Maduro y esa es una buena lección para Nicaragua: muchos sandinistas deben entender que orillando al orteguismo no perderán sus beneficios, y en ese sentido debe cambiar el mensaje y el lenguaje de la oposición”, sugiere.

Lo pueden revocar

Maduro ha iniciado un discurso virulento contra una victoriosa oposición en la que hasta ahora prevalece el tono moderado. Sin embargo, en la MUD y entre los diputados electos hay un sector que ha exigido la destitución del mandatario y ahora tienen los votos para solicitarla.

Arturo Cruz sostiene que ese proceso revocatorio no es una prioridad en este momento. “Pero inevitablemente si el presidente Nicolás Maduro insiste en radicalizar, creo que la alternativa de la oposición va a ser: ‘¡Fantástico! Vamos al revocatorio’ que se establece a la mitad del mandato”. Un plazo que justamente se cumplirá en abril de 2016.

Cruz destaca que si se llega a aprobar la salida de Maduro, la presidencia del país justamente la asumiría el presidente de la Asamblea, mientras se elige al nuevo mandatario.

El venezolano Francisco Monaldi también estima que “los radicales de la oposición pueden pedir la destitución de Maduro”. Su suerte, hasta ahora, es que esos radicales son la minoría entre los diputados electos. Cuánto dure la suerte, cree que dependerá de su comportamiento en la nueva realidad que enfrentará cuando la nueva Asamblea asuma su espacio el próximo 5 de enero.

"Oposición buscaría cooperación transparente"

El lider opositor Henrique Capriles. EFE

El lider opositor Henrique Capriles. EFE

  • La nueva Asamblea venezolana promovería “mayor claridad en cómo se usan los recursos de la cooperación: quién paga, quién no paga, cómo paga”, asegura experto en política petrolera

“La diplomacia petrolera debe acabarse. No más petróleo regalado”, anunció esta semana el líder opositor y excandidato presidencial venezolano, Henrique Capriles, en una entrevista con el diario español El País. La declaración apunta directamente al corazón de la proyección internacional del régimen chavista.

Sin embargo, el experto venezolano en política petrolera, Francisco Monaldi, considera que el sector más moderado de la oposición —que es mayoría entre los 112 diputados electos en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)— no pretende eliminar por completo los acuerdos de cooperación, pero sí hacerlos “menos onerosos y con mayor rendición de cuentas”.

Añade que esa rendición de cuentas incluye una “mayor claridad en cómo se usan los recursos (de esa cooperación): quién paga, quién no paga, cómo paga… porque ciertamente hay mucha falta de transparencia en los mismos”.

Hasta la fecha, la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha sido fiel a lo que el expresidente Hugo Chávez (1954-2013) definió como “un Estado dentro de un Estado”, pero Monaldi subraya que la nueva Asamblea puede pedirle a PDVSA información detallada sobre qué ha hecho y además usando mecanismos que ya contempla la legislación actual, aunque hasta hoy no se han usado.

Monaldi cree que la oposición tratará de “encausar” la cooperación para que esta “no se pueda utilizar simplemente para beneficiar o a un grupo de personas o a un bando político”.

El doctor en Economía Política asegura, no obstante, que la revisión de los acuerdos de cooperación venezolana –entre los cuales está el de Nicaragua—“va a tomar tiempo para la oposición”, porque cree que la actuación de esta al respecto no será inmediata, y aunque el tema no figura tan bajo entre las prioridades, primero pesarán los temas domésticos.[/destacado]


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Arlen Cerda

Periodista. Desde 2003 ha trabajado en medios tradicionales y digitales.

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