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El festival de ópera de Laureano

La puesta en escena reúne a un tenor rumano, 80 artistas italianos, grandes directores escénicos y de orquesta, 120 trabajadores locales, y a Laureano.

El tenor Laureano Ortega representando el papel del duque de Mantua, en la obra Rigoletto, de Giuseppe Verdi. Foto: CCC

Wilfredo Miranda Aburto

25 de marzo 2018

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Preludio de Rigoletto

Los reflectores alumbran la larga alfombra roja que sale de la entrada principal del Teatro Nacional Rubén Darío, en Managua. Rosas amarillas y rojas situadas en la cima de dos alargados floreros transparentes flanquean el tapete en el que los dos presentadores del oficial Canal 6 de televisión, vestidos de gala esta noche serenada por la brisa del Lago Xolotlán, esperan para entrevistar a los invitados especiales de la tercera edición del Festival Pucciniano de Ópera.


Asisten diplomáticos italianos y rusos. Los hombres sacan de las solapas de los trajes las invitaciones de cortesía. No todos siguen el camino rojo de la alfombra. A las 7:17 de la noche aparecen escoltas policiales. De una Toyota Prado se baja Camila Ortega Murillo, directora de Nicaragua Diseña y hermana de la estrella de la puesta en escena: el tenor Laureano Ortega Murillo, quien minutos más tarde interpretará al duque de Mantua en la obra Rigoletto, de Giuseppe Verdi.

Camila saluda a la diseñadora Shantall Lacayo y a la modista Dulce Salgado. Sonríen y posan para las fotos en la alfombra roja. Lacayo detalla en sus redes sociales que por primera vez Nicaragua Diseña confeccionó los trajes para el festival. Son “más de 150 vestuarios”.

La taquilla está llena. La fila crece a medida que los invitados bajan de los carros y se estiran la ropa mientras esperan su turno en la ventanilla. Aunque los precios de las localidades oscilan entre los 250 y 100 córdobas, nadie en la fila saca dinero de la bolsa para obtener la entrada. El número de cédula es el único requisito para obtener un boleto. CONFIDENCIAL compra una entrada para platea, localidad de 200 córdobas. Pero la dependiente anuncia que ya no quedan espacios, aunque tiene entre sus manos un cúmulo de boletos con nombres marcados a mano.

—Tendremos que ver la obra desde el tercer balcón— le digo.

—No, un momento… queda una entrada para platea— repara la joven. El ticket que compramos también tiene impresa la leyenda “cortesía”.

La mayoría del aforo son trabajadores del Estado. Las instituciones estatales compraron de antemano las entradas para ver Rigoletto, explican varios asistentes consultados por CONFIDENCIAL.

Ya es una tradición que las instituciones públicas envíen a sus empleados a la ópera durante el Festival Pucciniano. La creada Fundación Incanto y la Fundación Festival Pucciniano de Italia realizan este festival, cuyo costo de producción supera los 290 mil dólares, según los cálculos más conservadores de productores de eventos nicaragüenses, que prefieren permanecer en el anonimato.

Laureano Ortega

Luca Ramacciotti, director escénico del Festival Pucciniano de Ópera, en la entrevista que concedió a CONFIDENCIAL Foto: W. Miranda

Luca Ramacciotti, director escénico del Festival Pucciniano, precisa a CONFIDENCIAL que para cada presentación se requieren 200 personas trabajando en las tablas. Eso sin incluir al personal administrativo y logístico que trabaja fuera del escenario, explica en la entrevista que concedió al día siguiente de la puesta en escena de Rigoletto, en el hotel Crowne Plaza, donde se alojó.

Entre las 200 personas cuenta a tramoyistas, maquillistas, ingeniero de luces, coro, orquesta, y los artistas con roles secundarios y principales, entre estos últimos el tenor Laureano, esta noche el duque de Mantua.

“Montar una ópera lírica es muy caro en cualquier parte del mundo, porque en cada puesta en escena trabajan muchas personas. ¡Es muy, muy caro! Nicaragua tiene suerte porque los precios (de las entradas) son accesibles. Aquí se está haciendo de todo para traer la ópera, y esa es la importancia de este proyecto”, afirma Ramacciotti, quien ha trabajado a lo largo de su carrera con cantantes como Plácido Domingo y Andrea Bocelli.

Pero los “detalles de los costos del festival le pertenecen a la administración”, excusa Ramacciotti cuando preguntamos por una cifra, o, al menos, un estimado.

Alberto San José Molina, presidente de la Fundación Incanto, agradece durante la inauguración del Festival Pucciniano “especialmente” a “nuestro presidente comandante Daniel Ortega y a la vicepresidenta Rosario Murillo” por “su firme compromiso de restitución de derechos”, y menciona “el apoyo del desarrollo de la cultura nacional”.

Durante Rigoletto, Ramacciotti dirige detrás de los telones del escenario. Cuando la campanilla que avisa el inminente inicio de la obra suena, el director escénico ya tiene listo a sus artistas para salir a las tablas. El tenor Laureano ya está vestido con su traje de noble.

Primer acto: El duque en su festín

En medio de cortesanos, mujeres, copas, el banquete y el bufón, el duque de Mantua goza del jolgorio desde su trono. El tenor Laureano entona las primeras líneas del libreto en el escenario. Luce fresco, con su barba cuidadosamente cortada y su peinado casi al ras a cada lado. Rigoletto, el bufón del palacio ducal, es cómplice del duque de Mantua, quien acostumbra a abusar a jovencitas sin importar, para ello, recurrir a raptos o asesinatos.

¡Qué alegría, qué fiesta…
… todo invita a gozar!
¡Oh mirad!
¿No parece el reino del placer?

Cantan todos los cortesanos sumidos en la lujuria de la fiesta.

El papel de Rigoletto, que en realidad es el principal en la obra, le corresponde Florin Estefan, un tenor rumano que en 2015 fue nombrado gerente general de la Ópera Nacional de Rumanía de Cluj-Napoca. La voz de Rigoletto es más potente que la del duque de Mantua. Al menos en lo que a decibeles se refiere, porque el tenor Laureano tiene buen manejo del italiano y las entonaciones, pero su voz se escucha lejana en el escenario.

Mientras transcurre el banquete, aparece Monterone, cuya hija fue ultrajada por el duque de Mantua. El diseño escenográfico de Donaldo Aguirre es excepcional. Candelabros y pinturas sobre lienzos que simulan los lujos de un palacio ducal, símbolo del poder y la gloria de la Italia de hace varios siglos. La mesa del banquete es bien detallada con un rechoncho lechón, las frutas y el vino.

En la lista de patrocinadores del Festival Pucciniano, este año no figura la empresa china HKND, concesionaria del canal interoceánico. Pero la reemplaza “Nicasat Telecomunicaciones, Nicasat-184.4 W”, el satélite chino que, hasta el día de hoy, no ha entrado en órbita. Dos banners promocionales del Nicasat recibían a los invitados a la ópera. Otro patrocinador destacado es la fábrica rusa de vacunas Mechnikov, otro de los proyectos que apadrina el promotor de inversiones Laureano Ortega, a través de la agencia ProNicaragua. El logotipo de la empresa rusa se ubica después del emblema del “Gobierno de reconciliación y unidad nacional”. Mechnikov es una sociedad en la que el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) invirtió 7.3 millones de dólares, aunque hasta ahora no ha producido ni una sola vacuna.

Laureano Ortega

Foto: CCC

El duque de Mantua se ha levantado de su trono. Ordena apresar a Monterone, quien reclama por el honor de su hija. Antes de que los cortesanos se lo lleven, el padre lanza su maldición sobre la corte, en especial contra Rigoletto, el bufón que, para congraciarse y mostrar lealtad al duque de Mantua, se burla a diestra y siniestra de todos en el reino.

Y tú serpiente,
tú que te burlas del dolor de un padre
¡Yo te maldigo!

La orquesta que está en el pozo del teatro cierra el primer acto con los trombones y trompetas bajo un fondo de cuerdas en in crescendo. El telón se cierra. El aplauso del público apaga el bello frenesí de los músicos.

Escena dos: “El amor es sol del alma”

La orquesta que pone la banda sonora al tercer Festival Pucciniano está integrada por 50 músicos. Ramacciotti explica que 40 de los filarmónicos son italianos que viajaron especialmente a Managua para interpretar la obra de Giuseppe Verdi. Los otros diez integrantes son de la Camerata Bach. Todos responden a la dirección Jacopo Sipari Di Pescasseroli, quien ha sido director invitado de algunas de las mejores sinfónicas del mundo.

Los músicos siguen con atención el movimiento de la batuta y sus manos durante la puesta en escena. En los in crescendo el director de orquesta vibra como las cuerdas de las violas y el arpa.

Desde el siete de marzo, en el Salón de los Cristales del Teatro Nacional, los 40 músicos ensayaron para el festival que arrancó el 13 y finalizó el 18 de este mes. Fueron cuatro presentaciones magistrales, más dos conciertos gratuitos en las ciudades de León y Granada.

Miembros de la Fundación Incanto revelaron que a los músicos italianos les pagaron mil dólares de honorarios por el festival. Aparte les proveyeron alimentación, alojamiento en Managua y viáticos extras para los ensayos de la orquesta, que completan los diez miembros de la Camerata Bach.

En total, la delegación italiana la integran 80 personas, precisó Ramacciotti. Organizadores de eventos nacionales coinciden en que los pasajes de avión pueden costar un mínimo de mil dólares, si se compraron con suficiente antelación. Es decir, un poco más de 80 mil dólares solo en boletos aéreos.

Los artistas con papeles centrales, como el tenor Florín Estefan y la soprano Micaela D’Alessandro, reciben una compensación mucho mayor en comparación a los italianos con papeles secundarios, que reciben entre 1,500 a 2,000 dólares por la jornada completa.

“Todo el festival se monta con 40% italianos y 60% nicas”, comentó uno de los discípulos del presidente de Incanto, Alberto San José. El joven afirmó que a ellos también les pagan un honorario por participar en el festival, pero no quiso especificar el monto.

Expertos en organización de eventos calculan el costo total del festival en 290 mil dólares, incluyendo la logística fuera del escenario, como alimentación, traslados, alojamiento, pago del personal administrativo, músicos y artistas nacionales.

Laureano Ortega

Foto: CCC

Nadie explica cómo se financia el Festival Pucciniano, si existe alguna partida presupuestaria asignada por el Estado para ese fin, o, si acaso, los fondos son aportados por las empresas Mechnikov, Nicasat, y demás patrocinadores. El director escénico Ramacciotti relató que la ópera llegó a Nicaragua por el interés del maestro Alberto San José, pero sobre todo “por la intuición de Laureano Ortega” que —en sus palabras— ha sido el principal impulsor del Pucciniano debido a su gusto por la ópera.

La participación de artistas nicaragüenses en papeles relevantes también ha crecido en el escenario. Por ejemplo, el joven bajo de 21 años, Emmanuel Fullerton, interpreta a Sparafucile, el asesino que contratará el bufón jorobado para vengarse del duque de Mantua.

A esta altura de la obra, la maldición de Monterone ha hecho mella en Rigoletto, quien tiene una hija escondida en secreto para evitar, sobre todo, que el duque de Mantua la conozca. El sentimiento de culpa embarga al bufón y le insiste a su hija Gilda que no salga más de casa para ir a misa. Pero es tarde, Gilda ha conocido a un joven que se presenta como “estudiante y pobre”. Se llama Gualtier Maldé, pero no es más que el propio duque de Mantua interpretado por Laureano Ortega.

“El amor es el sol del alma”, canta Gualtier Maldé, y la hija de Rigoletto se enamora de un impostor. Los cortesanos creen que en realidad el bufón jorobado esconde a una amante, y no a su hija. Logran engañarlo y la raptan para llevársela al duque.

Acto dos: ¡Venganza, terrible venganza!

El tenor Laureano regresa a escena como un duque en pijamas, mientras goza con otras mujeres en la cama. El tatuaje en su pecho queda levemente al descubierto. Los cortesanos vuelven al palacio ducal a entregar a la supuesta amante de Rigoletto, pero cuando el duque de Mantua la ve, se entera de que es Gilda. Ella también se sorprende al descubrir la verdadera identidad de Gualtier, pero no le contará todo a su padre. Rigoletto entra en escena y pide a los cortesanos que le devuelvan a la dama, y al fin revela que se trata de su hija. El bufón planea vengarse del duque: ¡Sí! ¡Venganza, terrible venganza!

La orquesta hace reverberar el ambiente con notas fuertes. El aplauso despierta a algunos invitados que se han quedado dormidos en esta parte de la obra, una de las mejores, en la cual los personajes son asolados por la culpa, la rabia y el desquite.

Acto tres: Tormenta a la orilla del río

La Fundación Instituto Nicaragüense del Canto (Incanto) fue creada el 22 de septiembre de 2015, de acuerdo al diario oficial La Gaceta. Laureano Ortega es el director y productor general. En febrero pasado, Incanto inauguró un nuevo local “con apoyo” del Gobierno en el Puerto Salvador Allende. Durante ese acto fue anunciada la tercera edición del Festival Pucciniano de Ópera.

Alternando con sus labores gubernamentales, Laureano Ortega pasó los últimos meses trabajando de lleno en la logística y organización del Festival. Cada tarde asistió a los últimos ensayos en el Salón de los Cristales.

Los miembros de Incanto consultados para este artículo afirmaron de forma unánime que Laureano “es el alma del Festival Pucciniano”.

Lo cierto es que Laureano disfruta estar sobre las tablas en la ópera. Incluso antes que Sparafucile fuese a asesinar al duque de Mantua por encargo de Rigoletto. Aunque siempre lejana su voz en el escenario, Laureano canta con propiedad la aria La Donna é mobile, que versa sobre la “infidelidad y la naturaleza voluble de las mujeres”. A la escena se une la bella Magdalena, hermana y cómplice de Sparafucile, que coquetea con el duque.

Laureano Ortega

Foto: CCC

El asesino y Magdalena alojan a Mantua en su taberna debido a la tormenta que vierte tenebrosos rayos. Desde la ventana de la taberna, Rigoletto le muestra a Gilda que el noble es un patán, y que no está enamorado de ella, como la joven sí lo está. El duque de Mantua enamora a todas las mujeres.

Rigoletto le ordena a Gilda que huya a Verona disfrazada de hombre. Ella, otra vez, desobedece. Magdalena convence a Sparafucile que no asesine al inquilino, sino al bufón. Pero Sparafucile no apuñala a sus clientes. Acepta que si un hombre ingresa a la taberna antes de la medianoche, le perdonará la vida al duque. Y así sucede. Ingresa Gilda disfrazada.

Pese a que ella sabe que Mantua es desleal, decide entregar su vida porque le ama. Gilda llama a la puerta de la taberna pidiendo asilo, y de inmediato Sparafucile la alcanza con su puñal. La bella queda malherida. El asesino la coloca en un saco y le entrega el cuerpo a Rigoletto para que lo arroje al río. El bufón jorobado celebra la muerte del duque. Pero escucha la voz del noble cantando La Donna é mobile adentro de la taberna. El bufón jorobado abre el saco y descubre a Gilda agonizante. Ella revive por un momento en los brazos de Rigoletto. Afirma estar contenta de dar su vida por el hombre que ama. Sacrificio incomprensible para el padre.

“Padre, te he engañado”, alcanza a decir la joven antes de morir. La obra termina con el lamento desgarrado del bufón jorobado. ¡La maldición de Monterone! El duque de Mantua queda impune. El telón cae y el aplauso es rotundo. El equipo de la puesta en escena es ovacionado. Ramos de rosas amarillas y rojas son entregados a los artistas principales. Laureano Ortega sonríe complacido y hace reverencias. El tenor presidencial ha inaugurado el tercer Festival Pucciniano de Ópera en Managua.

(Con la colaboración de Maynor Salazar y Néstor Arce)


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Wilfredo Miranda Aburto

Wilfredo Miranda Aburto

Periodista. Destaca en cobertura a violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal en territorios indígenas, medio ambiente, conflictos mineros y ejecuciones extrajudiciales. Premio Iberoamericano Rey de España 2018.

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