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"Costa Rica y Nicaragua sin causales de divorcio"

"Costa Rica no tomará ninguna represalia contra migrantes nicas, ni la ha tomado en momentos mucho más álgidos"

"Costa Rica no tomará ninguna represalia contra migantes nicas

Carlos F. Chamorro

25 de enero 2016

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A pesar del encontronazo que se produjo con el gobierno de Nicaragua, por el impedimento para que miles de migrantes cubanos transitaran por nuestro país en su ruta hacia Estados Unidos, el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, augura en las relaciones bilaterales ¨un nuevo momento que los diplomáticos de ambos países van a ir construyendo¨, después del fallo de laCorte Internacional de Justicia de la Hayael pasado 16 de diciembre.

¨No se trata de que salgamos dándonos besitos¨, dice, mientras menciona una amplia lista de temas pendientes en la agenda binacional y cita al ex embajador de su país en Managua Edgard Ugalde, para reafirmar que ¨Nicaragua y Costa Rica no tienen causal de divorcio, somos dos países que estamos unidos por la geopolítica, la historia, la economía y el comercio para siempre, y también con vínculos interpersonales¨.


En una entrevista con Confidencial, Solís explicó la estrategia regional que se gestó al margen de Nicaragua y del Sica para solucionar el caso de los migrantes cubanos, y habló sobre el futuro de las relaciones bilaterales, después del fallo de la cortefavorable a su país.

¿Cómo se logró este acuerdo entre México y Centroamérica, sin la participación de Nicaragua, para el traslado de los primeros migrantes cubanos desde Costa Rica hasta Estados Unidos?

Con muy buena voluntad de todas las partes, y comprendiendo la naturaleza humanitaria de esta gestión. Hubiésemos preferido, por supuesto, que Nicaragua se hubiera sumado al entendimiento, pero como no fue posible, obligó entonces a buscar una alternativa que tiene que ver con la participación de El Salvador, como punto intermedio de llegada de los migrantes a Guatemala cuyo gobierno ha exigido que lo hagan a pie, es decir utilizando un tercer Estado intermediario, lo mismo exigió México en su momento, razón por la cual la pasada por Guatemala o por Belice, Estado que también se declaró renuente a autorizar la pasada de los migrantes, fuese indispensable.

Entonces tenemos ya un acuerdo que nos hace llevarlos por vía aérea desde San José a San Salvador a partir de ahí en autobús a través de El Salvador, por Guatemala hasta Tapachula en México, en donde son inscritos por las autoridades mexicanas, se les otorga un documento de viaje que les permite atravesar el territorio mexicano en 10 días hasta llegar a Estados Unidos.

¿Estados Unidos y Cuba participaron de alguna manera en esta negociación, en esta solución?

No en la etapa final, pero sí lo hicieron en diferentes momentos del proceso. Durante las primeras reuniones incluso el canciller de Cuba estuvo presente, yo traje el tema a la conversación que sostuve en mi visita oficial a Cuba, a mediados del mes de diciembre, con el presidente Raúl Castro.

En el caso de los Estados Unidos, hemos tenido un diálogo permanente, incluso han aportado algunos recursos, no muchos, pero algunos para el mantenimiento de los migrantes en Costa Rica, así es que sí, han participado, pero en la etapa final, solamente los países centroamericanos, incluida Panamá, por supuesto, y México.   En otras etapas también estuvieron presentes la Cancillería colombiana y la Cancillería ecuatoriana.

El miércoles en Guatemala acordaron que en el mes de febrero se realizarán otros siete viajes utilizando el mismo mecanismo, ¿Cuántos migrantes cubanos están registrados hoy en Costa Rica y cuántos viajes tomaría para que todos puedan migrar a Estados Unidos?

Tenemos más de 5,500 todavía en albergues en Costa Rica y el entendimiento que se logró en Guatemala nos parece insatisfactorio. Hubiésemos esperado una autorización para enviar hasta Guatemala al menos un avión diario, esto nos habría permitido trasladar todo el bloque de migrantes en menos de tres meses. Así como está la situación tendríamos que esperar cinco meses y medio con todo lo que eso conlleva, no solamente en el gasto material, financiero, el costo de mantener a la población en albergues, sino, y principalmente, la angustia que esto le causa a estas personas que tienen todas las posibilidades de ser acogidas en Estados Unidos de acuerdo a las leyes de ese país y que no pueden hacerlo debido a estas decisiones de orden político. Pero bueno, trabajaremos con lo que haya, y agradecemos la comprensión de los países de la región centroamericana al clamor humanitario de estas personas y a la solicitud que reiteradamente ha hecho Costa Rica.

El costo de del pasaje aéreo y del tránsito hasta México es de 550 dólares por persona. ¿Qué pasa con los cubanos que no cuenten con esos recursos, existe algún fondo para apoyarlos?

Esta es una de las característica atípicas de este grupo flujo migratorio, a diferencia de otros donde los migrantes han sido víctimas de una conflagración, una guerra, situaciones de violencia extrema interior, o de un desastre natural, ellos lo hacen por razones principalmente de orden económico también asociadas a temas políticos. Eso significa que cuentan con recursos para hacer su viaje a Estados Unidos.

Quienes no tienen los recursos están recibiéndolos de familiares en ese país, y quienes no tengan, incluso, la posibilidad de acceder a fondos de familia, estamos buscando otros mecanismos para que por medio de donaciones directamente a OIM y a la Cruz Roja Internacional. El gobierno de Costa Rica no toca un cinco de esos dineros, y quiero aclararlo absolutamente, para que puedan costearse el viaje a Estados Unidos.

La salida a largo plazo

¿Cómo se vislumbra la salida a largo plazo de este problema? Miles todavía están varados en Panamá y Costa Rica ha puesto un límite al ingreso de más migrantes cubanos a su país.   ¿Existe la posibilidad de que surja alguna especie de propuesta regional en torno a la ley de ajuste cubano, a la política de pies secos- pies mojados?

Evidentemente esos ajustes legales en los Estados Unidos serán casi inexorables, obligatorios, si es que se quiere poner fin al fenómeno. Mientras existan en los Estados Unidos leyes que otorguen el privilegio de legalización migratoria a estas personas, obviamente continuarán siempre con la expectativa de llegar en el más breve plazo posible; y es un flujo que además tiene mucho que ver con un rumor que se esparció por La Habana a principios del mes de diciembre, de que los estadounidenses y los cubanos en el marco de las negociaciones bilaterales que sostienen para la normalización de sus relaciones, habían acordado eliminar estas leyes.  

Una y otra vez el gobierno de Estados Unidos ha dicho que no piensa hacer eso en el futuro previsible. Lo repitió ahora, en Guatemala, hace una semana el vicepresidente Biden que la ley no va a ser alterada, mucho menos en un año electoral, pero sin duda mientras esa ley exista habrá el riesgo de que una cantidad significativa de cubanos y cubanas aspiren a llegar a Estados Unidos al tenor de lo dispuesto por esta ley.

Así es que veremos qué se puede hacer al respecto, si esto es una iniciativa regional, una solicitud. Creo que hay claridad absoluta, tanto en Cuba como en Washington, sobre lo que significa la existencia de esa ley y francamente, este no es un problema ni de Costa Rica, ni de Centroamérica, ni del Ecuador, ni de México; es un problema que tiene que ver con leyes estadounidenses y la situación que estos cubanos alegan tener en Cuba, por lo tanto, nosotros no dejamos de ser en cierto sentido víctimas de ese contexto.

¿Qué lecciones le deja esto a Costa Rica y a los países centroamericanos que colaboraron en esta solución? ¿Establece algún precedente para el problema que enfrentan los propios centroamericanos que migran hacia Estados Unidos en condiciones de mucha mayor inseguridad?

Bueno, ese es el tema. Ha habido una gran comprensión y Costa Rica se ha sumado a ese entendimiento regional desde hace muchos años, de que el tema de la migración es algo que tenemos que atender con cariño, con amor, con pasión; estamos hablando de decenas de miles de centroamericanos de todos los países, incluidos los costarricenses, aunque en menor número, que han ido a buscar en otras latitudes las condiciones de vida que no les podemos ofrecer en la región. Es gente valiente, vigorosa, lo mejor de cada pueblo que se enfrenta a todas esas adversidades en aras de salir adelante.

Nosotros tenemos la bendición de contar con una gran cantidad de pobladores nicaragüenses que han venido a contribuir a Costa Rica con su esfuerzo y el de sus familias en la producción nacional, tenemos una responsabilidad compartida de atenderles bien; creo que eso también es nuestro entendimiento respecto del migrante que busca horizontes nuevos en Estados Unidos.

Para Costa Rica esta es la mayor movilización humana que hemos tenido que atender en nuestra historia, excepción hecha quizás de los efectos que en su momento tuvo el huracán Juana, nunca habíamos tenido que atender a una masa tan grande de gente en albergues con recursos públicos. Yo estoy sumamente orgulloso y agradecido con el pueblo costarricense que en algunos de los cantones más pobres del país, especialmente fronterizos con Nicaragua, estuvieron disponibles desde el primer día para atender a estos migrantes; abrieron sus casas, sus comedores escolares, sus salones comunales, sus iglesias. Hubo un espíritu de solidaridad hermoso que también se ha repetido en otros países de Centroamérica, cosa que agradezco mucho como Presidente, pero mas todavía como ser humano, porque estos son hermanos y hermanas en necesidad.

La imposibilidad de resolver esta crisis migratoria dentro del sistema de integración centroamericana marcó la salida de Costa Rica de la instancia política del Sica. ¿Qué significa este retiro?

Una voz de alerta. Yo soy uno de esos ticos que ha admitido la importancia de la integración como un objetivo estratégico para nuestros países. Nosotros tenemos un segundo piso de integración regional indispensable para posicionarnos con fuerza, con oportunidad, en un mundo global; pero también es cierto que de un tiempo para acá los procesos de toma de decisiones en el Sica se han visto entorpecidos, o por burocracias que nos cuestan mucha plata y no funcionan bien, o por funcionarios qué, estando en los cargos más importantes del sistema toman poca iniciativa, no resuelven, no ayudan, no se ponen las pilas para trabajar en favor de esta Centroamérica que necesitamos. No quiero irme del SICA. Yo no he dicho que Costa Rica se retira del Sica. Ha suspendido su participación en las instancias políticas. Esta suspensión no es pasiva, estoy trabajando en propuestas que podrían presentarse muy pronto a la presidencia pro tempore, para que podamos empezar un trabajo de reforma que de nuevo aire a la secretaría general y al sistema en su conjunto.

Pero la verdad es que el tema de tratamiento de los migrantes y de la migración, en el marco del Sica me pareció no solamente insuficiente, sino altamente inconveniente. Es decir, prácticamente toda la crisis se resolvió a pesar del Sica, como entendimiento regional. No se vale que no haya solidaridad, que no haya comprensión, que se nos diera la espalda durante varias semanas, a pesar de los reiterados llamados de angustia de Costa Rica, de que necesitábamos un apoyo para resolver esta crisis, y por lo tanto, yo lo que quisiera es ver que el sistema se refunde. Necesitamos hacer un proceso tranquilo de reformas, pero concretas, específicas y positivas.

En Nicaragua algunos sectores han expresado su preocupación de que el encontronazo entre los gobiernos de Nicaragua y Costa Rica podría tener alguna repercusión en la política de su gobierno hacia los migrantes nicaragüenses. ¿Cuál es la situación?

Quiero asegurarle por su medio, tanto al pueblo de Nicaragua como al gobierno de Nicaragua, que Costa Rica no tomará represalia ninguna, ni la ha tomado en momentos mucho más álgidos contra la migración nicaragüense. Los nicaragüenses que viven en Costa Rica saben de mis reiterados llamados al respeto de sus derechos aquí en el país, he   cursado las instrucciones más contundentes a las autoridades de migración para que respeten a los trabajadores y habitantes, ciudadanos y ciudadanas nicaragüenses en Costa Rica, en el sentido de que forman parte de la familia nacional y dentro de los términos que establece la ley, y con las limitaciones que conlleva esa ley,estamos por defender esos derechos y garantizar una vida decente para ellas y ellos, que tanto colaboran con nosotros.

Esto de los encontronazos entre los gobiernos tiene que ver con coyunturas. Yo espero que finalizada la coyuntura que nos llevó a la Corte Internacional de Justicia, una vez que se ha dictado sentencia, habiendo ambos gobiernos dicho que íbamos a acatar, como lo hemos hecho, y en el marco de ese desarrollo que todavía tiene temas pendientes, podamos construir un espacio de diálogo progresivo que nos permita resolver la agenda binacional que va mucho más allá de esos desencuentros gubernamentales.

Nicaragua y Costa Rica, después de La Haya

Ha transcurrido ya un mes desde el fallo de la Corte Internacional de La Haya. ¿Se ha producido alguna iniciativa entre ambos gobiernos para dialogar y poner en práctica el mandato de la Corte?

No, porque esto nos toma muy sobre el fin del año, vino el receso de Navidad y Año Nuevo, se presentó la negociación para poner fin a la crisis migratoria;   después viene el inicio de las tareas del año 2016, que para los gobiernos siempre es un momento como de pausa, tratando de ajustar lo que va a ser el año por venir. Así es que no hemos tenido contactos para atender el resultado del juicio, pero eso será próximamente. Hay temas que tenemos que discutir y será por vía diplomática probablemente en la misma sede en La Haya.

¿A quién le toca dar el siguiente paso, Presidente?

No lo sé. A cualquiera de los dos gobiernos. Nicaragua podría decir – bueno, vea Costa Rica, aquí está una parte de la sentencia que dice que hay reparaciones que tenemos que negociar esta es mi propuesta--. O Costa Rica podrá tocar la puerta en Managua y decir –bueno, venimos a ver cómo nos ponemos de acuerdo-. Creo que aquí, como en tantas otras cosas, como dice sabiamente nuestro pueblo, ¨lo importante no es el santo sino el milagro¨.

¿Y para usted cuáles son los temas más importantes en esa agenda binacional de la relación con Nicaragua?

Mire, hay muchos. Están los temas de salud, los temas ambientales, los temas de seguridad, de infraestructura, Costa Rica hizo un esfuerzo para poner en funcionamiento la aduana en Las Tablillas, esto es un centro aduanal fundamental para agilizar las exportaciones de Nicaragua y las importaciones, nosotros queremos avanzar también en ese proyecto que el BID financiando para ambos países de facilitación del comercio; está todo lo que tiene que ver con el amojonamiento de la frontera. Hay sectores de la frontera que no están adecuadamente amojonados, no podemos hacer eso unilateralmente. tenemos que hacerlo bilateralmente

Yo creo que conviene a nuestros pueblos, y conviene a la región centroamericana, que el tema de salud, especialmente para enfrentar los problemas de virus como el H1N1, y ahora el del Zica, los temas de seguridad y narcotráfico, podamos trabajar de manera más coordinada.

Usted dijo cuando asumió la Presidencia que las relaciones con Nicaragua eran frías pero correctas en espera del fallo de La corte. Una vez conocido el fallo de La Haya ¿cómo se puede mover la agenda?

Creo que hay un nuevo momento que los diplomáticos de ambos países van a ir construyendo, yo no espero que haya cambios inmediatos, hay asuntos que están todavía pendientes, nos queda otro contencioso en La Haya respecto de nuestros límites marítimos que tendrá que atenderse en un proceso que probablemente trascienda a mi propia administración. Yo creo que podemos aprovechar, ya que hemos superado este primer juicio en un clima de respeto, que ha sido incluso reconocido por el mismo Santo Padre, para empezar a cambiar esa frialdad. No se trata de que salgamos dándonos besitos,   No, no tengo esa expectativa.

Lo que sí creo es que debemos entender con lucidez, y como decía muy bien el exembajador de Costa Rica en Managua, don Edgar Ugalde, -Nicaragua y Costa Rica no tienen causal de divorcio, somos dos países que estamos unidos por la geopolítica, la historia, la economía y el comercio para siempre--, y también con vínculos interpersonales, humanos, que son quizás los más importantes en esa relación y, por lo tanto, debemos hacer un esfuerzo para que ese conjunto de temas puedan ser atendidos de la mejor manera posible.


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Carlos F. Chamorro
Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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