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Un año después: ¿Modelo económico agotado?

En el mediano-largo plazo el modelo económico sigue perfilándose como inviable, y, por lo tanto, el modelo político también

En el mediano-largo plazo el modelo económico nicaragüense sigue perfilándose como inviable

Rene Martin Escoto

31 de marzo 2018

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En marzo del 2017 argumentábamos, con una visión de largo plazo,  que “el modelo económico actual, visto desde el lado de los ingresos externos de una economía muy abierta como la nicaragüense, es no solo extremadamente vulnerable e insostenible, sino que está seriamente amenazado, y quizás de muerte. Es cuestión de tiempo… nada más… y el acelerador ya lo está apretando Trump”.

Aunque solo un año ha transcurrido desde entonces, metodológicamente, este periodo no puede ser considerado como generador de evidencia suficiente que sustente una hipótesis de mediano-largo plazo. No obstante, la revisión del comportamiento de las variables mencionadas podría permitir hacer algunas reflexiones sobre las perspectivas del país.

  1. Exportaciones: El valor global no se ha desplomado, pero las del café, textiles y arneses (y quizá la de maní) si están en aprietos y validan la hipótesis de una tendencia a la baja. El mercado venezolano está en coma y de pronóstico extremadamente reservado. Ahora no solo el NAFTA está sobre la mesa, sino que el CAFTA mismo ya es tema de conversación y preocupación. La guerra proteccionista lanzada por EE.UU. ya comenzó, Trump no esperó más y habrá eventualmente un resfriado inducido (ojala no una pulmonía) en el comercio exterior de nuestro país.
  2. Centroamericanos continúan siendo deportados por EE.UU. a sus países de origen, y en Nicaragua sentimos cada vez la presencia de nuestros hermanos del istmo buscando mejor vida. Las remesas de EE.UU. (más de US$ 800) se han mantenido afortunadamente, pero no dejan de estar amenazadas.
  3. Cooperación internacional. Por un lado la de EE.UU. (USAID, USDA) tiene los días contados y préstamos multilaterales están teniendo ya mayores rigurosidades técnicas internas aunque afortunadamente de manera previsora el Estado ha procurado garantizar la formalización de varios préstamos; por el otro, existen algunas señales de una ligera apertura hacia la cooperación de ONG y otra no gubernamental. No obstante, lo más significativo es que la ayuda venezolana ya se está volviendo deuda externa formal y se puede apreciar que desde la perspectiva del Estado le conviene acelerar ese paso porque más adelante los indicadores nacionales de salud financiera se afectarían aún más negativamente a medida que las reservas internacionales netas estén más presionadas, dado las otras tendencias de la economía nacional e internacional. Los efectos en la eliminación gradual del subsidio popular al servicio de energía eléctrica y en lo que ahora se percibe como una eventual crisis fiscal en el corto-mediano plazo, ya resaltada por el FMI, conducirán a la reducción y/o reducción de exoneraciones fiscales, con los consecuentes conflictos socio-políticos de quienes ahora no quieren pagar, con o sin razón, el precio real de la bonanza del acuerdo petrolero con Venezuela que en buena parte no fue invertida de manera productiva para generar los mayores ingresos, e impuestos, que ahora necesitamos. “There is no free lunch”, aun si te lo prometen.

Es importante resaltar y precisar algo ahora. La falta de coordinación interna respecto a temas como la política externa, al menos con relación a América Latina, está dando paso en EE.UU. a un enfoque claramente articulado a la defensa férrea de los intereses geopolíticos y comerciales de ese país en América Latina (renacimiento del Doctrina Monroe, a la Trump), con clara implicaciones de mediano plazo para Nicaragua.

Por otra parte, es muy evidente que, independientemente de que tanto Rusia y China realmente quieran o puedan hacerle contrapeso serio a los EE.UU. en América Latina, es muy improbable que esos países vayan a patrocinar económica y comercialmente a un país tan vulnerable y lejano como el nuestro, al menos durante la coyuntura histórica de la administración Trump. Nicaragua en todo caso tiene que esperar a que China y la India lleguen a superar sustancialmente a la economía de EE-UU. en el mediano-largo plazo y a que hayan expandido sus redes comerciales y financieras aún más, como para pretender llevar a cabo proyectos nacionalistas/anti-imperialistas que sean realistas, sanos y autónomos, no-alineados, y basados en la democracia (representativa y participativa). Los años 80 demostraron que un ejercicio de este tipo de proyecto no era viable; un proyecto voluntariosamente alienado en el futuro a cualquiera de estos países es suicidio tonto. Debemos madurar con dignidad: somos una hormiga entre patas de elefantes. Además, es sabio el dicho, “el que se quema con leche…..” Mientras tanto, no en broma, es mejor empezar ya a estudiar al menos el mandarín, y la literatura y estudios relevantes, para entender mejor a ese nuevo elefante que viene pisando fuerte, aprendamos de Costa Rica.

Las otras amenazas han continuado cerniéndose sobre el país. Trump ha logrado la reforma fiscal que quería así como instalación de la guerra proteccionista. Las tasas de intereses continúan aumentando poco a poco (por el FED y sus replicantes). La banca nacional también las está incrementando gradualmente. La clase media nicaragüense ya puede estar segura que en el corto-mediano plazo subirán los costos financieros de sus préstamos e hipotecas.

Es también muy claro, por varias razones, que el mega-proyecto del Canal no avanzará mucho en términos “preparatorios” (y nada en términos de obras concretas) en lo que resta de la administración Trump. Para cuando inicie otra administración en EE.UU .(si Trump no se reelige), en 2021, habrán pasado ocho años desde su lanzamiento: el mundo ya será otro, y si hay un proteccionismo rampante, será profundamente otro en términos comerciales. Es más probable que el proyecto muera mediante eutanasia silenciosa.

En resumen, parece que sigue siendo válido argumentar que el modelo económico actual del país en el mediano-largo plazo sigue perfilándose como inviable, y, por lo tanto, el modelo político también, independientemente de los efectos (agravantes) económicos-políticos en el país de lo que ahora parece ser ya no un conjunto de nubarrones políticos, sino una tormenta tropical complicada por vientos fríos que vienen del norte.  ¿Nevará en Nicaragua?

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Rene Martin Escoto

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