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¿“Socialismo” bajo condiciones casi coloniales?

Aclarando algunas de las causas históricas que me parecen han estado detrás de los fracasos del FSLN como la vanguardia de la lucha político-militar

Trabajadores estatales denuncian que son obligados a participar en los actos de apoyo al gobernante

Onofre Guevara López

12 de febrero 2019

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La conducción de la revolución sandinista, a raíz de su triunfo, se planteó construir el socialismo como su objetivo histórico. Ahora, pese a su obvio fracaso, y cuarenta años después, el orteguismo –subproducto del sandinismo— lo llama “socialismo cristiano y solidario”, sin que en la realidad esté materializando ninguno de los tres conceptos.

Antes el socialismo no era posible, porque, como país atrasado, nuestras estructuras económicas, políticas y sociales son precapitalistas.  Esas estructuras siguen subdesarrolladas, las cuales necesitan ser modernizadas dentro de una sociedad democrática, con independencia política, justicia social, respeto mutuo y colaboración con todos los países, cualquiera sea su sistema político y social.

Los problemas político-ideológicos


Recién producida la expulsión del FSLN de la Internacional Socialista, el eurodiputado español Javier Nart, comentó: “Esto significa que ideológicamente el FSLN es huérfano”. La investigadora española María Dolores Ferrero Blanco, autora del libro “La Nicaragua de los Somoza 1936-1979”, comentando mi artículo “Imperecedera crítica de una Rosa para los tiranos”, opinó:

“Después de estudiar en la medida que ha sido posible y de escuchar muchas entrevistas, desde comandantes a personas sin relevancia especial… creo que ya era posible la crítica de Rosa Luxemburgo a la década de 1980. Me llama la atención que ex sandinistas que he tratado, o bien no orteguistas (porque no reniegan del sandinismo), siempre consideran que el inicio de la desgracia fue a partir de 1990, con la pérdida de las elecciones.

(…) Desde mi punto de vista, la semilla procede ya de la Asamblea Sandinista de las 72 horas de 1979: cuando con una Junta pluripartidista ya como poder ejecutivo, los miembros del FSLN sobrepusieron un objetivo que nunca podía ser compartido por el resto.

(…) La década de 1980, creo que sería muy criticada por Rosa Luxemburgo, pese al programa teórico.”

Ambos tienen mucha razón en sus puntos de vista, aunque hay un detalle que aclarar a Nart: el FSLN, desde antes de la expulsión de la IS, ya estaba huérfano de ideología.

Por eso me he propuesto aclarar –hasta donde pueda— algunas de las causas históricas que me parecen han estado detrás de los fracasos del FSLN como la vanguardia de la lucha político-militar.

*Los intentos del FSLN para superar el rezago político e ideológico en su amplia militancia, no le fue posible por una variedad de factores ajenos, entre ellos, las tareas urgentes de una revolución recién estrenada, que demandaron el esfuerzo máximo de todos sus integrantes, la mayoría de los cuales tenía mucha más disposición por la lucha armada, que por los estudios teóricos, y esto la volvió intolerante hacia otras corrientes políticas.

*La integración de uno de los dos PSN a las filas del FSLN (1979), algunos de sus Comandantes y de sus dirigentes intermedios no la vieron con un sentido unitario, sino como un acto de subordinación de los socialistas.

*En términos generales, el FSLN y el PSN carecían de una formación marxista de una auténtica vanguardia obrera, pero el impulso del sindicalismo se lo dieron los socialistas y no el Frente. Y cuando el FSLN organizó la Central Sandinista de los Trabajadores, lo hizo sobre la base de los sindicatos de la CGTI (orientada por los socialistas).

*Los dirigentes sindicales cegetistas, con experiencia no menos de 20 años, desplegaron su trabajo a la par de los noveles dirigentes sandinistas en esa etapa, cuando los trabajadores, conscientes de que con la revolución habían conquistado la libertad de organización sindical que la dictadura somocista les escamoteó, se organizaron en centenares de sindicatos en empresas donde nunca los hubo.

“El sectarismo comenzó a manifestarse, cuando el FSLN nombró verticalmente a sus miembros en las principales secretarías de la CST, marginando a los dirigentes cegetistas, quienes eran vistos como los parientes pobres... ¡porque no habían sido “combatientes”! Es decir, porque no fueron guerrilleros. Eso impidió al nuevo sindicalismo un desarrollo orgánico ideológico a tono con las necesidades del proceso, y al final resultó un instrumento de poder del FSLN, lo que prevalece aún bajo el orteguismo.

*La escasez de personal que pudiera desempeñarse como educadores de las bases en su Escuela de Cuadros, obligó a recurrir a la colaboración cubana, ajena a nuestra historia, porque quienes sí podían cubrir esa área, tenían otras responsabilidades más urgentes.

*El triunfo revolucionario del 79 se reveló como una fiesta popular; con un entusiasmo nunca conocido, las masas se impulsaron tareas comunales, artísticas, deportivas y culturales en general, pero por la guerra toda actividad se fue inclinando en pro de la defensa.

*En el campo político, todo comenzó más o menos normal con el reconocimiento constitucional del pluralismo político, lo que permitió legalizarse a los partidos, incluyendo los que nunca antes pudieron hacerlo, porque la personalidad jurídica fue privilegio de liberales y conservadores desde 1821.

*La primera ruptura política con los partidos ajenos a las acciones armadas contra la dictadura somocista, calificados como partidos de la derecha no siempre de forma gratuita, porque hubo partidos que nunca escondieron sus simpatías por la agresión patrocinada por el gobierno de Reagan.

*Nadie puede asegurar que esos partidos no se inclinarían a favor de la política norteamericana, pero pudo haberse evitado que lo hiciera la mayoría con un trato político más flexible, sin sectarismo.

*¿Cómo pudo haberse intentado?  Integrando el Consejo de Estado –órgano colegislativo—, con mayor representación de los organismos políticos y sociales no sandinistas (en vez de limitarlos a uno por cada organización). En cambio, el FSLN se hizo de una mayoría aplastante junto a sus organizaciones de masas, con dos, o con más representantes por cada organización.  Con esa práctica sectaria, se desnaturalizó el pluralismo constitucional.

*De eso resultaron consecuencias como la renuncia a la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de doña Violeta Barrios y Alfonso Robelo, malogrando la unidad nacional que pudo haber servido para la construcción y defensa de un proyecto democrático nacional.

*En aquel momento, el FSLN –y quienes apoyamos el proceso—, obviamos un hecho que fue fundamental para la unidad y la consecución del triunfo sobre la dictadura: el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal (10/01/78).

*Dominados por el entusiasmo con el triunfo de la revolución, legítimo por demás, pero ignoramos que esa victoria solo fue posible porque, independiente de las contradicciones de clases, políticas e ideológicas entre los nicaragüenses, explosionó espontánea la unidad en la acción con un ánimo insurreccional nunca visto contra la dictadura, solo repetido… ¡hasta el 18 de abril del 2018, cuarenta años después!  Pero con una radical diferencia: la de entonces, fortaleció la insurrección desarmada del Frente.

*Antes de aquel crimen, las simpatías pasivas de la población se activaban por momentos, cuando el FSLN protagonizaba algún acto heroico, como el asalto a la casa de Chema Castillo (1974).  Durante las acciones armadas del Frente pasaban inadvertidas, hasta cuando algún un medio de información lo publicaba, sin que provocara una reacción importante entre la población.

*Sin la gran movilización de masas enardecidas el día del entierro del héroe civil y gran periodista, las huelgas empresariales, el pueblo insurreccionado en los barrios con sus  barricadas y todos los actos de rebeldía popular ocurridos en el lapso de los 18 meses posteriores al asesinato –incluido el asalto a la Chanchera somocista—, la victoria del FSLN no hubiera sido en el año 79, y nadie puede imaginar cuánto años más hubiese sido necesario esperar para ver la derrota de la dictadura somocista.

(Necesariamente, tendré que seguir este resumen en próxima ocasión)

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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