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Miskitu Winamba

YATAMA y el FSLN tendrán que redefinir sus estrategias para la Costa Caribe

21 de noviembre 2016

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“la palabra Winamba se refiere a mover el cuerpo y según el contexto puede traducirse como  ‘moverse,’ ‘apurarse,’ ‘dar más velocidad’”

(Margarita Antonio, antropóloga y periodista Miskitu)


“Winanka: ‘la llamada a voces’”

(Diccionario Miskito- Español, G.R. Heath & W.G. Marx, 1961)

Espectacular ha sido la reciente elección de Brooklyn Rivera como diputado a la Asamblea Nacional durante las últimas elecciones generales. Rivera, dirigente-fundador y líder histórico del movimiento social indígena YATAMA, fue aliado del FSLN desde el 2006 bajo la coalición Unida Nicaragua Triunfa, y como tal fue electo diputado nacional, escaño del cual fue destituido en Septiembre del 2015, acusado por el jefe de bancada del FSLN Edwin Castro, de traficar con las tierras de las comunidades indígenas. Al momento de su destitución Rivera se había declarado diputado independiente.

YATAMA y el FSLN habían acordado en el 2006 una ambiciosa agenda política sobre temas importantes de la Costa Caribe: avanzar en la demarcación de las tierras indígenas, reformar el Estatuto de Autonomía y la Ley Electoral, y desarrollar un plan integral para la recuperación productiva y social del Río Coco o Wangki, territorio ancestral del pueblo Miskitu. Pero esa alianza, que duró por 7 años, tuvo una vida agitada y difícil, y muy poco transparente, especialmente por la desconfianza que siempre existió entre los dirigentes de ambas organizaciones para cumplir cada uno su parte del compromiso. Esta desconfianza nació en los años 1980s cuando YATAMA y el FSLN se enfrentaron en el campo de batalla.

Para el FSLN, Brooklyn se convirtió en aliado incómodo tanto dentro como fuera del país: al denunciar públicamente el nimio compromiso del FSLN en el proceso del saneamiento de los territorios indígenas y la ambigüedad gubernamental en detener las ocupaciones ilegales de campesinos colonos; al acusar al CSE de “fraude técnico” en las elecciones regionales autónomas de  Marzo de 2014; y por su obstinación en seguir exponiendo ante la comunidad internacional el doble rasero del gobierno del FSLN respecto a su compromiso con los derechos de los pueblos indígenas en Nicaragua. Por ejemplo, Rivera junto a otras organizaciones costeñas han cuestionado al gobierno del FSLN por al promover el proyecto del Canal Interoceánico sin consultar de buena fe al pueblo Rama y Kriol, pero a la vez enviar una delegación de costeños a tomarse la foto con la Relatora Especial Victoria Tauli Corpuz para entregarle el llamado “Consentimiento,” durante la última reunión del Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que se celebró en Nueva York a mediados del 2014.

Para Brooklyn Rivera, el FSLN no le jugó limpio en la alianza: intentó socavar la unidad de YATAMA ofreciendo cargos políticos y de gobierno a sus principales dirigentes y levantó acusaciones sobre el supuesto involucramiento de Rivera y sus allegados en el trafico de tierras comunales de la Costa Caribe. La destitución de Rivera fue espectacular, por lo expedito, contundente y sorpresivo: sin derecho a una legítima defensa, como los medios lo explicaron entonces, una “pasada de cuentas.”

Así de espectacular será también el regreso de Rivera a la Asamblea Nacional. Es la primera vez en la historia de YATAMA que ésta participa como organización política sin alianzas en una elección de diputados departamentales, reuniendo alrededor de 26 mil votos (el 33 porciento de votos válidos) en el Caribe Norte. YATAMA ha mostrado su músculo, en las calles y en las urnas.

La estrategia del FSLN de imputar a Rivera en el tráfico de las tierras comunales era una acusación orientada a causar un daño moral a los dirigentes de YATAMA, más que estar basada en evidencias. La prueba de esto es que Rivera no tiene ninguna acusación penal en los tribunales del país. Tampoco el sistema judicial prosiguió acusaciones penales contra los cercanos a círculo de Rivera y tampoco lo hizo contra dirigentes vinculados al FSLN en el gobierno regional del Caribe Norte (a pesar de las denuncias públicas, ver por ejemplo el reportaje de Wilfredo Miranda en Confidencial: La Danza de las Escrituras Ilegales).

Si existen evidencias  sobre el tráfico ilegal de tierras es el momento que la Procuraduría General de la República actúe como manda la ley. Al contrario, a partir de inicios del 2016 el gobierno del FSLN impuso una moratoria judicial de facto en los temas de disputas territoriales para impedir una mayor volatilidad en un año electoral. La estrategia del FSLN no era eliminar a YATAMA de la contienda electoral, sino obligarle, eventualmente, a negociar en una posición de subordinación en una etapa post-electoral. El FSLN calculó un YATAMA divido internamente, su liderazgo en desarraigo y por tanto, debilitado. Con la elección de Rivera el escenario hoy es muy distinto. Estará por verse si Rivera  puede capitalizar el apoyo político que le ha sido ratificado en la Costa, de un electorado comprometido con sus dirigentes pero definitivamente más exigente en hacerles cumplir sus promesas, incluyendo sus alianzas pasadas con el FSLN y el PLC.

El apoyo político a Rivera y YATAMA es además un mandato simbólicamente importante pues proviene mayoritariamente del pueblo Miskitu. Este mandato no es un cheque en blanco. Esta vez sus electores exigirán ver a su diputado y a su organización más cercanos a las comunidades y sus problemas, y comprometido con las promesas de campaña. Esto lo sabe muy bien Rivera, y será su mejor carta de negociación al revisitar la agenda programática de su organización en su relación con el FSLN, que resulto más fuerte y hegemónico en la Asamblea Nacional. También es una nueva oportunidad para YATAMA, en convertirse un partido / movimiento social costeño intercultural, no solo Miskitu, capaz de agrupar los intereses de una buena parte de las sociedad costeña que percibe que sus aspiraciones de autonomía y bienestar les han sido arrebatados por el autoritarismo neoliberal y anti-costeño del FSLN. Es tiempo que YATAMA demuestre que es capaz de ejercer mejores gobiernos en los municipios que controla, algunos de estos los mas grandes del país, como Puerto Cabezas, Waspam y Prinzapolka.

Así las cosas, YATAMA y el FSLN tendrán que redefinir sus estrategias para la Costa: volver a trabajar en una plataforma de intereses comunes quizá desempolvando y actualizando los Acuerdos de Alianza del 2006, o caminar cada uno por su lado. Si optaran por la primera opción tendrían ambas organizaciones que reintentar, una vez más, establecer los frágiles lazos de confianza que antes los unió en alianzas políticas, empezando por evaluar lo que les dividió. Y rendir cuentas por lo que logró y no logró la alianza.

No obstante, hoy día el contexto es distinto: YATAMA ha relegitimado su apoyo social, mientras que el FSLN controla las principales instituciones del país y una gran parte del electorado en la Costa. Si optaran por la segunda opción, el camino no es menos pedregoso: YATAMA, actuando solo, no podría realizar su visión de autonomía y autodeterminación indígena. Para ello necesita aliados en la Costa, en el país y del movimiento indígena continental y global.  Por su parte, el FSLN no puede gobernar la Costa Caribe sin el movimiento social indígena más importante en la historia contemporánea de Nicaragua. Al FSLN le cuesta procesar esta certeza, teniendo como aliado a una organización política que desafía día a día su hegemonía.

Este movimiento además, como la palabra “Winamba” que invoca a la acción y las voces colectivas y a actuar con “velocidad,” está en una mejor posición histórica y política para crecer horizontalmente, sumando a los electores costeños mas allá del pueblo Miskitu: Afro-descendientes, mestizos costeños, y los pueblos indígenas Mayangna y Rama, pueblos minoritarios del Caribe, asediados como están por las nuevas colonizaciones del Caribe. Miskitu Winamba es pues la mejor combinación de palabras para describir el regreso de Brooklyn Rivera a la Asamblea Nacional y del vigor social indígena que impulsa esa elección.


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Miguel González

Miguel González (PhD, Universidad de York) es profesor asistente en el programa de Estudios de Desarrollo Internacional en la Universidad de York. Su investigación examina el autogobierno indígena y los regímenes autónomos territoriales en América Latina.

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