La iglesia de "Chicón" Rosales

Los políticos mantienen sometido al pueblo nicaragüense al escarnio, quizá no siempre expresamente planificado, pero de hecho, y por los hechos, siempre vinculados al propósito de mantenerlo explotado en términos político-económico e ideológicamente amansado, para mantener o para conquistar el poder.  La semana anterior, fuimos testigos de una manipulación religiosa, disfrazada de anti-religiosidad.  Cierto es que las ideas religiosas fueron inducidas por los colonizadores y mantenidas dentro de la conciencia durante doscientos años de pseudo republicanismo, pero atacar a una religión para defender a un gobierno antidemocrático, es una burla al pueblo.

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Francisco Rosales Argüello, político ex ministro del trabajo del gobierno de la UNO (se dice que infiltrado por Ortega) y con funciones desde hace muchos años como magistrado de la Corte Suprema de Justicia –dependiente y ejecutor de las políticas del Ejecutivo—, intentó descalificar la crítica de la Conferencia Episcopal contra la medida restrictiva de los derechos electorales, afirmando que: “Si hay alguien más antidemocrático en el mundo por excelencia, es la iglesia católica”.  Su objetivo, más que obvio, está dicho: descalificar una justa crítica eclesial en defensa de los derechos ciudadanos frente al autoritarismo.

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¿Por qué lo dice ahora, si él –como todo el mundo— lo ha sabido siempre?  ¿Y por qué lo dice en tono de reproche y de molestia ahora, cuando la jerarquía levanta su voz en defensa de los derechos constitucionales, y no lo dijo durante los días en que los jerarcas guardaron silencio (por contradicciones internas) sobre el caso omiso que Ortega les hiciera a las críticas de su carta pastoral anterior?  El magistrado orteguista, cree que lo no democrático del gobierno de Ortega de los últimos diez años, se justifica con lo no democrático de la iglesia en todos los siglos de su existencia.

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Que jerarquía y gobierno son dos instituciones no democráticas, nadie puede negarlo.  Pero la institución que el señor Rosales Argüello defiende, es la fuente de su bienestar material, y a nadie le interesa en cuál institución –seguramente también no democrática— él deposita su intereses espirituales; pero en cualquier caso, tenga o no tenga intereses religiosos, lo que en este momento de su vida está haciendo, es defender su cargo burocrático.  Y para eso, es claro que este señor no cree necesario –ni se siente obligado— a tomar en cuenta los intereses del resto de los nicaragüenses.

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Estando claro que al magistrado Rosales Argüello no le interesa el carácter no democrático de su institución (sus dos instituciones no democráticas, en verdad: el gobierno y la CSJ), solo quedan algunas otras cosas que agregar al respecto.  Hay algo de lo no democrático de la iglesia que nunca ha parecido molestarle al señor Rosales: la presencia del Cardenal Obando en las tribunas oficiales en donde, como confesor privado de su jefe, les da sus bendiciones a todos los presentes, incluyéndolo a él, quien también comparte los ritos religiosos que tanto complacen a sus dos gobernantes.

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Entre lo no democrático del gobierno y lo no democrático de la iglesia, existe una diferencia que hoy significa mucho para los nicaragüenses, y debo señalarla: la jerarquía no es elegida democráticamente, sino de manera vertical, algo que los creyentes aceptan –sin reparos y por costumbre—, es su derecho y solo a ellos dentro de su comunidad religiosa les interesa.  Esa realidad cambia, cuando quienes ejercen la intolerancia hacia otros creyentes o contra los no creyentes, tratan de imponerles su verticalismo religioso, como ya ha sucedido, pero que no es el caso actual.

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Sucede lo contrario en el campo político oficialista, en donde opera como un excelente agente el señor Rosales en la CSJ: el candidato vitalicio, que orienta el trabajo de los poderes del Estado, como en el suyo, a tomar medidas anti democráticas en todas las materias, y especialmente en la electoral, afecta con eso los derechos de todos los ciudadanos nicaragüenses, sin distingos de religión. Y entre ellos, son afectados jerarcas, sacerdotes y fieles católicos, no democráticos, o democráticos, son genuinamente nicaragüenses con iguales derechos, aunque sea solo en teoría.

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En las condiciones históricas que vivimos, en términos socio-políticos, la jerarquía católica –con algunas excepciones— ha estado respondiendo a la defensa de los derechos democráticos de los nicaragüenses no solo de los católicos. ¿Qué eso parece contradictorio con la historia de la iglesia?  Ese es tema aparte.  Hoy, sería peor para el pueblo que la iglesia fuera consecuente con su historia, y apoyara al poder orteguista, porque entonces estaríamos sometidos a la doble dominación política y eclesial, como lo fue en el pasado, cuando la iglesia compartió el poder con las clases dominantes que han sido en Nicaragua y en otras partes del mundo.

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Estamos ante una paradoja: la gente comprometida con el actual régimen, como el señor Rosales, se molesta con la actitud actual de la jerarquía, pero estaría feliz con la iglesia –como antes lo estuvo toda la oligarquía— si frente a las violaciones de derechos constitucionales y humanos se mostrara indiferente o comprometida con el poder.  ¿Acaso no estuvieron felices las clases dominantes cuando un Monseñor Lezcano pregonaba el origen divino de todo poder, para complacer al dictador Anastasio Somoza García?

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De hecho, eso es lo que practica el Cardenal Obando ante el poder de Daniel Ortega, y al magistrado Rosales nunca nadie le ha visto ninguna señal de inconformidad por ese motivo.  Los gritos de su liberalismo rompe cielo y come cura, de que hace gala este señor, se los supo guardar cuando esta jerarquía, este gobierno y los partidos de oposición se unificaron para prohibir el aborto terapéutico.  De forma que los desplantes liberaloides del magistrado Rosales Argüello, son ridículamente extemporáneos, y muy hipócritas.

Curiosidades:

1. El señor Almagro, secretario general de la OEA, se convirtió, en menos tiempo de lo que canta un gallo, en un cruzado político contra la constitucionalidad del gobierno venezolano; pero en la República Dominicana, le fue revelada la inconstitucional de su gestión en el cargo. El  diablo metido a predicador, pues.
2. A 65 años de haberse complicado servilmente la OEA con los Estados Unidos en su agresión armada contra la República Dominicana, ambos llegaron a reunirse a ese país. Una vieja lección policial se confirma: “el asesino siempre vuelve a la escena del crimen”.
3. El gobierno ha expulsado del país a tres funcionarios norteamericanos; es como si Ortega estuviera librando su cubo “antiimperialista”, mientras pone al general Baltodano a buscar un lugarcito en la Alianza del Pacífico, una cuña contra Unasur, Celac y el Alba. Dicen del amante infiel, que tiene dos candelitas, porque si una se le apaga… la otra le queda encendida.

Cronología imperial (*)

1960.- 1) El 4 de marzo, la CIA hizo estallar el barco francés “Le Coubre”, que se disponía a descargar municiones en el puerto de La Habana.  Como en el caso de Arbenz en Guatemala (1954), la CIA se adelantó a privar de pertrechos a quien planeaba derrocar.  Debido a la explosión, hubo 50 muertos y 200 heridos.

2) El 17 de marzo, Allen Dulles, jefe de la CIA, recibió autorización de parte de Eisenhower y Nixon –presidente y vicepresidente de Estados Unidos— para iniciar los preparativos de una eventual invasión contra Cuba.

3) En junio, se produjo la primera agresión económica contra Cuba: Estados Unidos suspendió la cuota azucarera cubana de 700 mil toneladas; La URSS se hizo cargo de esa cuota.

4) En agosto, y en respuesta a esa medida de Washington, la revolución expropió 26 compañías norteamericanas, entre ellas la de electricidad, la telefónica y la refinería de petróleo.  Estados Unidos ya se había lanzado el pre-bloqueo diplomático de Cuba, provocando la ruptura de relaciones de todo el continente, con la digna excepción de México.

(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.

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