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La frecuencia que la extrema derecha puede oír en EEUU

Exitoso neurocirujano, Carson se impone a quien habia estado encabezando durante semanas las encuestas de candidatos republicanos

Gilberto Lopes

8 de noviembre 2015

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Las encuestas lo han aupado a los primeros lugares. En algunas supera ya al que había encabezado la carrera por la candidatura presidencial republicana prácticamente desde el inicio: el multimillonario Donald Trump. Pero también lo ponen como el de mayores posibilidades de enfrentar con éxito a la probable candidata demócrata, la exSecretaria de Estado y exsenadora, Hilary Clinton.

Los electores republicanos –afirma Jamil Smith en New Republic– no lo ven como un entretenimiento momentáneo como, en su momento, vieron a Herman Cains, sino como una versión con menos experiencia de Richard Santorum o Mike Huckabee, todos aspirantes, en algún momento, a la candidatura republicana.


El periódico lo trata con sarcasmo y con dureza. Cain, un empresario negro que fue presidente del Banco de la Reserva Federal de Kansas City, es objeto de burlas por sus frases de tono cantinflesco.

Definido como “un ejecutivo estadounidense, columnista sindicalizado, radio locutor, y ex cabildero de Georgia”, fue candidato en las primarias republicanas en 2012.

Santorum, exsenador por Pensilvania, también fue precandidato en las elecciones del 2012. Ganó notoriedad por sus comentarios sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, que le valió ser objeto de represalia por el columnista Dan Savage, que abrió un concurso público para definir la palabra “santorum”. El resultado fue tal, que el senador pidió a Google eliminarlo de su sitio de búsqueda (a lo que la empresa se negó).

Huckabee, gobernador de Arkansas, fue aspirante a la nominación republicana en 2008. Entre sus calificaciones se puede leer: “se opone al aborto, al matrimonio homosexual, y apoya la pena de muerte. También apoya el Patriot Act y el mantenimiento del centro de detención de Guantánamo. Ha expresado públicamente su apoyo a la teoría del creacionismo”.

Carson, adepto de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, parece ser “otra cosa”, como un “superego” de los republicanos, articulando lo que normalmente se considera su consciencia moral con una voz callada y tranquila, afirma Smith en New Republic.

En un artículo titulado “Ben Carson está diciendo todas las cosas correctas”, agrega: “el una vez iconoclasta se ha transformado en un loro de la agenda de la extrema derecha”.

Para Smith, Carson tiene pocas posibilidades de mantenerse a la cabeza de las encuestas y, finalmente, ganar la candidatura de su partido. Pero, para la profesora de Políticas Públicas en la Kennedy School, de Harvard, Leah Wright Rigueur, aunque Carson no logre llegar a la presidencia (o incusive a la vicepresidencia, pues podría integrar la papeleta republicana), “podría fácilmente transformarse en un importante consultor de varios grupos, públicos y privados, republicanos”. O sea –agrega, en un artículo publicado en el Washington Post– podría terminar influenciando directa o indirectamente las políticas públicas. “Por eso deberíamos tomar seriamente su candidatura”.

Aborto y experiencia política

La oposición al aborto ha sido tema destacado en la campaña de Carson. En una entrevista a la cadena NBC comparó el aborto con la esclavitud y aseguró que, si llega a la Casa Blanca se le opondrá aun en casos de incesto o violación.

El otro tema que ha tenido que enfrentar en campaña han sido las acusaciones de su falta de experiencia política. No es algo que lo caracteriza solo a él. Trump, por ahora su principal rival, tampoco tiene experiencia política. Ambos han tratado, sin embargo, de sacar provecho de esa condición.

Carson lo hizo en su Facebook, cuando contestó a los que lo acusaban: “Ud. está absolutamente en lo correcto, yo no tengo experiencia”. “Los actuales miembros del Congreso –agregó– tienen, en conjunto, 8.700 años de experiencia política. ¿Ud. está seguro de que es experiencia política lo que nos hace falta?”

Carson se presenta como un hombre que realizó miles de operaciones de cerebro, salvado así la vida de niños gravemente enfermos, como un hombre de ciencia y sanación. Su discurso incluye críticas a la decadencia moral, pero también al sistema de salud pública que ha impulsado el presidente Obama.

Frente a esto, Tressie McMillan Cottom escribió, también en The Atlantic, un artículo donde señalaba que “Competir para presidente no es una operación de cerebro”. Añadió que Carson fue entrenado en una de las profesiones más racionales, “pero cree en algunas cosas que no parecen ser muy racionales”. Entre otras, en que la Tierra fue creada en seis días.

En su opinión, Carson es un “fenómeno médico pero no muy talentoso en construcción lógica y no es particularmente bueno en política”. Esas cualidades –concluye Cottom– “no son incompatibles”.

Trump

Donald Trump, por su parte, acaba de publicar un libro: “Crippled America”, que se puede traducir como Estados Unidos incapacitado, o tullido.

Lo mismo que Carson, ahí argumenta que su experiencia y conocimiento empresarial le permitirán hacer cosas que los políticos tradicionales no pueden o no saben hacer.

"Crippled America" –dice un comentarista– “incluye capítulos sobre los temas favoritos de Trump, como los peligros de la inmigración ilegal y su compromiso con el derecho a tener armas”.

En particular –agrega– “habla de cómo planea obligar a México a pagar por un muro fronterizo, su promesa insignia de campaña. ‘Podríamos aumentar las varias cuotas fronterizas que ya cobramos. Podríamos encarecer el costo de las visas temporales e incluso retener los giros derivados de los salarios ilegales’”, afirma Trump.

Todo este escenario llevó a Rosa Towsend a escribir en El Nuevo Herald: “Más allá del último chisme o altibajo de un candidato en los sondeos, en las primarias republicanas subyace una dinámica clave para entenderlas: la masa dominante de su electorado está perdiendo la cordura política”.

“Gracias a esta gesta de populismo rabioso y mediocre –agregó–, de extravagancia contra sensatez, gozan de un momento de gloria aspirantes como el histriónico Trump, el durmiente Carson, la áspera Fiorina o el vengador Cruz… Ninguno de ellos, según la lógica convencional, reúne las cualidades imprescindibles para ser presidente. Pero nada hay de lógico ni de convencional en las primarias republicanas”.

 

Encuestas: Sube Ben Carson

Una encuesta realizada por NBC y The Wall Street Journal, publicada el martes 3 de noviembre, a un año de las elecciones, mostró al candidato republicano Ben Carson con 29% de apoyo entre los votantes conservadores. Es la cifra más alta obtenida hasta ahora por cualquier candidato para las elecciones presidenciales de noviembre del próximo año.

Exitoso neurocirujano de raza negra, Carson se impone a quien habia estado encabezando durante semanas las encuestas de candidatos republicanos, el magnate inmobiliario Donald Trump, quien logró 23% de las preferencias.

En la encuesta anterior de NBC y The Wall Street Journal, a principios de octubre, Trump todavía ocupaba el primer lugar, con 25%. Carson lo seguía, con 22%. De modo que Trump cae ligeramente (2%), mientras Carson sube un 7%.

Pero esa no es la única consulta reciente. En la Encuesta Nacional de la Universidad de Quinnipac Trump mantiene todavía la delantera, con el apoyo del 24% de los consultados. Carson se le pega, con 23%. Marco Rubio, senador por Florida, aparece en el tercer lugar con 14% mientras el senador por Texas, Ted Cruz, está en cuarto lugar, con 13%.

Los demás candidatos republicanos están muy lejos. El exgobernador de Florida, Jeb Bush, tiene el apoyo del 4%; seguido por Carly Fiorina; el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie; y el gobernador de Ohio, John Kasich, con el 3% cada uno. Por último aparece Rand Paul, con 2%. La encuesta tiene un margen de error de más o menos 2,9%.

Trump es visto favorablemente por el 37% y desfavorablemente por un 56%. El mejor margen es el de Carson (49% a 25%), seguido por Rubio (39% a 25%) y Cruz (35% a 32%). Bush está en su peor momento: sólo 25% de los encuestados dijeron tener una visión positiva de quien es hijo y hermano de expresidentes, mientras 58% tiene una opinión negativa.

Entre los demócratas, Hillary Clinton mantiene una ventaja considerable, con 53% de respaldo frente al senador Bernie Sanders, con 35%. Pero su calificación está en negativo, con 42% de opiniones favorables, frente a 52% desfavorables.

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Gilberto Lopes

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