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Filosofiando XII

Intentar “desideologizar” las cosas es no tener confianza en las luchas por las causas sociales

Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo. D. U./Confidencial.

Onofre Guevara López

7 de junio 2016

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Asociarse a un partido político revolucionario presupone tener principios y valores aunque, por cierto, no siempre son cabalmente cumplidos, y esa es una de las causas por las cuales en determinados momentos el partido sufre desviaciones y traiciones.  Esos principios, creo yo, son: ideales, convicción, voluntad, entrega, solidaridad, respeto, fraternidad, confianza y honestidad.  Cuando esos principios son solo declarativos, o solo se supone que existen en quienes se afilian, los antivalores que están ocultos, como el oportunismo, afloran.  Cuando esto sucede, el partido dejar ser lo que era y se convierte en un simple grupo con estructura vertical, donde arriba están los jefes y abajo la servidumbre…

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En eso se ha convertido el que fue FSLN; dejó de tener una dirección colegiada para solo responder a los mandos e intereses personales del caudillo; lo que antes fue estímulo para llegar a ser un buen militante, se volvió interés por conseguir una oportunidad ante el gran jefe (desde un simple trabajo hasta un cargo burocrático, como primera escala hacia los negocios al amparo del poder).  En esas condiciones, dejó de haber congresos para discutir problemas nacionales y partidarios, y fueron sustituidos por simples reuniones de fieles.  La última reunión del 4 de junio, llamada “congreso”… ¡fue para celebrar el 28 aniversario de la candidatura vitalicia del gran jefe!

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La Coalición Nacional por la Democracia, ya completó su fórmula presidencial con la señora Violeta Granera Padilla, como su candidata a la vicepresidencia, quien acompañará en su fórmula presidencial a Luis Callejas.  Curiosamente, ella declaró no tener “ideología política” en el mismo momento en que aceptaba con entusiasmo su escogencia.  Pero si realmente, ella no tuviera “ideología política”… nada tendría que hacer como candidata de una alianza política electoral.

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Ella, ahora está desconociendo los riesgos que antes de ser candidata señalaba para quienes asistieran a unas elecciones auspiciadas por un gobernante que actúa como amo absoluto del Consejo Electoral desprestigiado al máximo, y con una gran carga de responsabilidad por los últimos fraudes electorales.  Doña Violeta está en su derecho de participar ahora en esas elecciones viciadas y, por ende, sin ninguna garantía “mínimamente razonable institucionalmente”, como es la opinión del abogado constitucionalista, Gabriel Álvarez.

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Pero con su auto definición como mujer “sin ideología”, doña Violeta contribuye –sin querer— a la confusión política reinante en el país.  Se auto descalifica y se contradice a la vez, porque ella es una conocida luchadora anti gubernamental y declarada creyente en la democracia.  Pero nada ha cambiado;  o sí,  cambió para mal: Ortega respondió con un no a la observación internacional, y su CSE ya les había negado el derecho de participar en los CED y los CER a 34 delegados del PLI.  La respuesta de su líder Montealegre a esta nueva agresión a las elecciones libres y transparentes, no se hizo esperar: Ortega lo hace, porque tiene miedo, dijo.  Poca contundencia ante otro contundente abuso de poder.

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Volviendo a la auto definición de la señora Violeta, como persona “desideologizada”, no es mi intención criticarla, pues está en su derecho, sino tratar de hacer ver que ya existe demasiada confusión política como para que los políticos contribuyan a que se expanda.  Los componentes de su coalición política –anti marxistas, no marxistas, ex marxistas y marxistas poiblemente— no parecen interesados en aclarar a su candidata sobre lo absurdo de la no ideología.  Nadie espera que estén de acuerdo con el concepto marxista de ideología; pero no les caería mal recordar el concepto burgués de ideología, que aun siendo limitado, es correcto.

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“Ideología –dice el Diccionario Enciclopédico Larousse— es el conjunto de ideas que caracteriza a una persona, grupo, época o movimiento”.  La señora Granera fue escogida por la coalición opositora, no porque diga que no tiene ideología política, sino porque cree que puede serle útil por sus ideas políticas, las del grupo social al que ella pertenece, las de su época y las de su Movimiento Por Nicaragua, al cual abandonó al aceptar su candidatura.  Si no fuera así, ¿para qué sería útil su candidatura?

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Por eso reitero que doña Violeta se auto descalifica sin razón.  Ante el pueblo, los políticos deberían hablar claro; muchas veces y por muchos ya ha sido engañado, y si no se rectificaran esas, aparentes, ingenuidades estarían ocultándole la verdad a la gente.  Por otro lado, al pueblo no le conviene que lo sumen a ciegas a las corrientes conservadoras que ven como “ideológica” toda crítica al capitalismo.  Y en sus campañas mediáticas predican la “desideologización” de la política, porque sirven a otros intereses económicos y políticos, muy ajenos a los del pueblo nicaragüense.

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Sin tomar en cuenta la actitud personal de doña Violeta, se debe pensar en que la “desideologización” tiene fines non sanctos: a) cuando una persona se declara sin ideología, es porque no tiene la franqueza de admitir que su ideología es la reaccionaria; b) cuando se niega la ideología, es porque no se buscan compromisos, sino oportunidades; c) negar la ideología, es estar consciente acerca de cuál es su ideología verdadera, pero se piensa que una persona “desideologizada” puede ser más aceptable.

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De la negación de la ideología se derivan otras cosas absurdas: es como desnudarse de todo sentimiento político y social ante los demás; porque se cree que una persona “desideologizada” es más confiable ante quienes también esconden su ideología.  Creer que en una sociedad –cualesquiera sean los niveles de sus contradicciones— puede existir personas sin ideología, sería como admitir que se puede vivir normalmente teniendo una cabeza descerebrada.

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En fin, intentar “desideologizar” las cosas es no tener confianza en las luchas por las causas sociales.  Cuando la dirigencia política de un partido o de alianza de partidos, tiene compromisos ideológicos con las clases reaccionarias, o con el gran capital –que casi viene siendo igual—, es que procura “desideologizar” sus actividades políticas, y eso es buscar cómo engañar a sus partidarios en particular, y al pueblo en general.

Curiosidades:

  1. Las infladas informaciones sobre la marcha victoriosa de Almagro hacia la imposición a Venezuela de la Carta Interamericana, de pronto parecieron chimbombas pinchadas. Apenas informaron que Almagro ni siquiera se asomó a la reunión del Consejo Permanente, al que él pretendió suplantar para utilizar a la OEA –una vez más— como instrumento para servir los intereses de una derecha pro yanqui…
  2. Más parcos han sido los medios respecto al acuerdo del Consejo Permanente de buscar un diálogo, en coincidencia con Unasur. Una derrota política para derecha, que nunca ha querido diálogo, sino la renuncia per sé de Maduro y la intervención extranjera.  Pero salió con la albarda debajo de la barriga, porque será demandada por usurpación de funciones al solicitar la aplicación de la famosa Carta, lo que solo les corresponde a los gobiernos…
  3. Ahora, a los políticos derechistas, a los empresarios saboteadores y a sus medios de comunicación, solo les queda acelerar –y publicitar al máximo— su guerra económica, esperanzados en que harán reventar de impaciencia al pueblo venezolano por la escasez. Parecieran ignorar que una explosión popular podrían quemarlos a ellos también.

Cronología imperial (*)

1959.-  1) Este año se inició con la precipitada fuga del dictador Fulgencio Batista, hacia la República Dominicana, derrotado por la revolución. Una semana más tarde, ingresaron a La Habano los barbudos combatientes de la Sierra Maestra.  Se retiró el embajador gringo Earl T. Smith, y la misión militar norteamericana, que apoyaron a Batista.  Simultáneamente, comenzó en los Estados Unidos una campaña periodística de desprestigio de la revolución cubana.

2)  En marzo se iniciaron los vuelos clandestinos hacia Cuba desde Miami,  Florida, para primero rescatar criminales de guerra, y después para incendiar cañaverales y centrales azucareras.  La CIA decidió que había que desalojar del poder a Fidel Castro, como si lo hubiese alcanzado con un vulgar golpe militar y no por medio de una revolución popular.  Los conceptos políticos mecánicos de la CIA, han sido los principales autores de sus fracasos.

(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.


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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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