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El fundamentalismo de tres precandidatos opositores

Discurso de Maradiaga, Chamorro y Mora ni siquiera contempla la restitución de derecho que tuvieron mujeres en Nicaragua desde hace más de cien años

Mujeres condenadas a muerte: el Gobierno ha cerrado oídos a la demanda de despenalizar el aborto en Nicaragua para embarazos de alto riesgo o violaciones

Guillermo Cortés Domínguez

8 de febrero 2021

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Fue desafortunado el primer debate supuestamente político entre los precandidatos Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro y Miguel Mora, por su exagerado contenido religioso y su desprecio a los derechos reproductivos de las mujeres. Fue como que expusieran sus ideas personas que desconocen que Nicaragua es un Estado laico, como si estuviéramos antes del siglo XX.

Pero esta primera comparecencia no significa que no puedan ir modulando su discurso, de manera que no sean tan excluyentes con sectores importantes de la población creyentes de otras religiones o sin religiones; y convencidos de la necesidad del aborto para salvar la vida de mujeres en riesgo de morir o de que se afecte gravemente su salud.


Ha sido un craso error de los pre-candidatos anteponer sus creencias religiosas a la obligación de quien se pretende líder político que debe representar las causas más importantes de los diferentes sectores sociales, una de cuyas características es la diversidad de creencias y de pensamiento. Abril 2018 fue esperanzador en muchos sentidos, sobre todo porque consolidó planteamientos hacia el futuro, pero estos señores nos han salido, en estos aspectos, con un discurso del pasado.

Las personas tenemos derecho a practicar la religión que querramos y este derecho incluye el de creer o no en seres sobrenaturales, pero no tenemos licencia para tratar de imponer nuestras creencias a los demás, y menos desde posiciones de poder en el gobierno. Desde 1893 se estableció la laicidad del Estado. Si no van a respetar esto, entonces que digan abiertamente que están por un Estado confesional.

En cierto modo causa decepción y tristeza que estos precandidatos tengan esas posiciones tan excluyentes pese a ser jóvenes de mediana edad, que deberían haber removido los prejuicios religiosos de generaciones anteriores para poder dirigir las urgentes transformaciones que requiere Nicaragua.

Claro está que el estallido social de abril 2018 lanzó a las calles a millones de nicaragüenses en contra de la dictadura, y que para ello no se requiere tener un pensamiento avanzado, pero uno tiende a esperar un poco más de quienes han ido emergiendo como líderes de la protesta contra el orteguismo.

Llamó la atención cómo alegremente los tres precandidatos estuvieron muy apurados, casi urgidos de decir que son “provida”. ¿Qué significa esto? En primer lugar, es adherirse a los planteamientos de una organización fundamentalista que así se denomina y que está en contra del aborto en cualquier circunstancia, lo cual, paradójicamente, los convierte en “promuerte”.

¡Qué facilismo el de estos candidatos! “Soy provida”. Pareciera que, pese a ser casados, ignoran las terribles complejidades a las que se enfrentan las mujeres. ¿No han entendido el creciente clamor de ellas por sus derechos sexuales y reproductivos? ¿Se escudan en su religión (católica o evangélica) para no ver la realidad? ¿Qué saben de tolerancia si irrespetan de esta manera a las mujeres?

¿Qué ocurre cuando por enfermedades pre-establecidas la mujer embarazada llega al momento de parir bajo la amenaza de morir? ¡Que muera!, han gritado los precandidatos como si fueran políticos trogloditas, cavernarios. Ninguna mujer quiere abortar, pero lo hará para salvar su vida, sobre todo si tiene niños, y debe darles su amor y sus cuidados. Pero los fundamentalistas dicen: ¡Que muera! Las abuelas y tías criarán a los huérfanos.

Si el feto está atravesado y la ciencia médica no puede enfrentar esa situación, como no es inusual que ocurra,  ¿qué van a decir los pre-candidatos? ¡Que muera la mujer! Es vergonzoso, y lo que es peor, hace que nos demos con la piedra en los dientes quienes tenemos la esperanza de que los nuevos políticos y políticas serán consecuentes.

Esto también revela la incapacidad de estos precandidatos para leer el estado de opinión o el estado ambiental actual, en que han ganado terreno las posiciones respecto al aborto que protegen la vida de la mujer y de las niñas violadas. Ni siquiera contemplan la restitución de un derecho que tuvieron las mujeres en Nicaragua desde hace más de cien años, hasta que la dictadura lo abolió. Ahí están, más de un siglo atrás, estos señores fundamentalistas.

El discurso extremista y atrasado de Maradiaga, Chamorro y Mora, es deplorable y decepcionante y pone nubarrones al futuro luminoso de libertad y democracia que queremos tras echar del poder a la dictadura. Así que se confirma que no basta con liquidar a este régimen nefasto, hay que garantizar que quienes lleguen al poder sean capaces de desarrollar un programa político que represente los intereses nacionales, que sea laico, no católico, ni evangélico, ni ateo, ni musulmán, ni de ninguna religión; y que dé cabida a los derechos de las mujeres.

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Guillermo Cortés Domínguez

Guillermo Cortés Domínguez

Periodista nicaragüense. Escribió prensa clandestina y fue redactor y editor del diario Barricada. Coautor de "Corresponsales de Guerra". Fundador y director de la revista Medios y Mensajes y la editorial Editarte. Ganó el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, de la agencia de noticias Prensa Latina S.A. Además, es autor de "Huérfanas de Guerra" y "El oráculo de la emperatriz", entre otros libros.

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