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EE.UU. y Cuba: el futuro está llegando

El historial de Cuba en materia de derechos humanos, libertad de expresión e independencia judicial sigue siendo especialmente deplor

El historial de Cuba en materia de derechos humanos

Peter Hakim

22 de enero 2016

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Un año después de que los presidentes Obama y Castro hicieron su anuncio histórico, los EE.UU. y Cuba han recorrido un largo camino hacia la reparación de su rota relación. No, todavía no son especialmente amistosos o de apoyo de unos a otros. Pero hoy son mucho más cordiales y respetuosos el uno del otro que en cualquier otro momento desde la revolución cubana.

Ambos presidentes se han reunido dos veces en conversaciones prolongadas y sus gobiernos han restablecido relaciones diplomáticas normales y abrieron embajadas de pleno derecho en sus capitales. Washington ha eliminado a Cuba de su lista de países patrocinadores de terrorismo, y aliviado un gran número de restricciones económicas y de viajes. Las dos partes se mantienen ocupadas en debates y negociaciones de amplio alcance sobre los múltiples problemas que afectan a sus relaciones.


Sin embargo, todavía hay mucho por hacer. Aunque expresan regularmente su satisfacción por el progreso que se ha hecho, los dos gobiernos se han criticado mutuamente por no actuar en cuestiones clave. Al hacer claro su interés en viajar a Cuba este año, su último en el cargo, el presidente Obama, en una entrevista reciente, dijo que quería el derecho “a hablar con todo el mundo” [en Cuba]. También declaró que quería aprovechar la visita para destacar los avances hacia “la libertad y las posibilidades de los cubanos“, mientras da cuenta de su preocupación de que Cuba puede haber ido “hacia atrás” en ese aspecto.

Si el presidente Obama decide hacer el viaje, lo cual parece que ahora se inclina a hacer, seguramente impulsaría las negociaciones en curso entre Estados Unidos y Cuba. Aparte de poner fin al bloqueo, no podría hacer nada más para contribuir a la buena voluntad de los EE.UU. entre los cubanos de a pie y así elevar sus ánimos. Daría a los cubanos la oportunidad de demostrar el alto valor que le dan a una relación cálida y fuerte con su vecino más cercano. Una visita exitosa ayudaría a cimentar el progreso hacia los lazos normales y haría más difícil un retoceso, tanto en los EE.UU. como en Cuba, independientemente de cómo resulten las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.

Al día siguiente de la entrevista de Obama, la principal negociadora de Cuba, Josefina Vidal, respondió a sus comentarios. En un discurso en el Ministerio de Relaciones Exteriores, hizo hincapié en que eran los EE.UU. quienes estaban violando la soberanía de Cuba, no al revés. Su objetivo principal era el embargo comercial, pero también condenó la continua ocupación estadounidense de la Bahía de Guantánamo y el daño que se está haciendo por las leyes de inmigración de Estados Unidos, que ofrecen un conjunto único de incentivos y beneficios a los migrantes cubanos, no disponibles para los de cualquier otro país.

Subrayó la decepción del gobierno cubano de que Washington no había alterado su antiguo objetivo de cambio de régimen en Cuba, afirmando que los EE.UU. simplemente habían cambiado la táctica, mientras que persiste en su estrategia para reemplazar el sistema socialista del país. (Sin mencionar la diferencia entre la invasión o el bloqueo de un país para renovar su política, y los esfuerzos de Obama para fomentar el cambio a través de gestos pacíficos y conciliadores, incluyendo una visita prospectiva a la isla.)

La subsecretaria Vidal, sin embargo, estaba en lo cierto acerca de la importancia central del levantamiento del embargo, que ha sido y sigue siendo un obstáculo importante para el comercio y el crecimiento de la isla y contribuye en gran medida a la pobreza generalizada en Cuba. Razones humanitarias son una justificación suficiente para poner fin a las restricciones comerciales del embargo sobre Cuba, sobre todo porque el embargo nunca ha tenido éxito en la promoción de los intereses u objetivos estadounidenses. Tampoco quedan muchas razones para que los EE.UU. mantengan las normas de inmigración especiales para los cubanos. Y la ocupación estadounidense de la Bahía de Guantánamo, que los EE.UU. utiliza como una prisión fuera de sus fronteras, contraviene las normas mundiales y regionales y tiene la oposición de casi todos los países del mundo.

Pero Obama también tiene razón. Cuba, no menos que los EE.UU., tiene la responsabilidad de alinear sus políticas y prácticas a las normas internacionales. Cuba es el único país del hemisferio occidental que rechaza elecciones libres para elegir a sus dirigentes. Aunque la práctica democrática y el Estado de Derecho se violan con regularidad en muchos países de América Latina y, a menudo también en los EE.UU., el historial de Cuba en materia de derechos humanos, libertad de expresión e independencia judicial sigue siendo especialmente deplorable y debe ser mejorado.

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Publicado originalmente en Infolatam.


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