15 de agosto 2017
AA
A la derecha venezolana no se le “quemó el pan en la boca del horno”, porque nunca lo pudo poner, sino que, con solo acercarse al horno, se le apagó el fuego. La violencia se frustró con elección de la Asamblea Nacional Constituyente, que sí está funcionando como “un balde de agua fría” sobre las calenturientas pretensiones de acabar con un gobierno constitucional sin atenerse al cumplimiento de los períodos electorales que, para la presidencia, aún no concluye.
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No se trata, por supuesto, de que todos sus esfuerzos y presiones –más los externos que los propios— se hayan terminado de manera automática, pero las violentas destrucción de vehículos, calles y establecimientos, más la fascista práctica de quemar personas por su ideología, clase o color ya llenaron –por lo menos en la última semana— las páginas de la prensa transnacional con fotos a todo color para dar la impresión de que todo el país era un solo incendio.
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Más bien el efecto de la Constituyente –el poder original del pueblo— le está dando oportunidad a la derecha de rectificar la línea violenta. Está legislando sobre lo relacionado para restablecer la paz, creó una Comisión de la Verdad que investigue y señale responsabilidades por la destrucción y las muertes ocurridas durante los últimos años de violencia reaccionaria. La Constituyente confirmó al presidente, adelantó la fecha de las elecciones regionales para octubre y confirmó al Consejo Nacional Electoral.
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Una de las decisiones más importantes (y más silenciadas también por las transnacionales de las noticias) es que les ha tendido un puente de amistad a los productores nacionales no violentos. Es decir, a la clase media, tan manipulada por la derecha y la más perjudicada por la violencia que destruyó sus negocios durante las operaciones callejeras. Por eso no fue casual la presencia de una numerosa representación de esos ese sector durante el acto de instalación de la Asamblea Constituyente y que, de pie, recibiera los fuertes aplausos de saludo que les hicieron los más de 500 constituyentes.
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Y aunque algunos esperaban la eliminación de la vieja Asamblea por la vía constitucional, para luego lanzar al mundo sus lamentos para fortalecer las agresiones externas, los constituyentes aún comparten con ella espacio, sin estar revueltos, como una muestra de despreocupación por su ya inútil existencia. Aunque, claro, la derecha no es tan sensata como para abandonar su extremismo de manera absoluta.
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Todavía la intolerancia y los compromisos que tiene con intereses externos, le impide reconocer la inutilidad y renunciar públicamente de su violencia. Pero sin duda, que la elección masiva de la Asamblea Constituyente le ha causado un trauma a la derecha, ahondando sus discrepancias que han tratado de esconder tras el rótulo de Unidad Democrática, la que cada día es menos democrática y más desunida que nunca.
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Pese a las sordinas que ciertos medios les ponen a las noticias que no les convienen a sus planes desestabilizadores de la sociedad venezolana, se les ha filtrado una que otra noticia acerca de que muchos de los grupos miembros de la MUD se preparan para participar en las elecciones regionales. Otro hecho que ha frustrado es la nueva convocatoria para los comicios constituyentes que su terrorismo impidió en Táchira y otras regiones andinas. Todo fuego se apaga, aunque hay pavesas que muchos intereses extraños seguirán soplando, para ver si reavivan el incendio.
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Entre ellos los intereses de Donald Trump, quien montado en cólera por causa de la frustración de los planes cívicos contra Venezuela, la amenazó con una intervención armada directa. Los cancilleres del coro servil, encabezado por México, Perú, Argentina y Colombia, se reunieron en Lima para hacer “fuerzas de cara” y “desconocer” la Constituyente venezolana, lo que no sirve más que para complacer a sus patronos, los monopolios, los comerciantes en armas, las cúpulas financieras y las transnacionales.
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Sin embargo, la reunión de Lima de pocos cancilleres al margen de la OEA, es señal de que ante Trump ha perdido efectividad. Pero tampoco Trump vio nada efectivo de la docilidad de esos cancilleres, y de detrás de su amenaza de intervención en Venezuela, ha tenido que mandar al vicepresidente Mike Pence, a peregrinar por el Sur en busca de comprometer aún más a gobiernos como el de Colombia, en donde Estados Unidos mantiene siete bases con fines de agresivos.
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En tanto, la MUD después de estar muda durante 48 horas después de las amenaza de Trump, se pronunció de forma tímida rechazándola. Más que tímido, su rechazo a la intervención extranjera es hipócrita, porque al mismo tiempo denunció la “intervención militar de Cuba” en Venezuela. Además, lo dicen después de que tienen quince años de estar acompañados por la CIA en sus acciones… ¡y de estar yendo a Washington directamente a pedir su intervención armada contra Venezuela, al menos ante los últimos tres gobiernos gringos!
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Venezuela ya ha reaccionado con dignidad frente a ese abuso de poder imperial, sin temor ni concesiones, como es propio de pueblo digno. Otros son los que se están quedando en el ridículo por pregonar que el imperialismo ya no lo es, sino un amigable componedor de entuertos, tras el objetivo de hacer brillar la “democracia” en todo el mundo. Pero como si no se dieran cuenta del mentís que a diario les dan desde la Casa Blanca con sus acciones imperiales.
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