4 de noviembre 2015
AA
Caminábamos con otros colegas por una de esas calles llenas de librerías en México DF, deteniéndonos en varias de ellas para curiosear, en busca de tesoros perdidos, de repente en una… ¡Pan! un librito gris, muy delgado ¿será posible?… ¡Si! ¡En pleno siglo XXI en medio de un mar de librerías en el DF encuentro el primer libro que publicó Róger Sánchez en la Nicaragua de los ochenta.
Róger, sin él nunca haberlo sabido fue muy buen amigo mío, cuando no existía todavía el e-mail, todas las semanas me mandaba mensajes en La Semana Cómica, y sin existir todavía el “guasap” todos los lunes nos comunicábamos en “Los Muñequitos del Pueblo” que salían en Barricada. Fue el primer caricaturista que leí, ¡Y que bueno que empecé con él! Su humor era cercano, sencillo, pero no banal, su dibujo era bueno, pero no te intimidaba, y para un chavalito que quería aprender a dibujar, todo eso es importante. Pero Róger no solo me mostró su trabajo, sin quererlo me presentó a Fontanarrosa a Quino a Carlos Giménez a Caloi, a Ríus y a otros tantos dibujantes que circularon por aquel maravilloso “Semanario de humor, marxismo sexo y violencia” como lo había titulado. Conocí el humor “Filosófico” de Quino, el humor negro de “Boogie” de Fontanarrosa, el analítico mundo de Ríus y lo cruel que puede ser la realidad misma con Giménez. Róger me enseñó de todo un poco, dibujo, arte, ciencias, sexo, política… a veces no entendía de qué iba un chiste, hasta que le preguntaba a alguien o averiguaba en otro libro a qué se refería.
Luego, ya metido en este mundo de la caricatura yo mismo, tuve la oportunidad de plantear un proyecto en el El Nuevo Diario de esos grandes referentes del periodismo, Xavier Chamorro y Danilo Aguirre bajo la conducción de Francisco Chamorro, originalmente planteado como “La Patada” el proyecto llegaría a ver la luz con el nombre de “El Alacrán”. De entrada sabía que para ese nuevo suplemento quería recuperar algo de aquel trabajo injustamente olvidado por una década. Así que hablé con Fontanarrosa, para volver a publicar Boogie, y contactamos a la esposa de Róger, para que nos ayudara a volver a publicar su trabajo de historietas y humor erótico.
La experiencia de volver a revisar todo su material para escanearlo y colorearlo para las nuevas épocas, y de que por primera vez una generación iba a (re)conocer su obra, era en lo personal muy satisfactoria, pues afortunadamente, mucho de aquel material era (es) atemporal.
Y ahí está todo ese material, que da perfectamente para un nuevo tomo de Humor Erótico, o un compilatorio de su obra, esperando alguna editorial dispuesta a abordar tal tarea. ¡Cómo me gustaría que se pudiese conseguir el apoyo para hacerlo!
Mañana (5 de noviembre) se cumplen 25 años de la desaparición física de Róger, dibujante, ideólogo, crítico, intelectual, filósofo, sexólogo, revolucionario en más de un sentido. Quisiera contar anécdotas vergonzosas de él o hablar de sus manías o pasiones poco conocidas… pero de nuevo, no tuve el chance de conocerle en persona. De lo que sí puedo hablar, es de lo valorado que era en el gremio, pues en las reuniones internacionales de caricaturistas en las que he participado, quienes sobreviven de aquella época lo recuerdan con inmenso cariño e igual respeto profesional. Por lo mismo, que sirvan estas lineas para agradecerte bróder hasta donde estés por toda la inspiración y compañía que ha significado tu trabajo.
