18 de junio 2016
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El diario británico The Guardian, realizó una investigación sobre William James Vahey, el pedófilo internacional calificado como el peor de toda la historia. La pieza periodística fue escrita por Robert Booth, quien dedicó más de cinco meses a este trabajo, con el objetivo de contar qué había pasado con las víctimas del profesor a lo largo de estos años.
La investigación cuenta cómo James Vahey operaba en los colegios en que trabajó y cómo se ganó la simpatía de los alumnos, profesores y padres de familia. Booth relata cómo a partir de su personaje bonachón, James Vahey, empieza a ganar terreno y organiza los famosos clubes de viaje, para salir fuera de los centros educativos, donde violaba a los menores y tomaba fotografía de los mismos.
Vahey siempre cuidó su relaciones con los superiores de cada colegio y los padres de familia. En Venezuela ganó una reputación de persona generosa y digna de confianza. Organizaba encuentros deportivos con los padres, docentes y niños. En Indonesia el profesor iba a la iglesia con los padres y sus hijos. Una vez que él establecía sus condiciones creaba los clubes de viaje y persuadía a los directores para que otros maestros lo acompañaran, pero con la condición de elegir a su ayudante.
Cuando James Vahey llegaba con sus alumnos a los hoteles, el encargado de la logística era él y cuando todos iban a dormir, tomaba las llaves de las habitaciones, para luego por las noches, drogar a sus víctimas y cuando los menores acusaban malestar, el profesor se ofrecía para cuidarlos y abusar de ellos.
Antecedentes
Vahey se trasladó de una escuela a otra durante su carrera de cuatro décadas, nunca salió a la luz que él ya era un pedófilo condenado. En 1969, mientras trabajaba como ayudante de un profesor en Long Beach, California, fue acusado de "comportamiento lascivo" por acariciar los penes de los niños mientras se les enseña a nadar.
Se declaró culpable, le dijo a su oficial de libertad condicional que estaba "arepentido y humillado" por sus acciones y admitió que había comenzado a tocar chicos cuando tenía 14 años.
En 1970, de 20 años, Vahey salió en libertad de una cárcel de California tras cumplir una sentencia de 90 días por abuso de menores. Fue colocado en el registro de delincuentes sexuales, lo que le obligaba a decirle a las autoridades cuando cambió de dirección. Sin embargo, parece que él no lo hizo, y las autoridades no llevaron un control sobre él. ( De acuerdo con el diario canadiense, el National Post , cuando el registro del estado de California se puso en línea en 2004, el nombre de Vahey no se incluyó porque él ya no vivía en el estado).
Historia de una víctima
John (nombre ficticio), narró a The Guardian, cómo una noche, cuando tenía 14 años, fue invitado a ver una película en el salón de la casa de James Vahey. Una vez que están ahí, el profesor les repartió galletas con agua y se aseguró que se comieran todo. Minutos más tardes, los menores se sintieron aturdido y fueron a descansar. Al despertar, John vio que estaba sin calzoncillos y su pantalón lo tenía otro amigo, que también estaba sin ropa interior.
Jonh fue abusado varias veces por Vahey. El profesor se ofrecía a cuidarlo mientras sus padres salían a largos viajes. Jonh nunca dijo nada a sus padres por temor, aseguró sentirse impotente y pasaron meses de abusos. Jonh finalmente habló con sus padres y a ellos les tomó tiempo procesar la información y decidir bien lo que iban a hacer. Quisieron ir a la casa de James Vahey y golpearlo, pero al final hablaron con los directores pero no creyeron la historia y les pareció extraño, pues era difícil de creer que el profesor estrella estuviera drogando a los niños con galleta.
En el verano de 2013, Vahey se dirigía a la jubilación. Su último puesto fue para estar en el American Nicaraguan School (Colegio Americano) en Managua. Cuando llegó solo a Nicaragua en agosto, Vahey se instaló en villa de tres dormitorios, a siete minutos a pie de la escuela.
La investigación de The Guardian, retoma información de Confidencial. Valiosa, para completar la historia del pedófilo más grande de la historia.
Lea la investigación completa en The Guardian
