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Vacunarse contra la covid-19 en Nicaragua: falta de transparencia y proselitismo

Fanáticos del régimen politizan las jornadas de inmunización en instalaciones del Minsa, que oculta detalles sobre vacunas

Más de un centenar de ciudadanos esperan para recibir la primera dosis de la vacuna contra la covid-19, en el Hospital Bertha Calderón, en Managua. Foto: Cortesía

Confidencial Digital

22 de abril 2021

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Al mediodía del jueves 8 de abril, la defensora de derechos humanos Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), confiscado en diciembre de 2018, llegó al Centro de Salud “Francisco Morazán”, de Managua, para vacunarse contra la covid-19. Apenas se acercó, un hombre gritó su nombre y enseguida aparecieron dos enfermeras que la tomaron cada una de un brazo y la llevaron adentro. Desde ese momento, se dio cuenta que le “harían lo de siempre”.

“Cada vez que voy a cobrar mi pensión de vejez y comparto con los viejitos las filas y todo lo que el procedimiento que hay que hacer, me retratan. Cada mes me sacan”, se adelanta a explicar.


Dentro del puesto de vacunación la sentaron al frente de la fila. Lo hicieron así, tal vez para que la gente pudiera tomarle fotos, dice. Aunque en ese momento no noto nada extraño. El proceso fue rápido, no le pidieron ningún comprobante de su condición médica y a los minutos la pasaron a otra fila para tomar su presión arterial. Después la sentaron en una hilera de sillas donde aguardaban más personas para vacunarse.

“Ahí sí, yo vi que había un problema bien serio. Toda la gente estaba muy cerca. Estaban pegaditos, pegaditos. Yo me quise sentar un asiento de por medio y me dijeron que siguiera porque venía otra persona, esa fue la falla que yo vi”, explica.

Al área de vacunación pasaban grupos de cinco personas. Y fue hasta el momento en que se movió al asiento donde iban a aplicarle la primera dosis de la vacuna Covishield, que se percató que una enfermera estaba tomándole fotos.

— Me estás tomando fotos. Me las puede regalar porque yo no quiero verme solo en el 19 (Digital), —  alcanzó a decir Núñez, con un tono amable, pero no recibió respuesta.

Y antes de que terminaran los 30 minutos de espera obligatoria en el área de observación, que habilitaron para monitorear las reacciones adversas que podría causar la vacuna, las fotos de Núñez ya circulaban en las redes y grupos sandinistas de Facebook y Twitter.

En estas publicaciones se leía: “Vilma Núñez, vende patria -golpista, vacunándose gracias a nuestro buen gobierno”. Así se instauró una práctica de acoso virtual contra personajes públicos que han denunciado las violaciones a derechos humanos y de corrupción que ha cometido la dictadura de los Ortega Murillo.

“Decidí vacunarme porque es un derecho. Y nadie se estaría contradiciéndose más que yo misma, que pregono que los derechos hay que ejercerlos, si no voy. Así que fui hacer uso de mi derecho sabiendo a lo que me exponía”, dice Núñez, de 82 años, quien destaca que no se sintió agredida por ningún sanitario durante el proceso de vacunación.

incremento de contagios de covid-19 en Nicaragua

Vista del área del Hospital Bertha Calderón, en Managua, donde se aplican las vacunas contra la covid-19. Foto: Cortesía

Gobierno administra vacunas donadas por OMS y la India

En Nicaragua, la vacunación contra la covid-19 inició el dos de marzo pasado. Justo una semana atrás, el Gobierno de Daniel Ortega recibió bajo secretismo un donativo de vacunas Sputnik V, de parte de la Federación Rusa. El lote contenía 6000 dosis que servirían para inmunizar a tres mil personas de los programas de hemodiálisis del país, informaron las autoridades varios días después de haber iniciado la primera ronda de vacunación.

Esta jornada inició sin que el Ministerio de Salud (Minsa) divulgara y explicara cuál es plan nacional de vacunación contra la covid-19. Fue un comienzo lento en el cual las autoridades tardaron tres semanas en aplicar la primera dosis de esta vacuna al grupo priorizado. Y desde entonces, la vicepresidenta y vocera estatal, Rosario Murillo, asumió el rol de divulgar toda la información relacionada a la vacunación, que debería liderar el Minsa.

“Está confirmado que el Ministerio de Salud padece de una discapacidad grave porque uno busca en su página web los lugares dónde se van a vacunar y no aparece. Todo lo tiene que decir Rosario Murillo (en sus monólogos) y ella cree que la oye el país entero y no es así”, cuestiona la exministra de salud, Dora María Téllez.

A este lote se le sumaron 335 000 dosis de la vacuna Covishield o AstraZeneca que fueron donadas al país por el Gobierno de la India y por el Mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este donativo fue entregado al Ministerio de Salud para que, de acuerdo al plan de vacunación, administre las dosis equitativamente. Y hasta la fecha son las únicas que se disponen para inmunizar a los nicaragüenses.

Aunque, el 13 de enero de 2021, el Gobierno prometió la compra de 7.4 millones de dosis: 3.8 millones de la Sputnik V, 2.1 millones de la AstraZeneca  o Covishield y 1.5 millones de la Moderna. Con estas vacunas garantizarían la protección contra la covid-19 a 4.5 millones de nicaragüenses. Para esto invertirían 115.7 millones de dólares, pero tres meses después se desconoce qué ha pasado con estas compras.

Las únicas vacunas que Nicaragua tiene garantizadas para este año son los 2.6 millones de dosis que donará la OMS; sin embargo, en este momento también están en riesgo porque el Instituto Serum de la India —el mayor fabricante de vacunas del mundo— suspendió temporalmente la exportación de este suero, para satisfacer su demanda interna ante un incremento de contagios de la covid-19.

Afiche que circuló en redes sociales el día que Vilma Núñez fue a vacunarse. Tomado de Facebook

Vacunación contra covid-19 bajo procesos lentos y aglomerados

Entre el seis y el 16 de marzo, el Minsa ha llevado las jornadas de vacunación a diez departamentos del país, según el calendario que fue leído por Murillo en El 19 Digital. En Managua se han dispuestos cuatro puntos de inmunización: los hospitales Bertha Calderón, Alemán Nicaragüense, Yolanda Mayorga (Tipitapa) y los centros de salud Francisco Buitrago y Francisco Morazán.

El periodista Guillermo Cortés, quien fue a vacunarse al Hospital Bertha Calderón durante la primera semana de vacunación, pasó siete horas con diez minutos esperando para recibir la primera dosis.

“El personal de salud fue amable y servicial y el procedimiento para la vacunación era confiable. A uno le mostraban la vacuna de etiqueta verde de Covishield. Pero someter a personas de 60 años o más a una espera de cuatro, cinco, seis y hasta siete horas, como en mi caso, es un acto de desconsideración, de menosprecio y hasta de exposición al peligro”, escribió Cortés en un artículo de opinión.

Durante la primera semana de vacunación masiva -- a personas mayores de sesenta años, con enfermedades crónicas, cáncer o cardiopatías-- las filas de espera reinaron, según confirmó CONFIDENCIAL en un recorrido por los puntos de inmunización. En León, hubo casos de ancianos que se desmayaron ante la larga espera. Sin embargo, en la segunda semana esto ha mejorado.

Medios oficialistas fueron convocados para grabar el momento en que el Carlos Tünnermann fue vacunado contra la covid-19. Cortesía

El académico Carlos Tünnermann, quien fue a vacunarse este jueves 15 de abril, tardó un poco más de una hora en completar todo el proceso de inmunización. Llegó a las 8:15 a.m. al Centro de Salud y Policlínico “Francisco Morazán” y a las 9:30 a.m. ya estaba en la puerta de salida.

“No había mucha gente, la atención fue muy amable y el procedimiento muy ordenado, bien organizado. No me tocó como en otros lugares que tarda dos o hasta cuatro horas. Y la atención no fue nada especial para mí”, dice Tünnermann,  de 87 años.

Aunque destaca que la atención fue buena, al igual que Vilma Núñez, Tünnermann fue fotografiado mientras esperaba. Incluso, en el momento justo en que iban a aplicarle la primera dosis de la vacuna, llegaron los medios del oficialismo a grabar el momento y entrevistarlo. También, personas que vestían ropa de médicos y enfermeras se unieron a retratarlo con sus teléfonos.

“Llegaron prácticamente todos los medios oficialistas, alguien les avisó y llegaron, y les dije cuando me hicieron la pregunta, yo dije que había llegado como ciudadano y como ciudadano, cualquiera tenía derecho a vacunarse porque la Constitución establece que el derecho a la salud pertenece a todos los nicaragüenses y el Estado tienen la obligación de proporcionar los servicios de salud”, cuenta el académico que fue parte de la Alianza Cívica y ahora es miembro de la Comisión de Buena Voluntad.

Esta situación de hostigamiento también lo sufrió el cronista deportivo Edgar Tijerino, el periodista Carlos Fernando Chamorro, el empresario radial Fabio Gadea Mantilla y el político opositor Luis Carrión. Según los fanáticos y bots, las dosis aplicadas a opositores son una muestra de la buena voluntad del Gobierno de Ortega, cuando responde a su trabajo y compromiso en aplicar las dosis donadas.

Todas las personas que están siendo vacunadas contra la covid-19 son obligadas a firmar un documento de consentimiento informado en el que exonera al Estado de Nicaragua de cualquier responsabilidad por algún evento adverso que pueda sufrir.

“A mí no me explicaron nada de si la vacuna podría tener efectos secundarios”, explica Vilma Núñez. Y señala que a pesar de no estar de acuerdo con el documento informado, decidió firmarlo. “Definitivamente lo tuve que firmar porque  yo iba decidida a que me pusieran la vacuna”, dice. Lo mismo ocurrió con Tünnermann.

vacuna contra la covid-19

Bajo toldos o pegados a las paredes, los ciudadanos se protegen del sol, mientras esperan la vacuna contra la covid-19, en el Centro de Salud “Francisco Morazán”. Foto: Nayira Valenzuela

Opacidad en la vacunación contra la covid-19; OPS demanda información  

Hasta la mañana del miércoles 14 de abril, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) no tenía ningún datos sobre la cantidad de vacunas Covishield habían sido aplicadas en Nicaragua.

Según dijo el director de Emergencias en Salud de este organismo, Ciro Ugarte, “No tenemos información precisa de las coberturas de vacunación. No hay datos precisos sobre los grupos de edad o de personas, ubicación”, dijo en conferencia de prensa.

Horas más tarde Murillo dijo que ya habían notificado a la OPS sobre esta información y aseguró que habían inmunizado al 35% de su grupo meta. Esto significaría que de 167 500 primeras dosis, habrían aplicado 58 625. Es decir, que en promedio administraron 8375 dosis. Sin embargo, hasta el viernes 16 de abril que la OPS actualizó su plataforma de vacunación, Nicaragua solo había reportado 38 628 primera dosis.

Por lo tanto, si se suman las 3000 personas del programa de hemodiálisis que fueron vacunados con la Sputnik V, la cifra de personas que ya recibieron su primera dosis se eleva, a penas, a  41 628, en siete semanas. Pero esta es solo una estimación porque el Gobierno no informó a la OPS sobre este tipo de vacuna.

Y aunque Murillo prometió en uno de sus monólogos diarios, cuál sería la cantidad de dosis que enviarían a los Silais del país, esta información se desconoce. “(Como no hay información no hay manera de valorar si este proceso es exitoso o si va muy lento, si va muy rápido. No hay forma, no hay una estadística que diga cuántas personas mayores de 60, con cardiopatía, se les aplicó la vacuna. Lo cual quiere decir que no se va poder aprender del proceso”, señala la exministra de salud.

Vista del área del hospital Bertha Calderón, en Managua, donde se aplican las vacunas contra la covid-19. Foto: Cortesía

Vista del área del hospital Bertha Calderón, en Managua, donde se aplican las vacunas contra la covid-19. Foto: Cortesía

“Es una irresponsabilidad no vacunar a los médicos”

En Nicaragua, el gremio médico ha sido uno de los más afectados. Según los datos del Observatorio Ciudadano se han contagiado 892 trabajadores de la salud, de estos han muerto 120, incluyendo a 57 médicos y 24 personas de enfermería. A pesar de esto, el Gobierno decidió no priorizarlos.

“Hay un estudio que acaba de salir que dice que el trabajador de salud tiene siete veces más probabilidades de enfermar gravemente porque a nosotros nos toca ver a todos los pacientes que están en riesgo. Esa sería una razón suficiente para que se hubiera iniciado la jornada de vacunación con el personal de salud”, señala el doctor Jorge Miranda.

Según explica, los contagios en el personal de Salud son una de las causas de mortalidad a nivel mundial porque el incremento de muertes se da principalmente por el colapso en el sistema de salud y esto es causado en alguna medida porque ante la alta demanda no hay personal calificado para atender porque están enfermos. Por lo tanto, opina, el Gobierno empezó mal no evacuando al personal sanitario.


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