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Una valla humana le grita a Ortega: "¡Qué se vaya!"

“Un 4 de julio se le dijo a Somoza que su tiempo se acabó, hoy cuatro de julio le decimos a Ortega lo mismo”, dijo Azahalea Solís, de la Alianza Cívica

Miles de personas participaron en la "cadena humana" contra Ortega. Bienvenido Velasco | EFE | CONFIDENCIAL.

5 de julio 2018

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Marcela Guevara se acomodaba su sombrero azul y blanco para capear un poco la voracidad de la resolana que a las once de la mañana del miércoles comenzaba a quemar el pavimento. La mujer había dejado su pequeño negocio para asistir a la “cadena humana” contra la dictadura convocada por la Alianza Cívica y junto a otras personas sostenía la Bandera Nacional mientras coreaba consignas contra el régimen. Para Guevara cerrar unas horas su negocio es una pérdida, pero lo hace, aseguró, porque no quiere “más dictadura”.

“Los nicaragüenses hemos dicho que queremos democracia, porque hemos tenido once años de dictadura real, pero también hemos tenido una dictadura desde abajo, con Daniel Ortega gobernando desde abajo. El pueblo nicaragüense con esta cadena humana dice basta ya de dictaduras”, dijo Guevara, quien afirmó no tener el miedo de salir a protestar, de hablar, de criticar al régimen a pesar de las represalias que puedan haber, como ya está sucediendo con la Dirección General de Aduanas, “que nos está acosando a los pequeños empresarios”, explicó.

Jorge Torres | EFE | CONFIDENCIAL.


La Alianza Cívica había convocado a una “forma de protestas novedosa” para mantener la presión contra el régimen de Daniel Ortega y el control de las calles por parte de la población, que se lo arrebató al Frente Sandinista desde el 18 de abril, cuando comenzó una insurrección que ni Ortega, ni su esposa Rosario Murillo, ni los nicaragüenses se habían imaginado tan gigantesca y contundente. Fue una reforma sin consenso al Seguro Social la que encendió la llama, que se convirtió en un incendio que amenaza al régimen tras el despertar de los estudiantes universitarios por décadas aletargados, cuya valentía inspiró más la insurrección pacífica a la que Ortega ha respondido con plomo. Las balas del dictador han asesinado a casi 250 nicaragüenses en 79 días de terror financiado por el Estado.

Es por esa respuesta violenta de un régimen que se quitó la máscara de amor que cubría su autoritarismo, que Guevara estaba ayer “encadenada” mano con mano con decenas de miles de personas que desde la Rotonda Rubén Darío, en Metrocentro, hasta la Rotonda Jean Paul Genie, frente a Galerías, retaban el miedo sembrado por los escuadrones de la muerte de la dictadura, grupos armados con rifles de gran calibre que dejan una estela de muerte por las calles de las ciudades de Nicaragua.

Jorge Torres | EFE | CONFIDENCIAL.

“Estoy aquí por la valentía de esos muchachos que nos despertaron”, dijo Guevara en alusión a los estudiantes universitarios que desde abril dieron la vida en su despertar de libertad. Desde el 19 de abril, cuando Ortega ordenó la brutal represión, ha sido desatada la peor matanza en la historia de Nicaragua. “¡Qué se vayan!” “¡Qué se vayan!”, gritaba ayer la gente, entre ellos Marcela Guevara. Ortega dejará el poder bañado de sangre.

Para Guevara la gente no debe tener miedo a manifestarse. Ella, dijo, no lo tiene. Está harta de tanta violencia, de tanta muerte, de las noticias de horror con las que todos los días despiertan los nicaragüenses. Por eso, asegura, hay que salir a las calles, hay que gritar alto que Ortega y Murillo deben dejar el poder. Su llamado también lo hace a la empresa privada.

Jorge Torres | EFE | CONFIDENCIAL.

“Los empresarios se están reivindicando con el pueblo nicaragüense, porque ellos mismos han dicho que se equivocaron. Me gustó lo que dijo un alto empresario quien afirmó que ellos se plegaron por pragmatismo y le echaron la culpa a los políticos”, dijo. “Pero hay un político al que le debemos echar la culpa todos. Es a Arnoldo Alemán, porque pactó con Ortega, porque nunca Daniel Ortega hubiera llegado al poder con el porcentaje de votos que obtuvo en 2006”, agregó.

Al mediodía del miércoles la cadena humana era un éxito. Decenas de miles de nicaragüenses se “amarraban” en un ambiente festivo, a pesar de tanta muerte, porque salir a manifestarse en un escenario de terror es ya un triunfo personal para cada una de estas personas. Algunas mujeres bailaban al son de “Me gustan los estudiantes”, la canción de Violeta Parra cuya versión interpretada por Los Guaraguao se ha convertido en la banda sonora de la protesta pacífica, un himno que reivindica el papel que jugaron los universitarios, pero también que reta la violencia y el terror. “Son aves que no se asustan de animal ni policía/y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría”, coreaba la gente.

Bienvenido Velasco | EFE | CONFIDENCIAL.

“Una vez más hemos demostrado que las calles son del pueblo”, dijo Azahalea Solís, representante de la sociedad civil en la mesa del Diálogo Nacional y miembro de la Alianza Cívica. “Este es el camino, porque estamos en una lucha cívica, que implica mucha paciencia y mucha creatividad. Esta valla humana le está diciendo a Ortega que se vaya. Un 4 de julio se le dijo a Somoza que su tiempo se había acabado, hoy 4 de julio de 2018 le estamos diciendo a Ortega que su tiempo ya acabó”, agregó Solís.

Frente al edificio del Grupo Pellas, en la Carretera a Masaya, Segma Amador, quien había dejado su puesto de trabajo para sumarse a la “cadena humana”. La mujer arengaba a sus compañeros de trabajo, organizaba piquetes para detener el tráfico en la carretera y gritaba consignas contra Ortega. “Vamos a ver, vamos a ver, dónde están esos hombres, que demuestren que tienen huevos, solo las mujeres nos ponemos al frente”, estaba Amador a sus colegas, que poco a poco se fueron uniéndose a la cadena. 

Bienvenido Velasco | EFE | CONFIDENCIAL.

“Queremos que este asesino se vaya de nuestro país”, dijo Amador. “No es posible que ya llevemos más de 300 asesinatos, es un genocidio total. Exigimos que Ortega ya ponga su renuncia y se vaya, porque no lo queremos, ya en Nicaragua no caben ni él ni sus asesinos sicarios”, aseguró la mujer con rabia, cansada ya de una pesadilla que dura 79 días. “¡Aquí hay un crimen organizado! Si a usted lo miran en una marcha lo siguen. Están organizados con sus sicarios, con todos los que sacaron de La Modelo, con toda la Juventud Sandinista, con todas sus organizaciones en cada barrio. Pero ya los nicaragüenses perdimos el miedo. Aquí el que tiene miedo es Ortega”, afirmó.

La cadena humana terminó a eso de las dos de la tarde. La gente se integró poco a poco a sus puestos de trabajo. Oficinistas, cajeros de banco, médicos, funcionarios de laboratorios y hasta cocineros de los restaurantes de la zona guardaron sus banderas azul y blanco para reiniciar la jornada laboral, muchos de ellos a la espera del sábado, cuando se realizará una marcha nacional para mantener el mensaje que el miércoles se coreaba a una sola voz en la Carretera a Masaya: “¡Qué se vayan!”

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Carlos Salinas Maldonado

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