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"Todos los migrantes teníamos esperanza en Hillary Clinton"

Gabriel es un joven gay nicaragüense que vive en EE.UU. sin documentos. Casado con un ciudadano, espera legalizar su situación. "Hay paranoia", dice

Ilustración: Olga Sánchez/Confidencial.

Dánae Vílchez

19 de abril 2017

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Gabriel. 29 años. Gay. Indocumentado. 

Vivir en Estados Unidos nunca fue uno de los planes de Gabriel. Quería trabajar allá temporalmente, hacer un poco de dinero y después volver a Nicaragua. Había trabajado en Managua como administrador de empresas y agente de servicio al cliente en un call center, pero en Estados Unidos le tocó hacer de todo un poco: construcción, atención hotelera, limpieza, etc. Asegura que la esperanza de los migrantes estaba en una victoria de la demócrata Hillary Clinton en las pasadas elecciones presidenciales.


La primera vez que viajó fue en 2013, logró conseguir la visa de turista, pero en esa ocasión solo se estuvo dos meses y vivía con amigos en Miami, Florida. Gabriel -no es su nombre real, ha sido cambiado para proteger su identidad–volvió a ese país en 2015, esta vez a New Orleans, Luisiana, para trabajar en construcción con su hermano. Ahí conoció a quien después sería su esposo: Jason.

“Yo lo conocí y comenzamos a salir, él no habla nada de español, pero nos caíamos muy bien. En 2016 yo me fui para Nicaragua por unos meses y seguíamos en contacto, cuando regresé en agosto de ese año seguíamos saliendo y luego vinieron las elecciones”, narró Gabriel.

Con la controversia política a flor de piel, Estados Unidos se volcó en una campaña electoral sin precedentes. Los candidatos, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, desataron una guerra sucia de ataques y confrontaciones. Los medios de comunicación y las redes sociales ardieron, mientras el público se dividía entre uno u otro lado.

Todas las encuestas daban como ganadora a Clinton, y muchos veían a Trump como “un bufón”, dice Gabriel. Nadie creía que lo que pasó iba a ocurrir y que ese “bufón” se convertiría en el presidente de Estados Unidos.

“Todos los migrantes teníamos una esperanza de que ganara Hillary, pero como no gana, la gente se sentía horrible en las calles, era el punto de lo que se hablaba todo el día era del miedo, la gente pensaba esto se va a poner feo. Yo estaba que me regresaba para Nicaragua, pero poco después Jason me pidió que nos casáramos para que no me fuera”, relató el nicaragüense.

En Estados Unidos, el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en todos los Estados del país desde 26 de Junio del 2015, a través de una sentencia del   Tribunal Supremo que declaró que todos los Estados tienen obligación de conceder licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo bajo la Decimocuarta Enmienda de la Constitución.

El matrimonio “gay” también es reconocido por la Agencia Federal de Inmigración, lo que permite que si la relación es “de buena fe y sin intención de conseguir beneficios migratorios”, el cónyuge del ciudadano/a gay que sea indocumentado, puede obtener la residencia legal permanente, de acuerdo a los procedimientos actuales.

Jason y Gabriel se casaron el 28 de enero del 2017 y se mudaron a Madison Ville, a unas dos horas de Nueva Orleans. En esa ciudad trabaja en un hotel, y según expresa, no hay muchos latinos. Sin embargo, el miedo a la redadas de la Oficina de Detención y Deportación (ICE por sus siglas en inglés) es muy fuerte.

“Yo estoy en un status indocumentado aunque ya esté casado, ellos nos han pedido tantos papeles. Estamos esperando los últimos papeles para poder iniciar ese procedimiento, pero la verdad es que igual el miedo siempre está ahí. Yo a veces me siento en el comedor a ver por la ventana si no está ICE en mi calle. Uno tiene mucha paranoia”, explicó Gabriel.

Las redadas de ICE han sido objeto de grandes polémicas. Las patrullas de la autoridad migratoria deambulan por las calles, acechan puestos de trabajo, centros comerciales y locales donde las comunidades latinas acuden regularmente. Han desatado una cacería en contra de los indocumentados, pero estos han encontrado formas de defenderse.

Según explica Gabriel, además del trabajo de las organizaciones que brindan apoyo legal a las personas indocumentadas, las redes sociales y los mecanismos de comunicación son utilizados en función de protegerse los unos a los otros.

“Entre los mismos latinos, por el WhatsApp se ponen a enviarte mensajes diciéndote en tal calle están los retenes, o en tal lugar se pone migración a pedir papeles, no pasés por ahí. Te dicen por ejemplo no vayas a Walmart porque ahí va estar el ICE. Para nosotros Walmart es el supermercado más económico y los latinos vamos ahí, pero entonces hemos cambiado muchas tradiciones”, relató el nicaragüense.

Primera parte: Nicas indocumentados en EE.UU: “Hay miedo y paranoia” https://www.confidencial.digital/nicas-indocumentados-ee-uu-miedo-paranoia/

Segunda Parte: “El día que ganó Donald Trump me deprimí” https://www.confidencial.digital/el-dia-que-gano-donald-trump-me-deprimi/


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Dánae Vílchez

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