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El retorno del inspector Dolores Morales

Una trama policiaca que destapa la podredumbre del poder, la corrupción, y los dilemas éticos de un sobreviviente de la revolución

El escritor Sergio Ramírez, en su estudio de Managua. Carlos Herrera | CONFIDENCIAL.

Carlos F. Chamorro

12 de diciembre 2017

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Ya nadie llora por mí, la más reciente novela del escritor Sergio Ramírez, ganador del premio Cervantes, que es considerado el Nobel de la literatura en español, se presentará el próximo jueves en el aula magna César Jerez de la Universidad Centroamericana, en lo que será motivo de una doble celebración. Se trata de una novela negra inspirada en la Nicaragua contemporánea, en la que a través de una trama policíaca se narra una historia sobre el poder, la corrupción y la podredumbre moral de una sociedad que alguna vez intentó generar un cambio a través de una revolución. Su personaje principal es el inspector Dolores Morales, un expolicía que ahora ejerce como detective privado, y que hace nueve años debutó en otra novela de Ramírez titulada El cielo llora por mí. Y según explica el escritor en esta entrevista, no ha descartado la posibilidad de una tercera novela sobre el inspector Dolores Morales.

Esta es una novela policíaca y a la vez una especie de crítica social sobre la Nicaragua de hoy. A los críticos les ha llamado la atención la contundencia con que se retrata la corrupción en Nicaragua. ¿Esa es tu lectura de la realidad, o una intención deliberada en la novela?


La novela es un espejo de lo que está ocurriendo en América latina, y centrada en Nicaragua, porque es lo que yo mejor conozco. Ahora, la novela negra es un procedimiento mediante el cual uno narra a través de un personaje central, que es un policía, ya sea de la fuerza policial de un país, o retirado. En este caso yo sigo la historia del inspector Dolores Morales, que es un guerrillero que pasó luego a ser parte de la unidad antidrogas de la Policía Nacional, se retira, y hoy en la novela aparece con una agencia humilde en un centro comercial de segunda categoría desmantelado, desde ahí él lo que ve son casos de adulterio que le lleva gente de pocos recursos, hasta que cae en sus manos este caso trascendental que es el que abre los subterráneos de la novela por donde el personaje va a circular, de manera que el inspector Dolores Morales es el catalizador de esta situación.

Ahora, la novela negra que uno lee proveniente de Estados Unidos, de Suecia, está basada en personajes que tienen detrás un aparato policial impoluto, un sistema de justicia transparente, fiscales que no se dejan mover por ningún viento, y en América Latina desde México hasta el sur, pasando por Nicaragua, un policía, privado o público, tiene que contar con que entra a investigar un caso en arenas movedizas porque no sabe a qué atenerse.

El inspector Dolores Morales está confrontado todo el tiempo con dilemas éticos, tiene que escoger entre lo que él cree que son sus principios, y algunas tentaciones. ¿Ese personaje es una especie de metáfora del país?

Es el signo de nuestros tiempos, porque este hombre viene de la vieja guerrilla, fue combatiente del Frente Sur bajo las órdenes del padre García Laviana, perdió una pierna en combate, le pusieron una prótesis, él conserva los valores éticos de entonces, sin embargo al entrar en estas arenas movedizas, esos valores son sometidos a prueba frente a la tentación del dinero. Este cliente nuevo que le aparece, que es un hombre poderoso, rico, le da cinco mil dólares de adelanto en un sobre bajo la promesa de que al resolver el caso de encontrar a su hijastra que ha desaparecido, le va a entregar cinco mil más, más le da un dinero para sus gastos operativos, esta es una tentación para él, y cuando él se da cuenta de qué es lo que realmente está investigando, que no lo vamos a contar aquí porque esto es parte de la gracia de la novela, él vacila efectivamente entre el dinero, porque él ha hecho ya cuentas de que va a cambiar su carrito Lada por uno de segunda mano pero en mejores condiciones; doña Sofía, que es su asistente, comienza a hacer cálculos de que le va a cambiar el techo a la casa, que está pasconeado, y a la hora de que tiene que decidir, pues, el dinero pesa, diez mil dólares para él son una cantidad enorme de dinero, y este dilema ético es el que sostiene el andamiaje de la novela, estas decisiones que tiene que ir tomando lo largo del camino, porque él es un sobreviviente ético de unos tiempos que ya no existen.

¿Existe la posibilidad de que personajes de la vida real que están implantados en las cúpulas del poder se sientan interpelados, retratados por esta novela?

Yo creo que alguien que se queja porque se parece a un personaje de una novela no hace más que el ridículo, porque los personajes son ficticios, una novela parte de la invención. Hemingway llamaba modelos a los que se encontraba en la vida real en los cuales basaba sus personajes, pero que esos modelos no eran los personajes. Los personajes constan de muchas partes y de muchas capas, y aquí hay personajes que yo he tomado la tradición antigua de Nicaragua, aparece aquí Vademécum, que es un médico acusado de provocar un aborto, que se ha convertido en un cobrador, y usa a unos duendes para cobrar, que si los sitúa frente a la casa, niños disfrazados de duende que se los sitúa frente a la casa del deudor. Esto yo lo he tomado de un viejo personaje aquí que se llamó Víctor de la Traba, que está en la tradición folklórica de Nicaragua, entonces es una mezcla de todo.

El inspector Morales está rodeado de mujeres muy astutas, algunas aparecieron en su novela anterior, como doña Sofía y Fanny. ¿Tenés un personaje predilecto?

Doña Sofía sigue siendo mi personaje predilecto por su astucia, por su inteligencia, ella no es más que una afanadora, madre de un mártir que cayó combatiendo los barrios orientales, ella vive con el recuerdo pendiente siempre de su hijo, pero es una mujer que naturalmente está dotada para la investigación policial, lo probó en la novela anterior, y ahora se ha ido con el inspector Morales a abrir este pequeño despacho de detectives privados, y aquí demuestra esa astucia porque se vuelve incluso una hacker de primera categoría, entrando a cuentas de Facebook, entrando en todo este entramado del mundo digital para facilitar las averiguaciones que están haciendo acerca de la desaparición de esta muchacha.

No vamos a hablar del desenlace de esta novela sobre un poder que luce inexpugnable, pero el lector se pregunta por el destino del inspector Dolores Morales cuando se cierra la última página.

Bueno, yo dejo una espera porque puede ser que vuelva a aparecer en otra novela. A mí me gustan los desafíos, y como te fijaste, las oportunidades del inspector Morales se estrechan completamente, lo que le queda es una salida muy estrecha, no sabemos cómo podrá deshacerse de esos obstáculos para poder seguir adelante, porque ha quedado en la situación más comprometida.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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