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Periodista Miguel Mendoza: 80 días preso por opinar en redes sociales

En los últimos dos meses, casi una treintena de periodistas se ha exiliado, ante el incremento de la represión; media docena más guarda prisión

Periodista Miguel Mendoza: 80 días preso por opinar en redes sociales El régimen criminaliza la libertad de opinión en Nicaragua

9 de septiembre 2021

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El pasado 21 de junio, mientras tuiteaba para informar sobre el esfuerzo infructuoso del régimen por arrestar al periodista Carlos Fernando Chamorro en casa, el cronista deportivo Miguel Mendoza presintió que era probable que después fueran por él, pero decidió quedarse en su casa, porque nunca sintió que publicar mensajes en redes sociales pudiera usarse como excusa para encarcelar a alguien. Ni siquiera en Nicaragua, pero estaba equivocado.

Al menos media docena de nicaragüenses ligados al ejercicio de la profesión, celebraron el Día Internacional del Periodismo, guardando prisión por expresar sus ideas, según el Informe Especial sobre la Libertad de Expresión, presentado este 8 de septiembre por el Colectivo de Derechos Humanos, Nicaragua Nunca Más.


Además de Miguel Mendoza, el periodista Miguel Mora, el comentarista Jaime Arellano, los columnistas de La Prensa Pedro Joaquín Chamorro y su hermana Cristiana,  Francisco Aguirre Sacasa, y Mauricio Díaz, asi  como el gerente general del Diario La Prensa, Juan Lorenzo Holmann, El Colectivo de Derechos Humanos calcula que hay unos 25 periodistas más que salieron al exilio a partir de junio de 2021.

Al enumerar los tipos y niveles de represión, los defensores de Derechos Humanos identifican que el régimen aplica la criminalización y judicialización de los informadores; junto con ataques a la integridad física y psicológica; el daño patrimonial a los medios y a los periodistas; violaciones a la libre movilización, circulación y residencia, así como la negación de otros derechos.

De forma adicional, mencionan la implementación de obstáculos para el ejercicio periodístico; la persecución fiscal y aduanera; las garantías de impunidad que tienen quienes agreden a los comunicadores y, finalmente, el desplazamiento forzado de periodistas.

En el Día Internacional del Periodista, el director de Esta Noche, Carlos Fernando Chamorro, entrevistó a Margin Pozo, pareja del cronista deportivo Miguel Mendoza, y la periodista Mildred Largaespada, experta en redes sociales, para conversar sobre la detención del cronista deportivo.

Preso por tuitear

Pozo relató que, si bien se sorprendió ante la apariencia de Mendoza después de 79 días en la cárcel acusado de “conspiración”, de quien dijo que ha perdido unas 20 libras, hay un mensaje del comunicador, que quiere destacar sobre los demás: “Yo soy inocente”.

“Lo primero que hizo fue abrazarme. Me abrazó, expresando todo el amor que siente por nosotras”, dijo Pozo, en referencia a ella y “Alejandra, nuestra hija de siete años”.

“Me dijo que había bajado 20 libras. Los primeros días estuvo mal de salud porque Miguel es diabético. Fue atendido por un médico tres veces por semana, pero ahora lo están visitando una vez por semana. Me da gusto saber que está siendo atendido por un médico, pero físicamente no se ve bien”, admitió.

En referencia a la acusación que se le hizo, sustentada en mensajes publicados en sus perfiles en redes sociales, Pozo narró que Mendoza insiste en que “yo no he cometido ningún delito. Yo le decía: de eso estamos claros todos. No solamente nosotros como familia, sino gran parte del país, está claro que sos inocente, no has cometido ningún delito. Publicar, compartir tus ideas, compartir noticias, no es un delito, así que estamos conscientes de que vos sos inocente”.

El periodista le aseguró que, aunque lo han interrogado de manera frecuente, sus interrogadores no lo han lastimado físicamente, porque “esa es la preocupación que uno tiene como familiar, pero me dijo que no lo han lastimado”.

La periodista experta en redes sociales, Largaespada, refrendó el discurso de inocencia de Mendoza, a la vez que explicaba que “el régimen quiere criminalizar la horizontalidad” en la comunicación, que ofrecen las redes sociales, cuando permite que los usuarios interactúen ‘de tú a tú’ con “los políticos, con otros usuarios, con periodistas, directores de medios, partidos políticos”, etc.

Criticar desde el anonimato

La detención de Miguel Mendoza saltó a muchos medios de comunicación, dentro y fuera del país, porque “la categoría de ‘periodista apresado por informar’, es una categoría de derecho humano, y la gente apoya a estos periodistas: a Miguel Mora, a Jaime Arellano”, explicó Largaespada.

“El caso emblemático que hace que la comunidad acoja esta noticia, es el hecho mismo de que es un periodista que solo estaba informando, y la información la necesita la gente. Entonces, la gente como lectora, como audiencia, como público, se siente siempre en solidaridad cuando apresan algún periodista. Todo el mundo está condenando al régimen de Ortega”, aseveró.

Pozo recuerda que Mendoza “jamás imaginó que le iba a suceder algo porque él me decía: yo soy un cronista deportivo, comparto información de política, pero yo no soy un aspirante político. Yo no estoy aspirando a nada”, recordando que unos 15 días antes de la detención, simpatizantes del régimen iniciaron una campaña de odio en la que pedían ‘cárcel para Miguel’, y para otros miembros del programa donde él laboraba.

Cuando la amenaza se materializó, “lo primero que ocurrió fue una ola de solidaridad con él. En todas las comunidades”, incluso en aquellas que no necesariamente hablan de política, o de la crisis sociopolítica, pero que lo seguían en redes sociales, explicó Largaespada.

Después de la solidaridad hubo “mucho enojo, por la injusticia, porque sabían –todo el mundo sabe- que es una injusticia”, y como todos son usuarios de redes sociales, se empezaron a quejar, y a expresar esa molestia, explicó.

A eso le siguió un período breve de silencio, que dio lugar a una explosión de cuentas nuevas, anónimas, recurso al que la gente tuvo que acudir para poder seguir cuestionando al régimen, sin tener necesariamente que seguir la misma suerte que Mendoza.

Después de más de dos meses y medio de injusta prisión, Margin Pozo y el resto de la familia lloran la ausencia de Miguel Mendoza, y oran por volver a verlo libre, especialmente la pequeña Alejandra, la hija de siete años, que anhela poder compartir la Navidad con su papá.


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Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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