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Nicaragüenses retornados sin opciones laborales en el Caribe

Los costeños pasaron entre tres y cuatros meses sin empleo, y sin poder ingresar al país. Lograron regresar a su patria en julio pasado

La blufileña Wendy Molina en la cocina de su vivienda, donde hornea pasteles, que luego vende. Foto: Nayira Valenzuela

Confidencial Digital

9 de noviembre 2020

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El nicaragüense Carton Moses navegaba en las costas francesas cuando el barco crucero en el que trabajaba suspendió operaciones por la pandemia. Su itinerario de regreso era Francia, Barbados y Nicaragua; pero se truncó por varios meses en la isla caribeña porque el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo impidieron —sin ningún argumento oficial— su retorno al país. Hoy, tres meses después de su repatriación, el joven costeño volverá a la mar, pero esta vez “a pescar langosta, camarón o tortugas para sobrevivir, mientras se mejora esta situación”.

Al igual que Moses, unos 500 caribeños perdieron sus empleos por la pandemia en la industria turística y hotelera de Gran Caimán y Barbados, así como en los cruceros turísticos de las compañías Royal Caribbean, Celebrity, Princess y Carnival. Los nicaragüenses pasaron entre tres y cuatros meses sin empleo, y sin poder ingresar al país. Lograron retornar a su patria en julio pasado.


“¿Qué pasó mientras ellos estaban sin trabajar?, la familia aquí (el Caribe) estaba endeudándose, fiando comida o prestando dinero para pagar los servicios”, describió la activista caribeña Shakira Simmons, quien agregó: “suponemos que las personas que entraron, con lo poco que tenían, venían directamente a cancelar deudas que se había asumido desde la familia, y esta es una situación que no se previó, que ni siquiera se dio una alternativa desde el Estado”.

Resaltó que conoce de casos de ciudadanos que han perdido “sus casas, bienes, vehículos, negocios, debido a que no tiene fuentes de ingresos para poder afrontar las deudas”.

Wendy Molina, quien trabajaba como cabinera en un barco de Royal Caribbean, indicó que pasó tres meses varada en el crucero. “Nosotros en el barco teníamos las tres comidas, pero no había remesas para mandar (a la familia) porque no nos estaban pagando”.

Para Dolene Miller, lideresa creole en el Caribe, otro problema de los retornados es que “muchos” no cuentan con un plan de inversión y han encontrado dificultades para reinstalarse. “Estas personas no tienen otra opción más que buscar alguna alternativa informal para mantener a su familia”.

En otras actividades

Activistas y retornados coinciden en que las opciones laborales, en su ramo, son escasas en la región del Caribe, por lo que la mayoría se ven obligados a dedicarse a otras actividades.

“Soy de la zona garífuna, más que todo nosotros vivimos de la pesca. Así que cuando no está entrando nada, tenemos que salir al mar”, dijo Moses, quien posee una lancha junto a su familia. “Pescar es lo que hacía mi papá para sobrevivir”, añadió el joven que era mesero en un crucero de la compañía Celebrity.

El joven Carton Moses, ex mesero en el crucero de la compañía Celebrity, en las afueras de su casa en Bluefields. Foto: Nayira Valenzuela

Molina contó que ella comenzó a hornear y vender pasteles de zanahoria, banano, quequisque, yuca maíz, y torta de leche. Ella ha trabajado más de 17 años con la compañía Royal Caribbean, y con sus ahorros logró abrir, junto a una hermana, una tienda de productos para el cabello en Bluefields. Sin embargo, Molina señaló que seguirá horneando. “Ya le dije a mi hermana que quiero parar, pero dice que no puedo parar porque a la gente le gustan los queques, entonces tengo que seguir”.

“He visto que bastantes de mis compañeros se fueron a Managua para trabajar en call centers, esperando que abran nuevamente el trabajo en los barcos”, añadió.

Miller advirtió que los call centers tienen un límite para dar empleo a todos los costeños. “Ya hay una cantidad suficiente de jóvenes que están en Managua, en estos call centers, y ahora se suma está cantidad nueva de personas que están entrando de los barcos para poder sufragar sus necesidades”.

La lideresa creole alertó además que la constante emigración de los costeños “es la parte que nos preocupa mucho” porque “no hay ninguna actividad económica que obligue a nuestras familias, a nuestros jóvenes a quedarse en Bluefields”.

Ingreso de varados

Según datos del Ministerio de Gobernación, hasta el pasado 23 de octubre, han permitido el ingreso de 509 nicaragüenses que estaban embarcados en cruceros o varados en Gran Caimán.

A todos se les ha exigido la prueba de la covid-19. Al llegar al país, fueron montados en buses del Gobierno y trasladados directamente a Bluefields, en el Caribe Sur.

En el trayecto de Managua a Bluefields, fueron escoltados por patrullas de la Policía para evitar que alguno se bajara de los buses.

Sin embargo, su retorno fue accidentado. En el caso de los varados en Gran Caimán hicieron tres intentos. “El primer intento fue cuando uno de los muchachos se comunicó con el vicecanciller Valdrack Jaentschke, quien le dijo que no nos podía ayudar”, subrayó Earny Atly, quien trabajaba en un hotel en la isla caribeña.

Earny Atly muestra una foto de él durante su estancia en Gran Caimán, donde trabajaba en un hotel. Foto: Nayira Valenzuela

“El segundo intento fue cuando el Gobierno de las Islas Caimán, nos iba a proporcionar un vuelo y nosotros lo íbamos a pagar, pero un día antes del vuelo, cuando ya teníamos boleto en mano, se nos notificó que el vuelo ya no iba, de que se canceló, de que las autoridades de Nicaragua habían dicho de que no iban a permitir la entrada del vuelo”, narró el blufileño.

“En el tercer intento, en julio pasado, hubo un poco de desconfianza y escepticismo, pensando que no se iba a dar, pero se dio”, añadió.

Previo a ese último intento, familiares de los ciudadanos varados realizaron una protesta, el 19 de junio pasado, en las calles de Bluefields para exigir la repatriación de sus parientes. La manifestación fue reprimida por la Policía, en el Parque Reyes, ubicado frente a la sede de la Alcaldía Municipal y Gobernación.

Los medios oficialistas reportaron que el 29 de junio, el Gobierno permitió el primer ingreso de varados. Fue un grupo de 135 ciudadanos que estaban en un crucero de la compañía Carnival.

A la espera

La esperanza de los nicaragüenses repatriados es que la actividad turística se reactive en Gran Caimán, y que vuelvan a zarpar los cruceros. Los costeños viven atentos a lo que sucede con la pandemia y a la espera de que el Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, el CDC de Estados Unidos, autorice la reactivación de los viajes en crucero.

“No nos han dicho nada de cuándo se va a reactivar, solo nos mandan mensajes avisando que no nos preocupemos, que todo va a estar bien, que no están botando a nadie”, dijo Moses.

Explicó que también les han indicado que tengan todos sus papeles al día. “La visa, el certificado de los médicos y todo eso, nos piden que estén en orden para que cuando ellos nos llamen podemos salir, solo eso nos dijeron”.

Atly afirmó que solo espera que la situación por la covid-19 se “normalice de una forma u otra”, para “así volver a salir porque acá (el Caribe nicaragüense) no hay muchas oportunidades laborales”.


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