19 de octubre 2020
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“Mi papá falleció y, aún, así ellos siguen con su persecución, con su acoso”, comenta Kimberly León, hija de Sergio León Corea, y la nueva directora de La Costeñísima, tras el fallecimiento del periodista el pasado 14 de junio a causa de covid-19. La joven, de 23 años, relata cómo agentes policiales “se ponen en las afueras de la radio, en la calle, para nosotros es un miedo, pero no lo queremos demostrar. Todos los trabajadores vivimos con eso diario; sabemos que podemos salir de nuestra casa, pero no sabemos si vamos a regresar”.
Kimberly León sostiene que “aún, así vamos a seguir trabajando hasta donde podamos; no nos importa si un día nos quieran hacer algo. Mi papá decía: ‘Ustedes no les demuestren miedo, trabajen hasta donde puedan’”.
Kalúa Salazar, periodista y jefa de prensa de La Costeñísima, recuerda que Sergio León les advirtió que el acoso y los ataques orteguistas continuarían, aunque él falleciera.
“Dijo que la parte de las noticias debía continuar a como estaba. ‘En mi presencia o en mi ausencia La Costeñísima debe de seguir’, dijo él, ‘y si un día yo me muero el día siguiente debe de haber noticiero’. Y así fue: él murió y el día siguiente hubo noticiero”, rememora la periodista, quien llegó a la radio siendo una adolescente.
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Propios y extraños coinciden en que León Corea, convirtió a La Costeñísima en el principal medio independiente del Caribe Sur. Desde su fundación en 2001, en medio de la campaña electoral de aquel año, la que nació como una radio comunitaria encendió sus micrófonos sin distinciones partidarias, en momentos en que las radios caribeñas eran un fuego cruzado entre los partidos políticos.
Desde La Costeñísima ha habido crítica por igual a las autoridades locales, regionales o nacionales del partido político que sea. Sin embargo, en los últimos años, es la única que no calla ante los abusos del régimen orteguista y eso ha convertido a la radioemisora en víctima de una campaña constante de acoso y persecución de parte del Gobierno y fanáticos sandinistas.
La independencia de León Corea, conocido como “Bam Bam”, lo volvió un escudo de la radio ante los ataques oficialistas, que el mismo enfrentó personalmente aún antes de la crisis sociopolítica de abril de 2018.
Ataques judiciales
En junio de 2019, Sergio León y su familia recibieron medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que consideró que ellos estaban en riesgo por las labores periodísticas que ejercía.
El último ataque contra “Bam Bam” fue una citación judicial para responder ante una presunta denuncia de injurias y calumnias por informar sobre el avance de la pandemia, a la cual no asistió por estar enfermo de covid-19.
Pocos meses después, el aparato político-judicial enfiló su ataque contra Salazar. La jefa de prensa fue demandada por divulgar un reportaje sobre un presunto caso de corrupción en la alcaldía sandinista de El Rama, municipio del Caribe Sur nicaragüense.
El pasado 29 de septiembre, la jueza Deyanira Traña, del Juzgado Penal Local de Bluefields, condenó a la periodista a pagar una multa de 7684 córdobas, equivalentes a 120 días de trabajo; la pena mínima. La parte acusadora apeló la sentencia y exigió la pena máxima para Salazar.
Kalúa Salazar, jefa de prensa de Radio La Costeñísima.
“En la primera audiencia me di cuenta que el abogado (acusador) quería que revelara mi fuente: ¿quién se atrevió o tuvo el valor de hacer la denuncia pública? Me pusieron contra la espada y la pared. Si vos querés salir limpia de esto, decí quién es y listo, con vos se acaba el proceso. Dije que no podía, que no iba a revelar mi fuente”, afirma Salazar.
La resistencia de la jefa de prensa a identificar su fuente, va más allá de un compromiso ético con la profesión o sus entrevistados. Para Salazar es un deber con su “jefe”, a como ella llamaba a Sergio León. “Él fue el que nos dejó todas esas fuentes y nosotros no vamos a revelar ningún tipo de fuente que haga una denuncia pública en el anonimato por miedo; no es por temor a no tener prueba, o a no poder evidenciar la situación, sino es por temor a que pase algo con su integridad física, con su familia”.
Boicot sandinista
La Costeñísima sufrió recientemente un problema con su antena de transmisión, que fue derribada por un tornado. La reparación cuesta varios miles de dólares, y el imprevisto ha puesto presión adicional a las finanzas de la radio, golpeadas por un boicot político del orteguismo.
“Todo este asedio e intimidaciones han bajado nuestras publicidades, porque hay clientes que son afines al Gobierno y ya no están de acuerdo con nuestra forma de llevar la información, aunque siempre la hemos llevado así”, indica Paula Smith, administradora de La Costeñísima.
Añade que hay pequeños empresarios que trabajan para el Gobierno, quienes han dejado de pautarse en la radio, pero además han “incitado” a otros a que no paguen más publicidad en La Costeñísima.
Pese a las presiones económicas, la radio siempre se ha destacado por su labor altruista. Sus micrófonos siempre han estado encendidos para quienes necesitan ayuda. En Bluefields son famosos sus hablatones para apoyar causas como la reconstrucción de viviendas quemadas, la recolecta de víveres para personas necesitadas, o la entrega de juguetes a niños de escasos recursos.
“Sergio León dejó una radio multiétnica, para toda la población. Los misquitos, los creoles y los mestizos pueden ir para hablar en su propia voz sobre sus problemas y encontrar alternativas”, recuerda Dolene Miller, lideresa creole, la misma etnia a la que pertenecía “Bam Bam”.
Para el equipo de la radio —que hoy también intenta sostenerse como un canal de televisión y un sitio web—, el compromiso de Sergio León para hacer de La Costeñísima “la radio de todos” —como reza su eslogan— es la razón por la cual continúan encendidos sus micrófonos, pese a las presiones del régimen que amenazan ese legado.
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