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La agonía del turismo en la Semana Santa de una Nicaragua en crisis

La crisis sociopolítica ahoga el turismo: hoteles, restaurantes y casas de alquiler vacías, mientras cierran más negocios

Maynor Salazar

12 de abril 2019

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El Hotel Mogollón está vacío. Un negocio que prometía desarrollarse con éxito en la zona portuaria de Corinto, en Chinandega, vive sus peores momentos. Los turistas se fueron, no quieren reservar. Ni la comodidad ni la tranquilidad a unos cuantos pasos del mar han conseguido enamorar a los clientes.

El año pasado, antes de que la represión contra la rebelión pacífica de abril, el hotel Mogollón tenía copada todas sus habitaciones. Los teléfonos no paraban de repicar. Su dueño proyectó buenas ganancias. Sin embargo, unos días después de que la dictadura ordenó la represión contra el pueblo nicaragüense, que salió a las calles a exigir la renuncia de Daniel Ortega, los turistas se esfumaron.


“Después del 18 de abril han dejado de venir los turistas. Y los pocos que vienen solo se quedan dos días porque son personas que vienen a laborar al puerto. El turista nacional ya no está viniendo a Corinto”, dijo Arturo Mogollón, propietario de este hotel.

La Cámara Nacional de Turismo de Nicaragua (Canatur), elaboró un informe sobre el impacto de la crisis en el 2018 en la industria turística. Según los datos de este documento, el golpe en las finanzas empresariales se tradujo en una pérdida de 440 millones de dólares en comparación al año 2017. Y respecto a la meta de 2018, se dejó de percibir 560 millones de dólares.

Despidos y recortes de horario

El informe detalla que solo se produjo 400 millones de dólares, lo que significa un retroceso de cinco años. Asimismo, más del 75 por ciento del empresariado quedó en sobrevivencia o cerró operaciones.

Mogollón explicó a CONFIDENCIAL que producto de la crisis social, política y económica, que ha dejado 325 muertos confirmados, miles de heridos, más de 700 presos políticos y decenas de desaparecidos, tuvo que recortar personal y suplir puestos que no puede pagar por la falta de ingreso. Además de ser el propietario del hotel también hace de guarda de seguridad y mensajero.

Lucy Valenti, presidenta de Canatur, afirmó que la industria turística, en este 2019, continúa en crisis, pues la política equivocada de parte del Gobierno de enfrentar las protestas a base de violencia destruyó la capacidad productiva y provocó la pérdida intangible de la imagen del país como destino turístico.

“Para esta semana santa las expectativas son bajas. El país está inmerso en una crisis económica severa que ha tenido un impacto en la reducción de consumo interno, y esa reducción se refleja directamente en la actividad turística, porque cuando hay reducción, las familias tienden a ahorrar y lo primero que recortan en sus gastos son las actividades de recreación o de turismo. Tiene un impacto directo en nuestra actividad”, afirmó Valenti.

La presidenta de Canatur expresó que el turismo internacional, que es el que deja divisas en el país, continúa caído. La imagen como destino no se ha recuperado y el hecho de que no exista todavía un acuerdo político entre el Gobierno y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, provoca que la actividad no se reactive.

“Existe una expectativa de que se va a mover algo en semana santa pero nada en comparación a como sería en un año normal. Todavía existen algunas familias que tienen un poco de poder adquisitivo y generalmente ocupan las casas de verano y también los hoteles. Habrá que esperar. Antes las empresas se mantenían en un 80 y 90 por ciento en ocupación para esta fecha, pero al día de hoy, las empresas tienen una baja ocupación”, insistió Valenti.

Obligados a cerrar

A finales de 2016 Gonzalo Duarte inauguró “El Jacal”, un hostal ubicado en el centro de Managua en el que trabajaban cinco personas: dos jóvenes de limpieza que también preparaban los desayunos, un jardinero y dos recepcionistas. El crecimiento de su negocio le permitió ofrecer viajes a destinos turísticos de Nicaragua a un costo razonable.

La Semana Santa de 2018, “El Jacal” tuvo un 100 por ciento de ocupación. Los paquetes para realizar tours a distintos destinos del país se vendieron por completo. Los extranjeros y los nacionales quedaron encantados con las giras a San Juan del Sur, Pochomil y Masachapa. La suerte estaba del lado de Duarte y de otros colegas que al igual que él, tenían hostales.

La represión y violencia que ejecutó el Gobierno de Daniel Ortega contra los manifestantes que exigían su salida, provocó que los turistas que estaban hospedados en “El Jacal” cancelaran los paquetes turísticos. Los extranjeros no salieron del hostal varios días. Pronto decidieron abandonar el país por temor a ser víctimas del ataque gubernamental.

“Un grupo me canceló la reservación tres días antes de venir a Nicaragua. Para el 30 de mayo nosotros contabilizamos alrededor de 74 reservas canceladas. Incluso los clientes que tenían previsto venir a mediados de julio también nos cancelaron. Otros ni siquiera nos llamaron y no se aparecieron en el hostal. Solo unos cuantos se comunicaron y dijeron que no salieron de sus casas debido a la situación que estaba pasando”, relata Duarte.

El dueño de “El Jacal” cerró de forma temporal su hostal a finales de junio al notar que no había ninguna reserva. Duarte notó que no había un progreso a futuro y tuvo que buscar otra forma de ganarse la vida. El negocio al que tanto empeño le puso en el 2016 actualmente está “en pausa” hasta nuevo aviso o hasta que mejore la situación del país.

“Ahorita lo tengo en pausa, planes de abrirlo siempre van a existir. Si pudiera abrir lo antes posible sería mejor, pero viendo la situación en la que estamos, hablando con colegas que todavía han hecho de tripas corazón para estar funcionando, no anima a abrir el negocio de nuevo”, explica Duarte.

El informe de Canatur constata la experiencia vivida por Duarte y por otros dueños de hoteles y hostales que han tenido que cerrar operaciones porque no tienen clientes que estén interesados en visitar Nicaragua. De acuerdo con el documento, han existido en este rubro al menos 62 000 despidos y unos 18 000 han visto flexibilizados sus puestos de trabajo. Alrededor de 80 000 familias han sido afectadas y el principal golpe se puede notar en la esencia de la calidad de servicio.

Según la presidenta de Canatur los hoteles, hostales, restaurantes y demás negocios del sector turismo que han sobrevivido al impacto de esta crisis, han reducido sus costos al mínimo. En algunos casos los dueños y sus familias han quedado manejando los establecimientos. El personal ha sido despedido y otros han implementado otras actividades relacionadas con el mercado interno para captar algo del flujo interno y de esta forma ayudarse para sobrellevar esta situación.

“Los hoteles de Managua y de algunos departamentos donde existen industrias o zonas francas, están ayudando a sostenerse con el mercado corporativo de negocios que tiene que llegar a trabajar en esas empresas y están ayudando a sostenerse con la ocupación empresarial. Pero el turismo vacacional es casi inexistente. El turista nacional no genera divisas, el que genera las divisas que el país necesita es el turista internacional. El turismo nacional lo que hace es ayudar a las empresas a sostenerse y generar ingresos para pagar sus costos de operación”, explicó Valenti.

Las demandas de los empresarios del sector turismo

En Ometepe, Rivas, el turismo extranjero tampoco levanta cabeza. Humberto, propietario de un hotel en la paradisíaca isla, explicó a CONFIDENCIAL que las personas que están llegando a disfrutar de los atractivos de este sitio, son en su mayoría nacionales, y que se quedan por muy poco tiempo. La bonanza de años anteriores está en picada.

“Uno suponía que nos íbamos a levantar, pero qué va, no se puede mientras este señor no arregle las cosas con la Alianza y con el pueblo. Es terco, quiere seguir en el poder y solo usa las armas. El turista extranjero ve eso desde su país, y prefiere ir a otro lado o quedarse en su casa”, explica Humberto, quien solicitó usar otro nombre, por temor a que las autoridades municipales le castiguen por opinar sobre la crisis nacional.

Para los empresarios del sector turismo la solución al problema de la caída de este rubro es un clima de seguridad, mayor gobernanza, menos opresión, más consenso y cero imposiciones. Asimismo consideran que es necesario el respeto a quienes generan empleos y disminuyen la pobreza.

“La principal demanda como sector es que urgimos de una verdadera voluntad política para que se de un acuerdo que garantice la paz social y la estabilidad en Nicaragua. Para nosotros eso es fundamental para recuperar la actividad turística, sin embargo, hasta el momento no estamos viendo que exista esa voluntad porque se han firmado acuerdos que no se están cumpliendo”, insistió Valenti.

Para la presidenta de Canatur si no existen acuerdos este 2019, el sector turismo va a caer mucho más que en el 2018 y probablemente se hablaría de una industria turística agonizante, que costaría recuperar a futuro.

“Se tiene que llegar a un acuerdo. No podemos seguir de la forma en la que estamos ya que somos una economía muy frágil que está afectada totalmente. Nos va a costar un montón recuperarnos”, opinó Gonzalo Duarte, propietario del hostal “El Jacal”.

Para Mogollón la salida a la crisis también pasará por el adelanto de elecciones presidenciales. Un tema que hasta la fecha el Gobierno sandinista se ha negado a conversar profundamente en la mesa de negociación.

“Para que el turismo nacional se recupere y regrese a la normalidad, debemos ir a elecciones, porque si no, vamos a llegar como Cuba o Venezuela. Esto que vivimos no tiene retroceso”, finalizó Mogollón.

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Maynor Salazar

Maynor Salazar

Periodista. Investiga temas de medio ambiente, corrupción y derechos humanos. Premio a la Excelencia Periodística Pedro Joaquín Chamorro, Premio de Innovación Periodística Connectas, y finalista del premio IPYS en el 2018.

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