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Jorge Ramos: “La pandemia decidirá el próximo presidente de Estados Unidos”

Periodista de Univisión: el martes no habrá un ganador, por el conteo del voto por correo, “a menos que haya un voto contundente para Biden”

“Este premio va en honor a todos los periodistas que han sido asesinados por cuestionar el poder”

2 de noviembre 2020

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El periodista Jorge Ramos, emblema de la cadena Univisión y una de las voces latinas más influyentes en Estados Unidos, considera que la elección del próximo martes entre Donald Trump y Joe Biden, “se decidirá por la pandemia de covid-19 que ha provocado 220 000 muertos” en ese país.

Crítico acérrimo del presidente Trump, promotor del voto latino, y defensor de los derechos de los migrantes, dice que el tema migratorio ocupa un cuarto o quinto lugar entre las prioridades que mueven a los latinos a votar, que no son distintas al resto de los norteamericanos: economía, salud, y educación.


En medio de la polarización sin precedentes que vive Estados Unidos, Ramos no descarta un escenario de crisis, si el presidente Trump proclama anticipadamente su victoria o alega que hubo fraude, aunque confía que al final prevalecerá el sistema democrático instalando en el poder al nuevo presidente el 20 de enero de 2021. Sin embargo, habiendo votado ya por correo 80 millones de norteamericanos, admite que lo más probable es que en la noche del tres de noviembre no se conocerá al ganador de la elección, “a menos que haya un triunfo tan contundente, como apuestan los Demócratas, que no quede la menor duda de que los votos por correo pudieran modificar la elección”.

En esta entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, el presentador de Univisión Noticias y los programas Al Punto y Real América habla de la elección como un verdadero “choque” en un país que vive una honda división y advierte que “sacar a Donald Trump, no quiere decir que Estados Unidos va regresar inmediatamente a la normalidad”.

En el estado de polarización en que se encuentra hoy Estados Unidos, ¿qué está en juego en esta elección del tres de noviembre?

Creo que está en juego el futuro, la naturaleza de la democracia estadounidense. Yo sigo teniendo esta ingenuidad del inmigrante, y sigo creyendo que el sistema es más fuerte que un racista, nacionalista, egocéntrico, que toma decisiones solo para sí mismo, y que ha mentido en más de 20 000 veces, según el Washington Post; aunque el presidente Donald Trump no quiera decir públicamente que va a reconocer los resultados de este martes tres de noviembre, aun si él no reconociera los resultados, en caso que fuera a perder, sigo creyendo que el Congreso es independiente; que la Corte Suprema es independiente, aunque ahora tiene una mayoría conservadora; y los periodistas tenemos absoluta libertad de decir la verdad.

Lo que sí es que, si Donald Trump se queda, es ya el presidente más antiinmigrante que ha existido en este país desde 1954, cuando hubo una Operación Wetback, que deportó más de un millón de mexicanos, y eso va tener terribles consecuencias todavía más duras en contra de nicaragüenses, centroamericanos y latinoamericanos que vivimos acá.

Los estados decisivos y el voto latino

Los pronósticos que presentan a Biden como favorito y probable ganador ¿son confiables para vos, o puede repetirse el error de las encuestas que no registraron el verdadero apoyo a Trump en 2016, y tener otro fiasco como el de Hillary Clinton y los Demócratas?

Yo ya no creo en las encuestas. Contra Donald Trump es una estupidez hacer pronósticos, porque nos equivocamos garrafalmente hace cuatro años.

El 26 de octubre de 2016 la agencia de noticias AP, una de las más reputadas, había sacado una encuesta, Hillary Clinton tenía 14 puntos de ventaja sobre Donald Trump. Todo mundo daba por un hecho de que ella iba a ganar, los modelos de las encuestas sugerían eso y, por supuesto, el resultado fue distinto. Hillary Clinton ganó el voto popular por más de 2 millones de votos, eso lo hace más complicado, pero aun así ganó Donald Trump.

El centro Pew ha dado la clave más clara de qué ocurrió. En Estados Unidos hay un grupo que son “trumpistas tímidos”, y estos no le dicen ni a los encuestadores ni a los periodistas y, a veces ni a sus familiares, por quién van a votar, pero a la hora de ir a votar lo hacen por Donald Trump. Este grupo gigantesco de “trumpistas tímidos” que no se atreve a defender a Donald Trump en público cuando hace comentarios racistas o sexistas, (porque) en tu casa, en tu familia, con tus compañeros de trabajo, te da pena, te humilla salir a defender a alguien así, pero a la hora de votar le dieron la victoria en el 2016, se la quieren dar en este 2020.

Joe Biden, candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos. Foto: EFE

¿Cómo se proyecta la competencia en los estados que podrían definir, al menos el voto electoral, como Florida, Texas, Arizona, Pennsylvania?

En estos cuatro estados que acabas de mencionar, Joe Biden va ganando en todos, excepto en Texas. Texas siempre vota por el Partido Republicano, pero si Texas vota por el Partido Demócrata, eso cambia, no nada más la elección, eso cambia el futuro de los Estados Unidos, porque sin Texas y sin California, y sin Nueva York, no hay manera de ganar en los Estados Unidos.

Yo pondría mi atención en tres estados: en la Florida, donde hay muchos nicaragüenses y muchos latinos; en Arizona, donde hay muchos méxicoamericanos, porque esos dos estados se fueron al presidente Donald Trump la vez pasada, y ahora están a favor de Joe Biden. Yo digo que, si más latinos hubieran salido votar en la Florida y en Arizona posiblemente el resultado hubiera sido otro, pero la vez pasada hubo 13 millones de latinos, esa es una tragedia, que no salieron a votar, no querían a Trump, pero tampoco querían a Hillary Clinton.

¿Cuáles son los determinantes que mueven el voto latino? Por ejemplo, ¿el tema migratorio qué tan importante es, la economía, la covid-19, en estos momentos?

Si me oyes a mí, dirías: ¡la migración es la que define al voto latino! La realidad es que no es cierto, los hispanos quieren lo mismo que todos los demás estadounidenses, es decir: primero, la economía, salud, educación. Si tú tienes trabajo, si tienes seguro médico para atender enfermedades, y que tus hijos puedan ir a una escuela decente, eso es lo que todo el mundo quiere. El tema migratorio es cuarto y quinto.

Este año las cosas han cambiado, y lo que lo ha cambiado todo es la pandemia. Más de 220 000 estadounidenses han muerto, y los pronósticos son que, si todo sigue así, en unos meses pueden ser cerca del doble, cerca de 400 000; y hay ya nueve millones de contagiados en los Estados Unidos.

Donald Trump ha hecho un manejo espantoso de esta tragedia, porque durante mucho tiempo no salía con un cubrebocas a ningún lado; le mintió a la gente, supuestamente para no crear pánico; él sabía que esto se transmitía por el aire, no lo informó a tiempo, ha tomado pésimas medidas para hacerlo; y todavía hoy, su hijo acaba de salir a decir que el número de muertos es mínimo, casi insignificante. No es cierto. Ayer (jueves) murieron 900 personas aquí en los Estados Unidos.

Así que, vamos a suponer que todo sigue igual, en 2016 y en 2020, que los “trumpistas tímidos” siguen ahí escondidos, bueno, creo que la pandemia es lo que va a decidir quién va a ser el próximo presidente de los Estados Unidos.

¿Hay un “voto político” de los latinos relacionado con las percepciones que tienen de las decisiones del Gobierno de los Estados Unidos, en relación a los regímenes de sus países de origen? Me refiero a los nicaragüenses, a los cubanos, a los venezolanos, ¿se inclinan por Trump?

Cuando hablas de todos los latinos, históricamente, cerca del 60% o 70% votan por el Partido Demócrata, y solo un 30% por el Partido Republicano, esto siempre ha ocurrido, pero cuando el candidato del Partido Republicano se acerca a la tercera parte, gana las elecciones. Eso ocurrió con Ronald Reagan, con George Bush padre, con George W Bush, y con Donald Trump.

La Florida es como otro país, los latinos estamos divididos, porque aquí somos de todos lados: yo soy mexicano, hay cientos de miles de nicaragüenses, salvadoreños, hondureños; cuando hubo una crisis durante la narcoviolencia en Colombia, llegaron colombianos; ahora están llegando venezolanos y, curiosamente, la campaña de Donald Trump ha hecho mucho énfasis en acusar de socialista a Joe Biden.

Joe Biden no es un socialista. Pero cuando tú vienes de países que han sufrido regímenes autoritarios, como ustedes en Nicaragua actualmente con los Ortega, o en Venezuela o en Cuba, esos temas pegan, porque son personales. Es decir, cómo me voy yo a atrever a juzgar a alguien que ha huido de su país por cuestiones políticas, entonces, el ataque al Partido Demócrata en la Florida es acusándolo de ser socialista, y cuando Joe Biden dice: no, es que yo no soy socialista. Dicen, no, pero tus amigos sí, Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez. Así que, curiosamente, es como regresar a los 80, donde hay todavía una batalla ideológica entre socialismo y capitalismo, eso se puede ver en las calles de la Florida.

La gran división en Estados Unidos

En el caso de Joe Biden ¿hay un factor específico que mueve la gente a votar por los Demócratas? ¿Es el liderazgo de Joe Biden, o es un voto en contra de Donald Trump?

Joe Biden es el antídoto de Donald Trump, todo lo que es Donald Trump no lo es Joe Biden. De hecho, la campaña de Joe Biden ha sido casi invisible. Y lo que Joe Biden está prometiendo son dos cosas: uno, yo no soy Donald Trump, y eso es mucho decir en Estados Unidos; y lo otro, es regresarnos a la normalidad. Estamos todos cansados de ver Donald Trump todos los días hablando de todo tipo de cosas, diciendo mentiras, mostrando su ignorancia y su hipocresía constantemente. Hoy a las 2:57 de la madrugada estaba tuiteando el presidente en Estados Unidos. ¿Qué hacía despierto Donald Trump? Bueno, estaba atacando Joe Biden.

En ese Estados Unidos, que nos ha llevado a los extremos, en donde tenemos terribles problemas económicos por la pandemia, donde hay ideas extremistas también a nivel inmigratorio, Joe Biden es el antídoto de Donald Trump. Biden lo que nos está diciendo es: yo voy a ser un presidente normal, no de gritos, quiero civilidad, quiero respeto. Es la oferta de Joe Biden, y muchos están dispuestos, incluso, a llegar hasta el aburrimiento con tal de salir de Donald Trump.

Donald Trump

El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, hace comentarios mientras participa en una mesa redonda con funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en el Comedor del Estado de la Casa Blanca, en Washington. // Foto: EFE

¿Cuánto cambió Estados Unidos en estos cuatro años con el liderazgo de Donald Trump? En caso de que Biden gane la presidencia, ¿esas fuerzas que desató Trump son permanentes para mantener el país dividido, o dependen de que Trump esté en la presidencia?

Lo que vamos a ver el martes es un verdadero choque, porque muchos pudieran pensar que estamos hablando exclusivamente de Donald Trump, pero en realidad no es así; hay 62 millones de personas que votaron por Trump, el país está totalmente dividido, 65 (millones) por Hillary Clinton, y eso quiere decir es que hay grupos muy grandes en los Estados Unidos que se están resistiendo al cambio demográfico, grupos que aceptan de su líder propuestas abiertamente racistas. No se nos puede olvidar que Donald Trump dijo que la gente de El Salvador, de Haití, de países africanos, venían de naciones de basura; que acusó a emigrantes mexicanos falsamente de ser criminales y violadores; de no atreverse criticar a grupos supremacistas blancos y grupos neonazis; es decir, Donald Trump tiene un apoyo de más de 60 millones de personas que piensan como él, y eso es lo verdaderamente peligroso.

Sacar a Donald Trump, no quiere decir que Estados Unidos va regresar inmediatamente a la normalidad. Hay un grupo muy grande de la población, fundamentalmente en suburbios, en zonas rurales, y población blanca, que se resiste a pensar que Estados Unidos es un país de mezclas, multiétnico, multicultural y multirracial; se resisten a darse cuenta que Estados Unidos ya no es el país blanco que ellos imaginaron hace 40 o 50 años.

En 2017 me dijiste en una entrevista, Donald Trump es autoritario, pero “apúntame el día y la fecha en que se convierta en una dictadura”. ¿Qué tan largo llegó Trump acumulando poder y cambiando a Estados Unidos en esa dirección?

No es un dictador, porque no lo vamos a dejar que sea un dictador, eso yo creo que es la gran diferencia. En Nicaragua, saben perfectamente qué es dictadura, y saben perfectamente lo que están viviendo, saben que un dictador controla el Ejército, controla la prensa, controla los medios políticos, controla absolutamente todo.

En los Estados Unidos no es así, yo puedo hoy criticar a Donald Trump, decir que es un racista, sexista, un mentiroso, y no me va a pasar absolutamente nada. Donald Trump no es un dictador, es un presidente con ínfulas autoritarias, pero sigo apostando por el sistema. Este es un país que tiene más de 200 años de democracia, y aunque tenemos alguien que trata de abusar de su poder, alguien que miente, alguien que trata de utilizar todas las ventajas a su favor, particularmente en las redes sociales; el Ejército es independiente; el Congreso es independiente; la Corte Suprema es independiente; los medios de comunicación somos independientes.

Los escenarios de crisis

En caso de que Trump no reconozca el resultado de la elección ¿podría plantear un escenario de crisis?

Puede haber una crisis, no me queda la menor duda. Es posible que Donald Trump inmediatamente salga a decir que ganó, o que hubo un fraude en su contra, es muy posible que ocurra eso.

Pero, de nuevo, creo que el sistema democrático se va a imponer. Donald Trump puede decir misa, pero si los resultados dicen otra cosa, el 20 de enero de 2021 va a tener que agarrar sus tiliches, ponerlos todos en la maleta y salirse de la Casa Blanca.

Ahora, te planteo un escenario de crisis. Actualmente más de 80 millones de estadounidenses ya votaron por correo, yo fui uno de ellos, 80 millones es más que los votos ganados por cualquiera de los otros candidatos (en 2016). Entonces, es posible que el martes haya resultados solo de las personas que votaron, pero que no tengamos los resultados de muchos que hicieron su voto por correo, y entonces es posible que uno de los dos candidatos no acepte los resultados la misma noche del martes. Ese puede ser un escenario, que con los resultados de la gente que sale a votar, haya un ganador, y que cuando se sumen todos los otros votos, haya otro.

En los Estados Unidos no hay un organismo central, sino los 50 estados tienen formas distintas de contar los votos, de imprimir las boletas, de hacerlo todo. Por ejemplo, en Carolina del Norte, los votos pueden contarse hasta nueve días después del día de la elección.

Esto ya nos ocurrió en el año 2000, en donde 538 votos de la Florida definieron la elección, no en noviembre, sino a mediados de diciembre. Entonces, es posible que eso ocurra, y la verdad, este es un sistema antiquísimo, que no funciona, aquí no gana el candidato que tiene más votos, sino por una fórmula rarísima de votos electorales.

Entonces, la idea de que el voto popular no elige, es problemático; la idea de que el voto electoral decide, es problemático; y la idea de que no hay un organismo central, que se encarga de contar todos los votos y de estandarizar la manera de votar, es problemático. Estamos en el 2020, pero parece que estamos en 1820, en lo que se refiere a forma del voto.

Por lo que estás diciendo, difícilmente se conocerá el tres de noviembre quién será el ganador de esta elección.

A menos que sea contundente, y a eso es que está apostando Joe Biden y los Demócratas. Si creemos las encuestas, Joe Biden va a barrer, pero tiene que ser un triunfo tan contundente, tan potente, que no quede la menor duda de que los votos por correo pudieran modificar la elección.


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Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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