18 de octubre 2020
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Al blufileño Jesús Isidro García, de 57 años, los médicos le advirtieron que no volvería a caminar tras pasar tres meses internado en el Hospital Regional Ernesto Sequeira Blanco, de Bluefields. Él padeció la covid-19. Su rehabilitación ha sido lenta, sobre todo porque no puede asistir a las terapias de recuperación en un Centro de Atención Psicosocial (CAPS), de la ciudad costeña.
“El Seguro (Social) me habló claro. Me dijeron que ellos no daban (terapias) a domicilio”, afirma el costeño, quien explica que él no puede movilizarse hasta las instalaciones del CAPS porque todavía depende de un tanque de oxígeno para respirar.
“Aquí estoy por la voluntad de Dios, mí esfuerzo y la ayuda de mi hijo. Con él he salido adelante”, afirma.
García ha logrado caminar, pese a la advertencia de los doctores. “Los médicos me dijeron: ‘Miré don Jesús, vamos a llenar este documento porque usted no va a poder, definitivamente, laborar, y usted tendrá que buscar cómo tener su cuarto y el servicio (higiénico) a la orillita porque usted no va poder ni caminar mucho”.
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Meses más tarde, celebra que se siente “muy alegre y agradecido con Dios, porque —relata— cuando yo estaba en ese estado, nunca me desanimé, porque yo dije siempre que el Señor no me iba a quitar mi vida”.
Secuelas de la covid-19
Los estudios sobre los efectos secundarios son limitados, todavía no se sabe cuál es la gravedad de las secuelas y cuánto tiempo pueden durar. La OMS ha alertado que recuperarse de la covid-19 puede llevar mucho tiempo, incluso en pacientes sin enfermedades crónicas.
Cansancio, dolor muscular o alteraciones vasculares o psicológicas son algunas de las secuelas que experimentan las personas que han padecido la covid-19.
La enfermedad deja también alteraciones psicológicas: desde crisis de ansiedad a inseguridad e irritabilidad. Incluso, según estudios internacionales, algunas personas han experimentado cuadros de estrés postraumático, alteraciones del sueño y del estado del ánimo.
“Las secuelas les quedan, generalmente, a los pacientes que les dio una covid severa o grave, a los que estuvieron con un ventilador mecánico, o al (paciente) que no cayó en ventilador mecánico, pero tiene secuelas pulmonares, porque queda una fibrosis, quedan cicatrices en el pulmón. A ese tipo de pacientes si se les da rehabilitación, pero no a todos”, explica un médico de Bluefields, quien solicita el anonimato para evitar represalias.
Centros de atención
Para superar las secuelas, los expertos recomiendan un proceso de rehabilitación, que en Nicaragua está a cargo de los fisioterapeutas de los CAPS.
El Ministerio de Salud (Minsa) dispuso que los fisioterapeutas entrarán también a las ‘áreas covid’ de los hospitales, donde atendían a los pacientes críticos e intermedios.
Un protocolo del Minsa establece que la rehabilitación es para los pacientes que han usado respiradores mecánicos, los que han pasado períodos prolongados de inmovilización, que tienen deterioro físico y pulmonar, debilidad muscular, amnesia, trastornos mentales y otras deficiencias cognitivas.
El blufileño Alberto Díaz López es sobreviviente de la covid-19, aunque no necesitó hospitalización y su cuadro fue moderado. Sin embargo, los médicos le recomendaron rehabilitarse ante unos episodios de ansiedad.
El blufileño Alberto Díaz López tiene más de un mes recibiendo terapias de rehabilitación post covid. Foto: Cortesía
“Unos médicos me dijeron que eso (ansiedad) se puede curar con rehabilitación y me mandaron al Centro de Atención Psicosocial; pero yo me sentía mal”, recuerda Díaz, quien señala que al llegar al CAPS no había nadie para atenderlo. “Pasé como dos horas esperando atención, y cada vez me sentía peor; le pedí auxilio a unos médicos”, recuerda.
A esos doctores, Díaz les imploró ayuda, porque estaba a punto de “caerse”, se sentía “débil y mareado”, y le faltaba el aire. “Me pusieron una intravenosa, un calmante, supongo. Dos horas después, abrí los ojos y ya no sentía el cansancio, ni la desesperación, ni el ahogo”.
Ejercicios de rehabilitación
El blufileño acude dos veces por semanas a las terapias en el CAPS, donde realiza principalmente “ejercicios de respiración”. “Siento que me está ayudando; de repente siento la necesidad de respirar profundo y no lo logro, sencillamente siento como que estuviera lleno”.
Fisioterapeutas indicaron a CONFIDENCIAL que los pacientes dados de alta de covid-19 reciben dos o tres terapias por semana, con una duración de diez a veinte minutos.
Un plan de rehabilitación incluye: ejercicios respiratorios —diafragmática y abdominal—; ejercicios de calentamiento para grandes grupos musculares, para desarrollar la movilidad articular; y ejercicios de entrenamiento de resistencia. De cada ejercicio se realizan de dos a tres series, de ocho a diez repeticiones, según los fisioterapeutas.
Los pacientes hospitalizados reciben también terapias de rehabilitación, como fue el caso de Jesús Isidro García, quien ingresó el cinco de mayo al Hospital Regional Ernesto Sequeira Blanco, y fue dado de alta a mediados de agosto pasado.
Duro período en Bluefields
García vivió en el hospital el período más duro de la pandemia en Bluefields. Entre mayo y junio se registraron días con al menos siete muertos por la pandemia.
“Me metí donde había montones de gente (en el hospital). Le doy gracias a Dios porque, de tantos que estábamos, fui uno de los cuantos que salió. Hubo muchos amigos y compañeros que ahí murieron, incluso ahí murió mi jefe”, relata García, quien trabajaba como guarda de seguridad en las oficinas del Consejo Electoral Regional (CER). Se refiere a Orlando Obando, presidente del CER, que falleció el 15 de junio. Menos de 24 horas antes, también había fallecido el periodista Sergio León Corea, director de La Costeñísima, el principal medio de comunicación de Bluefields. Ambos, Obando y León, estuvieron hospitalizados uno al lado del otro, en aquellos días duros para ciudad caribeña.
Oficialmente no existen cifras sobre la situación de la pandemia en el Caribe Sur; mientras el independiente Observatorio Ciudadano reporta unos 248 casos sospechosos y al menos 71 muertos vinculados a la covid-19, en la región. Sin embargo, fuentes del hospital regional dijeron a CONFIDENCIAL que, durante mayo y junio, se atendieron al menos unos 2500 casos sospechosos de covid-19.
“Cifras reales no las tenemos. Sabíamos que había casos positivos porque atendíamos al paciente. La prueba (de covid) no se le hacía a todo mundo, al inicio solo al paciente que era ingresado con sintomatología moderada o severa; a los casos leves no se les hacía la prueba y se manejaban de forma ambulatoria”, detalla el médico de Bluefields.
Díaz López recuerda que los primeros síntomas le comenzaron a inicio de junio pasado. “Perdí el paladar y el olfato, eso sí me llamó fuertemente la atención y decidí buscar atención médica. Ahí (en el hospital) me dijeron que no tenían con qué hacer las pruebas, pero que todo estaba vinculado al covid. Me dieron el medicamento para cinco días, y un subsidio para 20 días”.
Tras pasar su cuarentena de 21 días, Díaz se reincorporó a su trabajo como recepcionista de documentos en el Complejo Judicial de Bluefields. Sin embargo, recayó por la enfermedad.
“Volví a sentir esa sensación de ahogo, me sentía mareado y como que me iba a caer porque no tenía fuerzas. En el trabajo mis compañeros me dijeron: ‘Váyase a buscar cómo atenderse porque acá no puede estar’. Fui al hospital y ya había con qué hacer las pruebas, y así fue como se dieron cuenta que estaba con el virus, y me mandaron nuevamente a la casa, pero con otro tipo de medicamento”, narra el blufileño.
Mantienen salas
En Bluefields, la pandemia parece cuestión del pasado. En las calles de la ciudad caribeña, la actividad comercial se ha reactivado y son pocos los ciudadanos que usan mascarillas o practican el distanciamiento social.
Este relajamiento hace temer a los doctores de un posible rebrote. Previendo eso, en el hospital se mantienen activas las dos salas destinadas a los pacientes con el nuevo coronavirus: sala covid crítico y sala covid intermedio.
“Una sala era para los casos graves, aquel paciente que ingresaba con sintomatología severa, con mucha dificultad respiratoria, y que sabíamos que podía caer con ventilador mecánico. En esa sala estaban los ventiladores”, subraya el doctor de Bluefields.
“Había otra sala —agrega—, donde estaban 35 camas. Realmente fueron dos meses que esa sala pasó llena. Ahí se atendía a los pacientes con sintomatología moderada, son los casos que le llamamos intermedio”.
El doctor resalta que ambas salas tenían diferente personal médico y de Enfermería para evitar contagios. El Caribe Sur es junto a Río San Juan, Chontales y Boaco, de las zonas del país que registran menos casos de sanitarios contagiados de covid-19.
Las estadísticas del Observatorio Ciudadano muestran que en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur se han registrado diez trabajadores sanitarios con el coronavirus, y no se ha reportado ninguna muerte en el personal de Salud.
“Aquí la pandemia se manejó muy diferente. Aquí estuvo muy despolitizada. La sala de Emergencia muy aparte de las salas de covid, no había contacto, ni el personal que está en Emergencia podía entrar a covid, ni el covid podía entrar a Emergencia, ni los pacientes”, describe el médico.
“Había un área de clasificación, donde el paciente que llegaba con sintomatología respiratoria no entraba a las demás áreas del hospital, como Emergencia, iba directo a las salas covid”, destaca. Aun así, la pandemia fue —y sigue siendo— una amenaza.
