7 de mayo 2020
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Pese a los indicios de que Nicaragua ha entrado en la fase de transmisión comunitaria de la covid-19, que precede el incremento exponencial de los casos según médicos y epidemiólogos, en las calles del país se observan mayores niveles de relajamiento en determinados sectores de la ciudadanía: mientras hay gente que permanece encerrada en sus casas, hay quienes andan en la calle porque no tienen más alternativa.
Otros, en cambio, han sido motivados por un Gobierno que insiste en que ‘no pasa nada’, y finalmente, están los que andan de fiesta, en los momentos en que se espera la mayor explosión de casos.
A juicio del doctor Miguel Orozco, hasta hace dos semanas, director del Centro de Investigación y Estudios de la Salud (CIES), esta actitud es propia “de cuando no hay una política pública que reafirme la necesidad de continuar una estrategia que en algún momento causará cansancio”.
“La gente se está relajando porque parece que no ha pasado nada. Lo creen porque no hay información. Si tuviéramos una fuente confiable, que dijera cómo están las cosas realmente (y vemos cómo están en otros países), tendríamos muchos mayores motivos para seguir guardando las medidas de prevención”, advirtió Orozco, en entrevista en el programa Esta Noche, que se transmite en línea.
Miedo a morir
“Lamentablemente, no es de discutir. Es de revisar evidencia. La enfermedad ha seguido su historia natural, como se dice en biología, en epidemiología, en medicina… ¿Cuál es el paso de historia natural que corresponde? Parece ser que a través de la vigilancia comunitaria, se denotan ya casos que nos podrían estar ubicando en un nivel de contagios comunitarios”, alertó.
El experto explica que se refiere a “la permanente, constante y preocupante ola de mensajes, protestas, luto… que me hace recordar la frase: ‘el llanto clama lo que el miedo niega’. La población puede tener miedo, pero al final le va a tener más miedo a morir, o a que se enferme un ser amado”.
“Eso [el miedo] está teniendo sus efectos, y la información está corriendo. Nuevamente: le toca al Gobierno empezar a establecer una estrategia más acorde con el método científico, con el método epidemiológico”, sentenció.
Esa advertencia es cada vez más perentoria, en la medida en que se acerca el momento en que comience a multiplicarse el número de contagios, al punto que ejerza una presión que sobrepase las capacidades del sistema hospitalario, pero que ocurra o no, “dependerá del manejo que se le dé”, señala.
“Si el gobierno empieza -como ya ha hecho en algunas instituciones públicas- a manejar los criterios de prevención y a informar a la población- podremos manejarla, igual que otros países, pero de no hacerlo, ahí están los modelos matemáticos”, advirtió.
El galeno recuerda que “hay quien se ha burlado de esos modelos, pero la matemática es una ciencia exacta. Los epidemiólogos nos han dicho que, de no tener cuidado, vamos a ver saturados los servicios de emergencia”, advirtió.
Por todo ello, propugna la necesidad de implantar una nueva cultura de la prevención del personal médico, (así como del de limpieza), porque perderlos representa “un desastre humano de proporciones incalculables. El personal médico ya se estaba empezando a cuidar, más de lo que ya se cuida. No se cuida solo uno, sino que también cuidas al paciente”, recordó.
Hay capacidad, ¿y voluntad?
Nicaragua tiene personal suficientemente calificado para enfrentar la pandemia de covid-19, cuya multiplicación exponencial es un hecho a punto de ocurrir, afirma Orozco.
En los últimos días han crecido las denuncias de los ciudadanos, informando de casos sospechosos de covid-19 que fueron enviados a sus casas a pasar la enfermedad –y morir en algunos casos- porque el Ministerio de Salud (Minsa), se negó a efectuarles la prueba de laboratorio que confirmaría o descartaría el padecimiento de esa enfermedad.
“Nicaragua tiene la capacidad de llevar adelante una estrategia de epidemiología molecular. Hay laboratorios, personal especializado… es el momento en que un gobierno tiene que comenzar a convocar a todas esas fortalezas y capacidades, desde lo epidemiológico, hasta lo clínico”, dijo Orozco, al ser entrevistado en el programa Esta Noche, que se transmite en línea.
“Hay colegas de muchísima capacidad en este país, dentro y fuera del Minsa, como para conducir esto. No ya por criterios que no sean epidemiológicos, médicos, basados en la evidencia que se está produciendo en otros países”, que están acumulando mucha experiencia, explicó.
Orozco precisó que “corresponde a las autoridades nacionales empezar a articular algo que lleve la naturaleza de la intersectorialidad, que permita el aporte de diferentes actores, no solamente del sector salud, sino también las alcaldías, la industria...”.
El entrevistado puso como ejemplo al sector empresarial: desde los bancos hasta los mercados, donde la gente instala lavamanos y ofrece alcohol para desinfectarse, lo que le lleva a concluir que “ya hay suficiente madurez en nuestro pueblo para que el gobierno venga y articule una respuesta, que es su rol legal y constitucional, como rector de la salud en el país”.
El problema es que no basta con que la gente decida protegerse, si no es parte de un plan articulado desde el Estado para lograr unos objetivos como nación. La iniciativa ciudadana ralentiza por un tiempo el ritmo de los contagios, hasta que se impone la realidad que muchos temen, dudando si ocurrirá o no, y cuándo.
