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El repliegue y el retorno del relato político #SOSNicaragua en las redes azul y blanco

Las cuatro etapas: estallido, represión, astucia, y el retorno de las redes sociales azul y blanco ante el régimen

Las cuatro etapas: estallido

Mildred Largaespada

15 de septiembre 2021

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Las redes sociales nicaragüenses se llenaron de memes, burlándose del régimen que impuso la instalación de las siglas de su partido político –FSLN- en una de las laderas del cerro Motastepe, en la capital nicaragüense. Con esa acción comunicativa reavivaron el relato político crítico hacia la dictadura y protagonizaron una etapa de resurgimiento de la conversación digital. 

La aversión de los usuarios se expresó en textos creados rechazando la imposición acompañando a los memes que sustituyeron las siglas del FSLN por las palabras “dictadura”, “ladrones”, “FSLN terrorismo” y “moclín”, esta última referida a las acusaciones de abuso sexual a menores de edad por parte de Ortega, que él no ha podido aclarar ante la Justicia.


La conversación digital alrededor de este tema reveló, además, un conjunto de nuevas voces en las redes de los demócratas, mayoritariamente jóvenes y muy jóvenes. Esto se explica por la particularidad del relato político convertido en meme, un formato nacido con la irrupción de las redes sociales, con el que han crecido y que les resulta familiar para expresarse políticamente.

La gente no ha parado de reírse con los memes del cerro Motastepe y con esto inyectó de vida a los usuarios de las redes simpatizantes de la causa #AzulYBlanco que están en plena recomposición después de los duros golpes que ha propinado la dictadura, al considerar un crimen el uso de las redes sociales para expresar la crítica, la disconformidad y la protesta política.

La pedrada de Andrés Castro que arranca de tajo la sigla del FSLN, demuestra la potencia del meme de rechazo a Ortega:

https://twitter.com/Sakuravandalico/status/1437945544677134336?s=03

Como un junco, doblado hasta el extremo pero sin romperse, el relato político a favor de la democracia entra así a una cuarta etapa. Así han sido las etapas que han vivido los usuarios que protestan en contra del régimen:

Etapa 1: Estallido político

Desde abril de 2018 hubo una alegre fiesta comunicativa en redes sociales ejerciendo sus derechos a la libre expresión que ocuparon para organizarse, denunciar las fechorías del régimen, informar al mundo de los acontecimientos políticos, crear redes dentro de las redes, hacer nacer nuevos medios de comunicación, nuevas organizaciones políticas. La represión de la dictadura en la vida física era atroz, pero el escenario de la comunicación digital aún no lo había amenazado.

Aunque esta etapa tiene varias subetapas, en general engloba una manera de usar las redes sociales: sin tomar muchas medidas de seguridad digital, a puro pulmón descamisado por el orgullo de saber que pertenecían al ideario democrático –no olfatearon que el régimen venía “con todo” también en la vida digital.

Etapa 2: Represión, sorpresa, temor

En el entendido del sentido común, usar las redes sociales para expresar descontento político y ejercer la crítica no es delito. Pero el régimen de Ortega sí lo considera delito y crimen, pues no puede controlarlas al ser empresas de propiedad privada. Por eso decidió meter miedo a los usuarios nicaragüenses decretando la Ley de Ciberdelitos, conocida popularmente como Ley Mordaza, que opera dentro de las calificadas como “el combo de las leyes represivas”.

Los usuarios nicas ya conocían que el régimen era desalmado al ver cómo perpetró la matanza de más de 300 nicaragüenses, lo han visto acorralado a nivel nacional e internacional, pero no creyeron que llegaría al nivel ridículo de aplicar las leyes contra los usuarios de las redes sociales. Pues sí llegó a ese nivel, al apresar al periodista y microbloguero Miguel Mendoza por solo expresar su opinión política por medio de sus redes sociales.

Esto provocó sorpresa generalizada y susto entre los usuarios que reaccionaron cambiando radicalmente su uso, desarrollando astucia: aplicando más medidas de seguridad digital en sus cuentas, algunos cerraron sus perfiles, otros crearon sus burbujas restringiendo el acceso y muchos emiten su contenido desde redes privadas virtuales (VPN) para forzar la privacidad y seguridad.

Etapa 3: Astucia en las redes, la estrategia del caracol

Empezó así un periodo de disminución del contenido político, que no llegó al silencio, aunque algunos interpretaron erróneamente como autocensura en las redes. Están volviendo poco a poco, ensayando estrategias. No está siendo una recuperación rápida, señal de que están en proceso de aprendizaje en el uso de las redes sociales en ambientes sumamente represivos.

Mientras, el relato político sobre Nicaragua ha estado sostenido por centenares de usuarios en el exilio: los anteriores, víctimas de la represión de los años 80, y los nuevos, víctimas de la represión de 2018, además de una gran población que migró por supervivencia económica en los 80, 90 y 2000.

Los usuarios que participaron en las protestas y están organizados en los grupos opositores vuelven a la vida por medio de cuentas anónimas, que no son falsas. Algunas organizaciones han declarado que pasan a la clandestinidad, otros no lo dicen en público, pero de hecho están ocultas. Hay que aclarar que una cuenta falsa es aquella que emite contenido bárbaro, sabedora de su impunidad. Una cuenta anónima tiene como usuario a una persona real, que no emite contenido bárbaro, se hace cargo del contenido, solo que tiene que ocultarse por razones de seguridad.

Etapa 4: Vuelve el relato político con nuevos protagonistas

Esta nueva etapa tiene un rasgo llamativo: debido a que los usuarios organizados en los grupos opositores han tenido que constreñir la difusión en las redes sociales, este espacio ha sido ocupado por nuevas voces de jóvenes y de muy jóvenes. Este nuevo grupo ha estado siempre allí, pero no se escuchaba porque el relato político lo ocupaban los protagonistas directos de la rebelión de abril 2018. Ahora, han crecido, vienen de entrenarse en Instagram y se hacen escuchar por medio de Twitter, pues Facebook se lo han dejado a sus padres y madres.

Empieza a notarse una renovación de la red nica que impulsa el relato político democrático. El contenido que emiten está despojado del discurso técnico de las organizaciones políticas, es más espontáneo y entienden mejor los recursos de las redes sociales, por ejemplo, actúan rápido con la aparición de un meme político como ocurrió con los memes de burla a las siglas del FSLN en el cerro Motastepe.

https://www.facebook.com/mapachejambado/posts/1522774484737995

Otras redes

En Facebook, el relato político sobre los derechos humanos en Nicaragua es más estable, porque es una red menos pública y con sus herramientas permite a sus usuarios emitir contenido político en privacidad. Aunque eso signifique también vivir en burbuja política.

Unas burbujas políticas que tienen su máxima expresión en los grupos de WhatsApp, en donde se comparte mucho contenido político para regocijo de los mismos. Ahí se jalean y animan entre los mismos de siempre, también se inflaman de autopropaganda. También permiten la autoorganización y la agilidad en la mensajería.

En TikTok, hay demasiada libertad y los usuarios nicas participan principalmente con los contenidos de entretenimiento y diversión. También suben contenido según los ritmos de la red que propone retos (challenge) para imitar música, sonidos.

Como en otras ocasiones es una acción del régimen la que obliga a los usuarios nicas a desarrollar una respuesta en las redes. Por ahora, la iniciativa de mantener vivo el recuerdo de los #PresosPolíticosNi mantiene ocupados a los usuarios nicas que pertenecen a organizaciones opositoras. Mientras que los nuevos protagonistas de las redes sociales sí están generando relato propio: con la ya referida tormenta de memes del cerro Motastepe,  y con la rebelión informativa para ayudarse con tanques de oxígeno y relatar el dolor y las muertes ocasionadas por la pandemia que el régimen quiere ocultar.

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Mildred Largaespada

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