7 de octubre 2020
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Desde agosto, los nuevos casos sospechosos de la covid-19 que reporta el Observatorio Ciudadano COVID-19 son menores a los datos oficiales publicados por el Ministerio de Salud (Minsa); sin embargo, las muertes continúan muy por encima de las reconocidas por las autoridades sanitarias.
“Siempre hemos dicho que no tenemos capacidad para recolectar el 100% de los casos de covid-19. (Pero) resulta más difícil ocultar un fallecimiento, que un caso. Entonces, el Observatorio tiene más capacidad de recolectar información sobre los fallecimientos, pero un poco menos sobre los contagios”, explica un miembro del Observatorio, cuya política es mantener cualquiera de sus identidades en el anonimato, para evitar represalias que obstaculicen su labor ante la pandemia.
En septiembre, el Minsa sumó 502 contagios nuevos de covid-19 en el país, mientras el Observatorio reportó 317. Sin embargo, en los registros de muertes por esta causa, las autoridades del Ministerio solo reportaron 10 casos, mientras este esfuerzo ciudadano, registró 43 decesos, que incluyen la muerte de un médico. Es decir, que en promedio fallecieron entre uno y dos casos por día.
De acuerdo al último informe sobre la situación de la pandemia que publicó el Minsa, hasta el seis de octubre, en Nicaragua se han registrado 5264 contagios, de los que se han recuperado 3978 personas, han muerto 153 y siguen activos 1133 casos. Por su parte, el Observatorio informó que hasta el 30 de septiembre, la cifra de contagios sospechosos ascendería a 10 513 y los fallecimientos a 2751, es decir, casi 18 veces más que las cifras del Minsa.
El dato más discrepante entre ambos registros son las muertes, pues el Gobierno de Nicaragua ha excluido decenas de muertes al atribuirlas a otros fallecimientos como neumonías, diabetes e hipertensión. Según el último dato revelado por las autoridades habrían más de 4500 relacionadas al nuevo coronavirus.
Nicaragua está en la fase de meseta
Los meses que mayor impacto ha tenido la pandemia en el país fueron mayo y junio. Pues desde julio los nuevos contagios y las muertes comenzaron a disminuir. Esto ha provocado que en Nicaragua se viva un relativo control de la epidemia y que muchas personas abandonaran las medidas estrictas que aplicaron en los primeros meses.
“El comportamiento en el mundo entero ha sido: comienza la enfermedad, luego los casos suben exponencialmente y luego comienzan a bajar y se quedan “estacionados” en un número diario, más o menos bajo, que es lo que llamamos “meseta”. En este momento, estamos en el período de meseta. Lo que quiere decir que el virus sigue circulando y siempre está ahí el peligro de que nos contagiemos”, explican desde el Observatorio.
En el caso particular del Observatorio hay varios factores que pueden estar influyendo en que reconozcan menos casos que las autoridades sanitarias, uno de ellos es el estigma que hay hacia la enfermedad y por esta causa muchas personas prefieren creer que se enfermaron por otras causas. Esto también está relacionado a la criminalización de la información que se ha impuesto desde el Estado.
“Un factor es la criminalización de la información. Si a quien habla de la enfermedad es catalogado de “terrorista informativo”, entonces la gente entiende que es mejor mantenerse alejada”, señalan.
“No a información no basada en evidencias”
En Nicaragua, el Observatorio Ciudadano COVID-19 ha llenado parte del vacío de información que dejaron las autoridades del Minsa ante la covid-19. Pues, desde las primeras semanas, el Estado comenzó a ocultar y a enredar la información relacionada a la pandemia, provocando más preguntas que respuestas.
Sin embargo, el trabajo del Observatorio ha acercado a los nicaragüenses a conocer el impacto real de la pandemia, así quedó en evidencia con la filtración de datos sobre las pruebas de covid-19 que realizó Anonymous. Pues los casos confirmados por pruebas fueron parecidos a los registros que tenían en el conteo.
“Hacemos todos los esfuerzos a nuestro alcance para confirmar la información que recibimos. No queremos divulgar información no basada en evidencias. Si no es posible asegurarnos que la información es verdadera y de fuente fidedigna, no la divulgamos. Y hoy más que nunca es importante que todos estemos conscientes que solo con el aporte de todo el pueblo lograremos conocer y vencer a la enfermedad. Es lamentable que aún no se admita esta realidad”, explican.
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