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El niño de Matagalpa y los milagros del padre Odorico D’Andrea

En San Rafael del Norte recuerdan al padre Odorico D’Andrea a quien atribuyen “acontecimientos extraordinarios” y está en proceso de beatificación

En San Rafael del Norte recuerdan al padre Odorico D’Andrea a quien atribuyen “acontecimientos extraordinarios” y está en proceso de beatificación

Colaboración Confidencial

Luis Eduardo Martínez | Mosaico CSI | Especial para Confidencial

22 de marzo 2021

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Antes que el niño naciera, los médicos pronosticaban que sería “como vegetal” y, si acaso, solo viviría cinco días, como máximo, por hidrocefalia y otros problemas. Así que sugirieron a la madre que abortara; pero, ella, una matagalpina aferrada a su fe, lo encomendó al Odorico D’Andrea, el religioso franciscano que ejerció el sacerdocio en San Rafael del Norte, Jinotega, y cuya fama de santidad trascendía por todo el país.

El niño nació y lleva por nombre Moisés. Tiene 11 años y “es un niño extraordinario, es el primero de la clase”, comenta Fray Damián Muratori, indicando que una comisión médica, integrada por nueve especialistas en distintas materias, ha analizado el caso en profundidad y ha concluido que se trata de un “evento extraordinario”, inexplicable.


La iglesia tiene abierta una causa de beatificación y posterior canonización del Siervo de Dios Odorico D’Andrea, y el caso de Moisés está siendo propuesto como el milagro requerido por El Vaticano para que una persona pueda ser beatificada.

El padre Odorico D’Andrea es de origen italiano. Nació el 5 de marzo de 1916 en Montorio al Vomano y sus padres le nombraron José D’Andrea Valeri. Ingresó adolescente al Seminario Menor Franciscano en 1930 y tres años después, en el noviciado en la localidad de Amelia, adoptó el nombre de Odorico. Fue ordenado sacerdote el 25 de abril de 1942.

Misionero en Nicaragua

El 26 de agosto de 1953 llegó como misionero a Nicaragua, sumándose a los también italianos Fray Julián Luis Barni Spotti, Fray Daniel Altigieri, Fray Carlos Santi y Fray Aquiles Bonucci, quienes habían llegado el 6 de febrero de 1951, según distintas referencias.

Tomás Herrera
Tomás Herrera muestra una foto que tomó al padre Odorico recién llegado a San Rafael del Norte. Herrera fue su conductor. © MOSAICO CSI | LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.

Antes de viajar a Nicaragua, ya había quienes notaban signos de santidad en el padre Odorico, cuenta Fray Damián, quien es el vicepostulador de la causa de beatificación del llamado “Santo de San Rafael”.

Cuando era novicio, el padre Odorico y sus compañeros fueron a saludar al Padre Pío, conocido por sus estigmas, clarividencia, entre otras cualidades. Fray Odorico se arrodilló ante el Padre Pío, quien reaccionó diciéndole: “Muchacho, levántate y hazte santo”.

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Fray Damián también cuenta que tras celebrar una misa en un barco, un embajador ecuatoriano, al que no identificó, se dirigió al padre Odorico D’Andrea diciéndole en latín: “cuando celebras la misa, eres un santo”.

El misionero Odorico llegó el 20 de febrero de 1954 a San Rafael del Norte. Nunca más abandonó ese municipio donde impulsó diversas obras sociales, incluso en territorios vecinos como La Concordia, donde los pobladores le recuerdan con cariño y le atribuyen diversos hechos que califican como milagros.

Las pinturas en El Tepeyac

Isaac de Jesús Cano Hernández es un joven que ha pintado distintos murales en El Tepeyac, una de las obras insignes de Fray Odorico. Entre las pinturas destaca una, en la parte izquierda del altar mayor del templo: el niño Moisés, de suéter, ofrece una rosa a la Virgen María. A su lado, Fray Damián. “Al niño no le garantizaban vida, pero los padres lo encomendaron al padre Odorico D’Andrea y el niño está vivo”, dice el joven muralista

Cano ha escuchado más testimonios, como el de un hombre que en un accidente de tráfico “quedó con la mano desbaratada, la iba a perder”, pero, por la intercesión del fraile italiano, “él quedó con su mano buena”.

Padre Odorico D'Andrea
Fray Odorico intercediendo por campesinos de San Rafael del Norte. “Primero denme a mí el tiro de gracia, pero dejen a esta gente inocente”, habría dicho el religioso a los guardias “un viernes de mayo de 1979”. MOSAICO CSI | LUIS EDUARDO MARTINEZ M.

Cristian Tomás Herrera Flores, hijo de Tomás Herrera, quien fue sacristán y conductor en El Tepeyac, dice haber presenciado al menos tres acontecimientos: uno en 1984, cuando el padre Odorico D’Andrea pudo compartir alimentos con muchas más personas que las previstas en la comunidad Sisle; otra cuando el sacerdote italiano estaba sin recursos y encomendándose a la Divina Providencia recibió un importante donativo para pagar a quienes construían la iglesia de San Marcos; y el tercero En El Tepeyac, cuando el primer obispo de Jinotega, monseñor Pedro Lisímaco Vílchez, olvidó las llaves adentro de un vehículo. “El Padre Odorico dio tres golpes al carro, abrió y monseñor se pudo ir”.

“Hizo mucho progreso, le daba casa a los pobres, vivía trabajando en las comunidades”, recuerda Francisco Morazán Navarrete. Mientras que Aurora Talavera Herrera coincide con él, al apuntar que muchas personas llegan a San Rafael para “pedir milagros” al padre Odorico.

Predicciones del padre Odorico D’Andrea

Talavera afirma que el religioso franciscano también “era adivinador”, porque asegura que una de sus hijas había desaparecido durante la guerra. “El padre (Odorico) me dijo que no me preocupara, que mi hija iba a volver al terminar la guerra”, relata, agregando que “así fue, mi hija volvió y a la vez está conmigo”.

Incluso, en San Rafael cuentan que Fray Odorico le dijo a Fray Carlos Enrique Herrera: “serás más grande”, y este fue nombrado como el segundo obispo de la Diócesis de Jinotega, cargo que ocupa desde 2005.

Además de este tipo de eventos que atribuyen al padre Odorico, quienes le conocieron destacan como un milagro la celebración de la llamada Misa de La Naranja.

Ocurrió el 3 de mayo de 1988. El padre Odorico D’Andrea reunió en una misa a miembros del Ejército sandinista y de la Resistencia Nicaragüense, haciendo que “Compas” y “Contras”, armados “hasta los dientes”, depusieran sus armas y se dieran las manos, durante el saludo de paz.

Mural Misa de La Naranja
Un mural afuera del templo El Tepeyac ilustra la llamada Misa de La Naranja, celebrada por el padre Odorico el 3 de mayo de 1988. © MOSAICO CSI | LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.

Autoridad moral del padre Odorico

“Que el Padre haya tenido esa autoridad moral de convocarlos en una misa y los dos bandos estaban frente a frente… para mí es un milagro, sin embargo, la Iglesia no considera eso como un milagro”, sostiene Fray Damián.

El vicepostulador de la causa de beatificación explica que existen incontables “testimonios extrajudiciales” sobre los posibles milagros atribuidos al padre Odorico. Sin embargo, los procesos para que El Vaticano los califique como milagros, son exhaustivos y exigen evidencia documental “muy clara” y, en Nicaragua, “cuesta encontrar hechos con documentos”.

El padre Odorico murió justo a las 12 meridiano del 22 de marzo de 1990 en el templo San José, sede de la parroquia Inmaculado Corazón de María en Matagalpa. Se dice que a la misma hora, familiares del religioso en Italia vieron, en el comedor de su casa, una silueta que aseguran era el padre Odorico. Optaron por llamar a Nicaragua y recibieron la noticia de la muerte.

Fray Odorico fue sepultado en El Tepeyac, en el sitio donde antes le había pedido al sacristán y conductor Tomás Herrera.

El proceso de beatificación del padre Odorico D'Andrea

El proceso de beatificación de Fray Odorico comenzó en octubre de 2002 y cuatro años después, en octubre de 2006, fue exhumado y su cuerpo estaba incorrupto.

Padre Odorico exhumación
Cuando fue exhumado, en octubre de 2006, el cuerpo del padre Odorico estaba incorrupto. // Foto: Archivo | Mosaico CSI

Una comisión histórica ha terminado la recopilación de documentos y testimonios que presentó al juez de la causa, padre Ramiro Tijerino, quien afirmó que el Tribunal está revisando “miles” de folios para luego proceder a la siguiente fase, que es en Roma.

El Vaticano debe abrir una “validación jurídica”, que es competencia de la Congregación para las Causas de los Santos.

En esa congregación existe un Colegio de Relatores, cuya función es recibir las causas que llegan e impulsarlas. Un relator debe ser nombrado para estudiar toda la documentación y hacer una “positio”, que es una especie de tesis doctoral sobre las virtudes del postulado, indispensable para que la persona sea declarada “Venerable”.

Según documentos eclesiásticos, el proceso continúa después con la declaración de Beatificación, que es cuando es probada la existencia de un milagro atribuido a su intercesión. Luego es la canonización, es decir, la persona es declarada “Santa” cuando la iglesia puede atribuirle un segundo milagro.

*Este artículo se publicó originalmente en Mosaico CSI y se publica en Confidencial con su autorización.

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