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El confinamiento de un grupo de frailes de Estelí traspasado por la covid-19

Cuatro de cinco monjes vencieron la covid-19; el mayor de todos, que lleva la causa de beatificación del padre Odorico D'Andrea, continúa hospitalizado

Fachada del Monasterio Albertiniano Inmaculada Concepción de María, en Estelí. Foto: Tomada de su sitio web.

Ana Cruz

12 de julio 2020

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Aislado en una habitación de cinco metros de largo por cuatro de ancho, junto al único celular del Monasterio de la Orden de Monjes Contemplativos Albertinianos de la Regla de San Agustín, en Estelí, se encontraba fray Marlon Talavera Gutiérrez, de 29 años, cuando recibió una noticia con la que sintió que se le vino “el mundo abajo”.

“Querido Marlon. ¿Cómo estás? Fíjate que a partir de anoche, de manera inesperada, me surgió una tos seca y veo que esto va para largo. Sin alarmarme quiero que llamés a la doctora y le consultés si puedo comenzar a tomarme los medicamentos… Creo que por mi condición de diabético mejor comienzo ya, antes que se dé cualquier complicación”, le escribió fray Jaime Valdivia Pinell informándole sobre su sospecha de estar contagiado de covid-19, luego que ya tres monjes estaban aislados por tener síntomas de esa enfermedad.


Desde el 18 de marzo, cuando se confirmó en Nicaragua el primer caso de covid-19, los frailes decidieron tomar medidas estrictas de confinamiento, para evitar que las dos personas mayores de edad que viven en el lugar se contagiaran, pues tenían más riesgo por sus enfermedades crónicas.

La rutina de prevención y el primer contagio

Las puertas fueron cerradas a los fieles y los frailes se dedicaron a tiempos de oración. Solo salían del Monasterio para comprar sus alimentos. Asignaron un área de desinfección por la que debían pasar previamente al volver de la calle. Ahí se cambiaban toda la ropa y zapatos, lavaban sus manos y las desinfectaban con alcohol. Todos, incluyendo la mujer que ven como su madre y quien era la encargada de ayudarles en la cocina, se confinaron para prevenir el contagio.

Sin embargo, luego de dos meses sanos dentro del Monasterio, realizando las eucaristías transmitidas a través de las redes sociales y asumiendo medidas estrictas de ingreso al recinto, uno de los ocho habitantes del Monasterio, mostró los primeros síntomas vinculados con la covid-19.

“La primera que presentó síntomas fue la persona que nos ayuda en la cocina, que nunca salió del Monasterio, que siempre se mantuvo acá desde que nosotros iniciamos la cuarentena, desde el 18 de marzo. Nunca se fue a su casa, pero de repente inició los síntomas…creíamos que era una gripe, porque padece de otras enfermedades, entonces, era frecuente. Sin embargo, no fue así y el segundo que presentó síntomas fui yo”, detalla Talavera, secretario del Monasterio, ahora completamente recuperado.

Atención a distancia, cuidados y oración

En las primeras semanas de junio aparecieron los primeros cuatro contagiados, todos se trataron con la asesoría telefónica de una doctora privada, pues no querían arriesgar su vida en un hospital público.

“No tenemos ninguna confianza en ellos (el Minsa)”, comentó el sacerdote.

A la primera persona contagiada, la mujer de 55 años con enfermedades crónicas, le practicaron una serie de exámenes y una radiografía, con los que confirmaron que era un caso de neumonía sospechosa de covid-19. Los siguientes contagiados no tuvieron necesidad de exámenes, pues sus síntomas eran claros: fiebres, dolores en el cuerpo, cansancio, tos seca, pérdida del olfato y gusto.

Los frailes tomaron todo tipo de medidas para evitar el contagio de la covid-19. Foto: Tomada de su sitio web.

Todos fueron asistidos por los dos únicos que no estaban contagiados. Ambos se encargaban de alistar comida y entregar las medicinas en los horarios correspondientes. Se protegían usando batas sépticas, guantes y mascarillas, pero se limitaban a dejar la comida junto a la puerta, para evitar cualquier contacto con los aislados. En una que otra ocasión también fueron los mensajeros del Monasterio, llevaban mensajes que se mandaban unos a otros los aislados por covid-19, pero se los hacían saber desde fuera de la habitación.

Mientras tanto, dentro de las habitaciones parecía un retiro espiritual, donde las plegarias eran elevadas con inevitables gestos de dolor. Los frailes contagiados pasaban horas en oración, lectura de la Biblia, celebraban misa desde la intimidad de sus “celdas” o cuartos. Todos se encomendaron, detalló Talavera, a San Agustín de Hipona, a la abogada de las causas imposibles que es Santa Rita de Casia, y en especial al padre Odorico D’Andrea, pues el mismo fray Jaime Valdivia Pinell es quien impulsa la causa de beatificación del fraile.

Enferma fray que lleva causa de beatificación del padre Odorico

En esta rutina, dentro del Monasterio, todo marchaba “estable” hasta que fray Valdivia presentó síntomas de su posible contagio, en la última semana de junio. Se le realizaron todos los exámenes por ser una persona de 63 años y con padecimientos crónicos como la diabetes, pero a los cuatro días de estar con tratamiento para covid-19 desde el confinamiento presentó una baja en los niveles de saturación de oxígeno en la sangre. Los médicos y frailes decidieron llevarlo a un hospital.

El 30 de junio, en horas de la noche, fray Valdivia llegó hasta el Hospital Bautista y “milagrosamente”, valora Talavera, encontraron un espacio para que quedara hospitalizado.

“Él tiene su seguro médico, pero fue mejor el privado, no porque tengamos dinero, sino porque no tenemos ni una sola pizca de confianza con el Ministerio de Salud, luego de lo que vimos en 2018 con nuestro pueblo. Nos amparamos en la Divina Providencia y dijimos que no íbamos a permitir que al padre Jaime le hicieran una negligencia médica o un trato inadecuado y nos venimos al Hospital Bautista”, detalla el secretario de la Orden.

A los dos días de estar hospitalizado, el padre Jaime tuvo que ser trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y fue conectado a un ventilador. Actualmente, según Talavera, el sacerdote tiene prácticamente una semana de estar conectado al ventilador mecánico, pero ahora solo depende del 40% del oxígeno que recibe de esa máquina.

“Poco a poco ha venido mejorando gracias a nuestro Señor”, asegura fray Talavera.

Un gasto diario de miles de dólares

Con fray Valdivia hospitalizado, en el Monasterio se registró otro contagio. Otro de los monjes comenzó a presentar síntomas de covid-19, que “aparentemente fueron síntomas leves” y ya está estable, comenta fray Talavera.

En total, en el Monasterio se contagiaron seis personas: cinco frailes y su ayudante de cocina. Los únicos que hasta la fecha no han presentado ningún síntoma son el maestro de capilla y el novicio de la orden.

La principal lucha de los monjes es por la recuperación de fray Valdivia. Para los monjes, los costos de hospitalización han sido todo un desafío para los monjes con voto de pobreza. El secretario de la orden detalló que por día, aproximadamente, han tenido que pagar entre 1500 y 2500 dólares, logrando hacer cada pago gracias a la “ayuda de los fieles”.

Los sacerdotes han dispuesto los números de cuentas BAC: 357349174 en córdobas y 354002776 en dólares, para cualquier donación que ayude a que el padre fray Jaime Valdivia Pinell siga hospitalizado y recibiendo el tratamiento que necesita hasta vencer la covid-19, al igual que los demás habitantes que fueron afectados en el Monasterio, donde la covid-19 traspasó el confinamiento.

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Ana Cruz

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