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Presidente de EEUU: ¿Hillary o Trump?

El ex embajador en Washington advierte importancia de observación electoral en las elecciones nacionales, para asegurar legitimidad

El exembajador de Nicaragua en Washington, Arturo Cruz. Carlos Herrera/Confidencial.

Wilfredo Miranda Aburto

17 de mayo 2016

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La irrupción del magnate Donald Trump y del socialista Bernie Sanders en las disputas por las nominaciones republicanas y demócratas en Estados Unidos, demuestra el hartazgo de la gente con el establishment de ambos partidos. El exembajador de Nicaragua ante Washington, Arturo Cruz, analizó este efecto causado en la política estadounidense por estos dos personajes “Outsider”. “Ambos tocan la emoción de ese Estados Unidos aislado del mundo, cuando, relativamente hablando, vivían bien”, dijo el ex diplomático.

El millonario neoyorquino ha sido el que más pronósticos en su contra ha batido. Nadie pensó que un “showman” de pelo rubio y de una verborragia racista y xenófoba, iba a arrasar en las primarias del Partido Republicano. El magnate dejó en el camino a Ted Cruz y Marco Rubio, niños mimados del Tea Party, al punto de conseguir la nominación que será decidida a mediados de julio.


En el Partido Demócrata, el senador Bernie Sanders, un socialista de pelo cano que se opone a la influencia de Wall Street en la política, aún mantiene en aprietos a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton. A Sanders lo han catapultado los jóvenes, con quienes ha logrado conexión; pero también hay temas que comparte con Trump…, pero dichos de forma diferente al incendiario empresario inmobiliario, acota Cruz.

De acuerdo al exembajador, ambos precandidatos han apostado a una retórica antiglobalización. Es decir, se enmarcan en el sentimiento de la clase manufacturera de Estados Unidos (base de la clase media), quienes, paradójicamente, piensan que la globalización los ha perjudicado a ellos y no a la periferia.

“Tanto Trump como Sanders lo han planteado, aunque son propuestas radicalmente diferentes: Volver la economía norteamericana continental y no que sea globalizada”, explicó Cruz.

El ex diplomático explicó que cuando Estados Unidos tenía una “economía continental” la relación con el mundo era mínima. Entre las décadas del 50 y el 60, las importaciones y exportaciones oscilaban entre el 10 y el 12%, algo que es mayor en la actualidad. El sector manufacturero representaba el 35% de la fuerza laboral en ese país; hoy es del 8%.

“Ambos tocan la emoción de ese Estados Unidos aislado del mundo”, subrayó Cruz. “Relativamente hablando, vivían viendo hacia dentro. Es el Estado Unidos nostálgico, cuando los blancos era los dominantes y tenían poco que ver en asuntos económicos con el mundo”.

Bajo esa lógica –expuso Cruz en el programa Esta Semana– para Estados Unidos China era irrelevante, los mexicanos llegaban con permisos laborales a cortar grama y a recoger frutas, y pese a la inseguridad que representaba la extinta Unión Soviética, era un país muy seguro.

“Para un norteamericano de Detroit que acababa de llegar a Missisipi, introducirse en el proceso económico era ganar lo que hoy seria 25, 30 o 40 dólares la hora con una educación de tercer grado. Eso desapareció y por eso para Trump sus dos grandes enemigos son China y México”, afirmó Cruz.

Tanto Trump como Sanders rompen con el establishment del bipartidismo norteamericano, una tendencia que, observa Cruz, ha sucedido en Costa Rica y España.

“En Estados Unidos pasa de manera peculiar: dos Outsiders de los partidos son, básicamente, los candidatos que han adquirido relevancia. La gente considera que los partidos políticos tradicionales no los representan, por eso Sanders ha dado una lucha extraordinaria en dos temas, parecido en cierta forma a Trump, quien critica que los empleos de manufactura se van a China y México. En el caso de Sanders, de una manera conspicua toca el tema de la desigualdad en la distribución del ingreso”, analizó Cruz.

¿Trump presidente?

Aunque Trump aún no obtiene la nominación republicana, y parte de la cúpula del partido quiere desmarcarse del millonario, proyectarlo como presidente no resulta descabellado si se toma en cuenta que dominó las primarias. Aunque las encuestas vaticinan un triunfo de Hillary Clinton, en caso de competir con ella, por un margen de seis puntos.

Trump también rompería el establishment demócrata y republicano en materia de política exterior, un estilo que “ha sido sagrado” desde la postguerra, dijo el exembajador nicaragüense.

“Es interesante que a Trump no le preocupa asociarse con autocracias que son efectivas”, aseguró Cruz. “Está renunciando a la promoción de valores de la democracia liberal en el mundo, cosa que ni demócratas y republicanos están dispuestos a decirlo de manera explícita”.

El magnate ha expresado que no le interesa construir democracias donde no hay condiciones objetivas. Es decir que podría trabajar con autocracias que cumplan con migración, lucha contra el narco y el terrorismo.

Trump y Clinton: las relaciones con Nicaragua

Con Trump ocupando el despacho oval de la Casa Blanca, a Latinoamérica no le iría muy bien, según Cruz. En principio por el deterioro de la relación con México, y midiendo sus intenciones por el comentario que el magnate hizo sobre el Canal de Panamá: Que era una “posición ridícula” de Estados Unidos entregar la soberanía del paso interoceánico a los panameños siendo semejante activo.

“Independientemente que el Canal chino en Nicaragua es viable o no, el hecho es que alguien como Trump no aceptaría semejante desafío”, sostuvo Cruz, quien tampoco ve un futuro duradero al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, un tratado de libre comercio bilateral impulsado por Estados Unidos y suscrito por once países.

En caso de que Clinton vuelva a la Casa Blanca como mandataria, Cruz vaticina que su política de comercio será “pasiva”. “Va a querer ver hacia dentro porque tiene un costo político muy alto las iniciativas comerciales. Será como su marido si llega a la presidencia, aprobó el NAFTA y después no quiso saber nada de iniciativas comerciales. El transpacífico se congela”, vaticinó.

En Nicaragua, el comandante Daniel Ortega y el Poder Electoral se niegan a permitir la observación nacional e internacional. En ese sentido, un resultado sin garantías de transparencia será poco importante para un Trump presidente. Sin embargo, para una Clinton presidente, el hecho de que existan garantías de transparencia en las elecciones nicaragüenses es un tema relevante, expuso el exembajador.

“Lo vimos en las elecciones de 2011: pasaron algunos meses y la dispensa de la propiedad (Waiver) estuvo en entredicho. Y se perdió la de transparencia y el balance de la Cuenta Reto del Milenio”, recordó Cruz. Según el exembajador, en el contexto del gobierno de Ortega, cuando los recursos comienzan “a ser más escasos” producto de la relación con Venezuela, “la efectividad no es suficiente porque se empieza a devaluar”.

“Entonces la legitimidad y la legalidad adquieren relevancia. Desde ese punto de vista, que venga el Centro Carter para darte un ejemplo, y que una institución como IPADE tenga activismo en las elecciones, sin duda alguna, en un escenario post electoral con Hillary tendría una gran utilidad”, planteó Cruz. Y agregó: “de otra manera, esto sería un irritante que va a estar siempre en la relación con una presidencia de Hillary. Con Trump lo que va a importar es el tema migratorio, de drogas, seguridad nacional y, tal vez, puede ser un problema nuestra retórica en política exterior”.

Cruz destacó que el ejercicio de la legitimidad se vuelve relevante de cara al futuro. Clinton también ha dicho que de ganar estaría dispuesta a vigilar los desembolsos para Nicaragua que hacen organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de forma “estrecha”.


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Wilfredo Miranda Aburto

Wilfredo Miranda Aburto

Periodista. Destaca en cobertura a violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal en territorios indígenas, medio ambiente, conflictos mineros y ejecuciones extrajudiciales. Premio Iberoamericano Rey de España 2018.

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