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Nicas en Zaragoza, España, están en cuarentena protegidos por el Estado

Temen que más personas se hayan infectado en la iglesia donde predicaba la pastora nicaragüense Nereyda Palacios, fallecida el jueves

Vista de una carretera en Zaragoza. La Dirección General de Tráfico y la Guardia Civil van a realizar controles de tráfico en las carreteras de salida de las grandes ciudades para evitar los desplazamientos a las segundas residencias. EFE/Javier Cebollada

23 de marzo 2020

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La muerte en Zaragoza, (España), de Nereyda Palacios, una nicaragüense de 53 años, tiene preocupada a la comunidad pinolera que reside en esa ciudad ibérica, que forma parte de la comunidad autónoma de Aragón.

La mujer, que pastoreaba una iglesia, enfermó el nueve de marzo, por lo que fue a un hospital de donde la enviaron a su casa. Al sentirse mal, regresó al establecimiento médico, donde quedó internada hasta empeorar y fallecer de un ataque cardíaco, siendo así la primera persona de nacionalidad nicaragüense que muere por la epidemia causada por el covid-19.


“Hay preocupación que la gente que acudía a esa iglesia, (entre ellos, muchos nicaragüenses) haya sido infectada. Por lo que se comenta, cuando comenzó la pandemia, ellos estuvieron orando en la iglesia para pedir que se contuviera el contagio”, relató la nicaragüense Scarleth Castillo al programa Esta Semana, que se transmite en línea.

Originaria de Chinandega, Castillo reside en Zaragoza desde hace 14 años, donde ha formado una familia con su pareja nicaragüense y dos hijas. En la comunidad autónoma de Aragón están registrados unos 8000 nicaragüenses, es la segunda comunidad de nicaragüenses más grande en España, después de Madrid, y en su mayoría viven en Zaragoza. El número creció de forma notable, cuando hasta esas latitudes comenzaron a llegar los ciudadanos que huían de la represión ejercida por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, luego de la Rebelión de Abril.

Las noticias de cómo avanza el mal a lo largo y ancho del planeta, han servido para convencer a los ciudadanos que para ellos, lo mejor es quedarse en casa, como mecanismo eficaz de disminuir el ritmo de los contagios.

“Aragón entró en cuarentena desde el sábado 13 de marzo. El viernes habían cerrado los colegios y universidades, y a partir del sábado nos quedamos en casa, donde los papás estamos de profesores, porque a los niños les han dejado un montón de deberes (tareas escolares). Las clases no paran”, relató Castillo.

La entrevistada narró que las autoridades educativas “se han asegurado que los niños puedan seguir estudiando, para que no pierdan el hilo de las clases, y en casa, nos dedicamos a los deberes por las mañanas”.

Con todo, el encierro no garantiza que están en aislamiento total, porque “mi pareja trabaja en un mercado”, que empieza a recibir al público desde las 5:30 de la mañana, siendo que “los establecimientos que venden alimentos no pueden cerrar”.

La compatriota relata que “estos días han sido bastante frenéticos. La gente se tiró como loca, a los supermercados y a las tiendas, a comprar como si se fuera a acabar la comida, pese a que el Gobierno ya dijo que no habría desabastecimiento”.

Después de unos días la situación parece ir calmándose poco a poco, en especial cuando los ciudadanos vieron que no habría desabastecimiento, “y dejaron de ir a comprar en masa”, aseveró.

Nicaragüenses en España reciben ayuda

A pesar que, hasta el viernes 20 de marzo, en Zaragoza, España, se reportaban más de 360 infectados y 17 muertos, y en ese momento en Nicaragua apenas se informaba la detección del segundo enfermo, Castillo está más preocupada por los nicaragüenses que siguen en el país, porque percibe que los que están allá están relativamente seguros.

Si bien muchos de los nicaragüenses recién llegados aún no obtienen asilo y siguen sin trabajo “acá tenemos unos servicios sociales que son bastante buenos, y por lo menos sabemos que tienen comida. Las iglesias también les han dado comida, así que con esto de la cuarentena, sabemos que están bastante bien en ese aspecto”, relató.

Las noticias que recibe de Nicaragua, la tienen “bastante preocupada. Es verdad que ha habido miles de casos y muchos muertos en España, donde la cosa está caótica, pero me preocupa más Nicaragua, porque no se le está dando la importancia que debería tener”, aseguró.

Castillo ve que “este es un virus que apenas estamos conociendo, y no veo que el Gobierno esté alertando a la población. ¡No veo que estén haciendo nada! La gente que conozco en Nicaragua, y mi familia, me dicen que ellos van tomando medidas por sí solos: no envían a los niños al colegio, y evitan aglomeraciones, que es lo básico, pero no porque las autoridades se lo hayan dicho”.

También relató la sorpresa que le exteriorizaban amigos suyos “de unas oenegés, y me decían que les parecía increíble que el Gobierno estuviera llamando a marchas, cuando estamos en una pandemia”.

Sobre los nicaragüenses en España que buscaron refugio en Aragón, Castillo aseguró que la protección que brinda el Estado para enfrentar la pandemia, también los cubre a ellos.

“Todos los nicas que han venido a pedir refugio han pasado por servicios sociales. No conozco a ninguno que no lo haya hecho. Los servicios sociales son una entidad de Gobierno que ayuda a las personas en cierta vulnerabilidad. Les ayudan con el pago del piso (alquiler), también con comida, porque les dan cheque para que vayan a comprar a los supermercados; les echan una mano, y estamos seguros que lo van a seguir haciendo”, detalló.

“De hecho, durante la pandemia, algunos de los establecimientos que siguen trabajando, son los servicios sociales, precisamente”, añadió Castillo.

La nicaragüense dijo que, aunque el periodo inicial de cuarentena es de dos semanas, saben que es muy probable que se prorrogue.

“Estamos muy seguros que la cuarentena seguirá en abril”, porque se espera un aumento en el número de contagios. “Sabemos que los síntomas aparecen después, con lo cual dentro de unos días seguirá apareciendo gente con coronavirus. Siempre hay gente que no toma medidas, como que no le toma importancia a esto”, describió.

Sigue aquí toda la cobertura de CONFIDENCIAL ante la amenaza del coronavirus en Nicaragua.


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Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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