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"El régimen cubano no ha hecho nada por escuchar el alarido de la ciudadanía"

El periodista Abraham Jiménez afirma que "aún no sabemos" el desenlace de la protesta en Cuba y no descarta nueva "ebullición", pese a la represión

Photo | EFE

Redacción Confidencial

22 de julio 2021

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Hace once días en Cuba hubo un estallido social. El domingo 11 de julio, por primera vez en 60 años, lo cubanos salieron a las calles en todo el país para exigir libertad, comida y medicinas. La respuesta del régimen cubano, presidido por Miguel Díaz-Canel, fue la represión y persecución de quienes salieron a las calles. 

Hasta la fecha, se identifican más de 500 personas detenidas. Sin embargo, el periodista cubano Abraham Jiménez Enoa estima que ese número podría incrementar, porque en la isla se desconectó el Internet por más de 72 horas y muchas de las detenciones apenas se están haciendo públicas.


En entrevista con el programa Esta Noche y CONFIDENCIAL, Jiménez Enoa explica cuál es la situación actual en la isla, y evalúa la respuesta del régimen cubano a la protesta. El periodista, fundador de la revista El Estornudo, columnista de The Washington Post y cronista de Gatopardo, relata lo difícil que ha sido para la sociedad cubana ver los niveles de represión que han alcanzado a periodistas, opositores, ciudadanos, niños y ancianos, en un panorama en el que las calles de La Habana y otras ciudades todavía se encuentran militarizadas. 

"Ahora mismo hay una tensión y unos nervios que se pueden palpar en la ciudadanía", comenta Jiménez, quien ha recorrido los barrios de La Habana. Agrega que las listas de personas encarceladas y desaparecidas se siguen elaborando y "no se sabe a ciencia cierta la cifra" exacta.

Jiménez asegura que "hay mucha indignación y mucho nerviosismo, porque además hay una especie de cacería" porque "el régimen está identificando a las personas que no ha podido apresar y las está yendo a buscar a sus casas".

"El país sigue militarizado, las calles siguen tomadas por las tropas especiales, por los antimotines que no se han retirado de las calles desde que estallaron las protestas. La vida está transcurriendo en ese ambiente de tensión y anormalidad", describe el periodista.

Hay por lo menos 500 personas identificadas que han sido detenidas, se puede decir que estas personas han sido líderes de las protestas? ¿Por qué los capturan y de qué los acusan? 

Para nada. Hay que decir que las protestas fueron totalmente espontáneas. Es lo que habla del hartazgo y la indignación que siente la ciudadanía cubana, el pueblo hacia el régimen. No hubo movimiento líder, no hubo una organización política que llevó a cabo las protestas. Estas 500 y tantas personas de esa lista van a seguir aumentando y han sido apresadas porque son las que detuvieron en las protestas, pero no porque hayan sido líderes.

Entre los detenidos está el periodista Henry Constantin, de La Hora de Cuba, ¿cuántos periodistas están presos?

Hay siete periodistas. Y llegaron a ser nueve los que han liberado, Camila Costa y otro periodista, de esos siete dos de ellos fueron encarcelados luego de las protestas. Fueron en esta suerte de cacería a buscarlos a sus casas y sacados violentamente de sus casas y encarcelados luego. Hay que decir que el régimen está tomando como justificación estas protestas para limpiar la ciudadanía. Otro caso puntual, es el caso de Luis Manuel Otero, el régimen llevaba años intentando apagar a Luis Manuel, líder, rostro de la oposición en Cuba y justamente ha tomado este pretexto para dejarlo tras las rejas.

Las imágenes de la violencia policial, de la represión, no sé qué tan comunes han sido en la sociedad cubana y qué impacto están teniendo entre la gente que ha tenido acceso a conocer de estos hechos. 

Ha sido fuertísimo, incluso para mí, en lo personal, es primera vez en mi vida que vivo algo así porque en 1994, que fue la otra gran protesta masiva en Cuba, yo tenía seis años, incluso esto es más grande porque fue en 62 puntos en todo el país. Y ver esas imágenes, ver a la gente en la calle pidiendo libertad y abajo la dictadura era inédito. Pero lo más inédito ha sido la respuesta del régimen. Uno siempre acá en Cuba se preguntaba, si un día la gente va a la calle y se cansa, ¿qué va a suceder? Bueno y la respuesta está ahí. respondieron violentamente con terror, con barbarie. Las imágenes son desastrosas. Niños, ancianos golpeados, uno oye los testimonios y lo que presencié también y es una cosa que habla del carácter dictatorial y autoritario de este Gobierno. Justo ahora, porque ahora poco a poco la gente se está conectando a la red, va saliendo a la luz más imágenes y es más desastroso lo que uno ve. De ahí también que, de alguna manera, las protestas se hayan apagado. Porque la ciudadanía cubana se está iniciando en este deporte de la sublevación popular. Hay mucho temor en las casas, se sienten esos nervios todo el tiempo. Las familias están consternadas porque uno no sabe si te van a tocar la puerta en cualquier momento o te van a secuestrar en la calle.

La crisis económica, la escasez, los apagones, la falta de medicina, eso no ha cambiado en estos últimos diez días, se mantienen las colas en las calles, ¿Lo que estás diciendo es que la gente no se puede tomar las calles? 

Las calles están militarizadas y en ese sentido, esa indignación está condicionada. Los que regresaron de las protestas y los que no salieron, siguen en sus casas sin electricidad, sin medicamentos, sin comida. La indignación sigue. No ha habido un cambio, el régimen no ha hecho nada por escuchar ese alarido de la ciudadanía, solo tomó un par de medidas que habla también de su culpa, decidió que hasta el 31 de diciembre los que vinieran del extranjero podían meter cualquier cantidad de comida y medicamentos gratis. Y hay un punto neurálgico en esta crisis: por un lado la situación extrema de los cubanos de hace meses, y por otro lado ese montón de familiares y amigos que acuden a las unidades policiales a reclamar a sus detenidos. Es una inconformidad que sigue latente, así que de alguna manera la gente sigue en la calle. Sí creo que la crisis, a partir de las protestas, no ha terminado y que el desenlace aún no lo sabemos, pero puede ser tranquilamente una nueva ebullición.

Cómo reacciona la sociedad civil cubana ante esta crisis, más allá del control que tiene el Gobierno en los medios de comunicación, ¿de qué se habla en este momento? 

En este momento hay un consenso a nivel intelectual, a nivel artístico, de la arbitrariedad con la que está actuando el Gobierno cubano. Hay muchas voces que han sorprendido y han alzado su voz para condenar lo que ha ocurrido. La gente --amén de que todos los medios de propaganda del régimen siguen negando lo que ha sucedido, siguen deslegitimando todo lo que está ocurriendo-- yo sí creo que las redes sociales y la sociedad civil están asumiendo su rol y generando una suerte de presión al Gobierno para forzar un desencadenamiento feliz de la situación. Por el tipo de país que es Cuba, por el totalitarismo que envuelve a esta nación, muchos pesos pesados de la cultura siguen mostrándose totalmente alejados de lo que pudieran hacer para ayudar a todos estos jóvenes y toda esta población que está ahora mismo encerrada y encarcelada.

El acceso a Internet y a las redes sociales fue un medio de socialización de la protesta el 11 de julio, se mantiene restringido, está totalmente cerrado, cuál es la situación y la perspectiva, ¿puede el régimen mantener la censura y un control total sobre el Internet? 

Ellos evidentemente ya asumieron que dar el acceso a Internet a los cubanos ha sido un tiro en el pie para ellos mismos. Justamente todo lo que ha venido pasando en los últimos años y el empoderamiento de la sociedad ha sido producto de Internet que se ha logrado empoderar en las redes sociales y en las plataformas. Estuvimos casi 72 horas sin conectarnos y ahora mismo yo estoy en un Internet clandestino, porque ha venido regresando gradualmente, pero está muy lento intencionalmente. Y las redes sociales están bloqueadas y para acceder hay que entrar por un VPN. Hay una censura arbitraria de Internet porque saben que es la manera que tienen los cubanos de denunciar, saben que es la manera que tienen los cubanos de organizarse. Las protestas estallaron en todo el país, porque por los dos puntos que surgieron empezaron a transmitir en vivo lo que estaba ocurriendo y el resto del país vio y empezaron a salir. El régimen tiene la intención de cercenar ese agujero que se la ha abierto por ahí. Hay rumores por confirmar, que sería una cosa desastrosa, que incluso hablan de que desde ahora el Internet en Cuba, va a ser por horarios en el país.

¿Un racionamiento?

Exacto. Y uno escucha eso y dice no hay Gobierno igual en el mundo como el cubano. Es una cosa absurda, ilógica y loca.

El sábado pasado, el Gobierno y el partido comunista hicieron una demostración política con el presidente Díaz-Canel y el propio Raúl Castro, más allá de la convocatoria a defender las calles y la revolución, ¿hay alguna señal de que el régimen pudiera intentar acelerar reformas económicas y reformas políticas?

No. No hay nada que indique eso. De hecho, si lo harían, estarían asumiendo digamos, una suerte de culpa, no creo que ellos vayan a ceder en ese sentido. Lo que iban podían hacer y lo que hicieron es esto que te comentaba de los viajes, esto de importar comida y medicamentos, pero más allá no creo que vayan a hacer nada porque sería demostrar falta de carácter político.

¿Cómo se puede hacer periodismo independiente en Cuba? Vos escribís y trabajás para medios internacionales, pero en Cuba, hay muchos otros medios independientes, El Esturnudo, Diario de Cuba, 14 y Medio, Periodismo de Barrio, ¿esos medios llegan a las audiencias cubanas o solamente los podemos ver desde el exterior?

Las últimas cifras, hablan de que hay siete millones de cubanos conectados, de los 11 millones, mientras más se conecten más van a acceder a los medios independientes. Ya hay conocimiento general en el país de que existen vías alternativas para informarse, entonces cada vez más la gente consume los medios independientes, cada vez se hace más difícil hacer periodismo independiente en este país. Por un lado la represión, que va en aumento, y ha hecho que toda mi generación, que empezó a hacer periodismo independiente en este país a finales de 2015 y 2016 esté casi totalmente en el exilio. Todos, la mayoría de ellos, los gestores de esos medios están fuera del país. Porque hay un aumento de la represión. Acá la propia Constitución de la República reconoce que la única manera de hacer periodismo en Cuba es estar subordinado al Partido Comunista. Lo que esté fuera de esa sombrilla, de ahí vienen los periodistas encarcelados o en interrogatorios. También nos toca trabajar en condiciones precarias, no tenemos oficinas, no tenemos Internet, la producción para materiales comunicativos es prácticamente escasa. A nivel logístico es muy difícil, por la represión, y lo que implica importar equipos, dinero.

¿Cómo ves el futuro? Se dice que el 11 de julio es un parteaguas, hay expectativas de que pueda haber un cambio político en Cuba y un cambio económico y social.

Yo, la verdad, creo que el 11 de julio es un parteaguas, porque es el reconocimiento y la certeza de que en Cuba hay una molestia general y hay una inconformidad con el estado de las cosas y eso es lo que lo evidencia. Y cada vez más, esas ganas de cambiar, esas ansias de cambiar el statu quo del país se va a apoderando de toda la isla y lo que antes eran disidentes domiciliarios se han convertido, cada vez más, en gente que lo expresa en público.

Creo que eso es sumamente importante en este país porque eso era impensado. El régimen mostró al mundo lo que es capaz de hacer y los propios cubanos vieron, con sus ojos, el carácter violento y dictatorial de este país. Pero no creo que una reforma económica, una reforma política, esté cercana en Cuba. No creo, porque esa es la única manera que les permite a ellos mantenerse en el poder, donde gobierna una clase política y es lo que les permite perpetuarse. Yo creo, que acá en Cuba, la única manera de que cambien las cosas, es que poco a poco, hay que esperar a que fallezca Raúl Castro, porque sigue siendo el hombre que manda acá.


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