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“Somos las cajas recaudadoras del fisco”, afirman empresarios nicaragüenses

Acoso fiscal, altos costos de producción, más inflación, trabas burocráticas y corrupción ahogan actividad empresarial, en una economía de inseguridad

Foto tomada de la DGI

Iván Olivares

19 de junio 2022

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“Samuel”, administrador de una empresa que produce alimentos, al final de cada mes se enfrenta a la duda de si debe pagar primero a sus trabajadores, a sus proveedores, a los bancos… o al Gobierno, mientras gerentes de otras empresas están considerando tercerizar operaciones, o crear ‘negocios satélites’ que paguen cuota fija para seguir operando, sin pagar tantos impuestos. 

“Julio” es un consultor que, a veces, atiende a inversionistas que desean saber si Nicaragua se encamina hacia un totalitarismo como el de Cuba; hacia dónde nos lleva el enfrentamiento de Daniel Ortega con Estados Unidos, y si ese país impondrá nuevas sanciones que afecten las finanzas o el comercio en Nicaragua. Las respuestas a esas preguntas determinan, en parte, si invierten aquí, o llevan su dinero a otro país donde se sientan seguros.


“Rosa” ve cómo cada día se elevan los costos de producción (insumos agrícolas, equipos, fertilizantes, combustibles, y reparaciones más caras), lo que limita su capacidad como empresaria para aumentar la inversión en su propiedad. “Algunas cosas subieron 200%, y hasta elementos como el acero y el cemento siguen subiendo”, observó.

CONFIDENCIAL habló con gerentes y empresarios nicaragüenses dedicados a actividades comerciales, exportadoras y agroproductivas, quienes accedieron a relatar sus experiencias haciendo negocios en Nicaragua de 2022, a condición de proteger sus identidades y ser identificados solo con seudónimos.

A los retos económicos y políticos que enfrentan las empresas que operan en Nicaragua se agregan ahora trabas burocráticas y excesivas cargas tributarias para, en muchos casos, seguir operando, sin más esperanza que llegar a final de mes para elegir a quién pagar, claros de que los empleados tienen prioridad.

Un trabajador que no recibe su paga se va a la huelga, así que no hay quien reciba los insumos de los proveedores, ni quien los transforme para cumplir los contratos, por lo que no habría dinero para pagarle a los bancos “que pueden hacerte quebrar en tres meses”, advierte “Samuel”, recalcando que el último en esa lista es el Gobierno.

Defenderse del Estado

Al elegir ese orden de prioridades, “Samuel” sabe que corre más riesgos, pero si debe ubicar a alguien al final de la cola de los que podrán cobrar, igual pondrá por último a la administración pública, aun sabiendo que el Estado recurrirá al chantaje y la amenaza con tal de recaudar más.

“Este esquema es descapitalizador, pero también inflacionario, porque los que pueden –y no todos pueden– le pasan parte del costo al precio de venta final, así que la inflación se está comiendo el poder adquisitivo de los distintos segmentos socioeconómicos, en particular de los más pobres. Este esquema de cobros ‘en cascada’, beneficia a quienes están en ‘cuota fija’, así que es competencia desleal”, añadió.

“Julio”, el consultor, opina que la presión que están recibiendo los empresarios nicaragüenses para ordenar sus cuentas con el fisco, “es algo que desde hace tiempo ha estado en la agenda macroeconómica del país, y que el Fondo Monetario Internacional venía recomendando para reducir la evasión fiscal y las exoneraciones”.

“Ahora hay mucha más información cruzada que resalta, y te lleva a resolver tu situación con el fisco, porque si antes había un algoritmo, ahora hay diez”, con el resultado que los contribuyentes se sienten hostigados.

Por el otro lado, admite que “esto da pie a corrupción”, con funcionarios que ofrecen ‘resolver’ de alguna otra forma, aunado al hecho que no hay canales de comunicación, no hay un tribunal independiente, ni sirve de nada recurrir a abogados especializados, y “la gente tiene miedo de recurrir o protestar, porque les puede ir peor”.

“Marvin” opina que la instauración de tantas regulaciones con mentalidad recaudatoria, hace que los trámites sean más burocráticos, y el desaduanaje sea cada vez más lento, porque “todo te sale en rojo, a cada rato te imponen dudas de valor, y los reparos fiscales están a la orden del día”.

Este empresario narró la historia de un colega al que le bloquearon el acceso a la Ventanilla Electrónica Tributaria (VET), y después comenzaron a pedirle gran cantidad de información, “como si le estuvieran haciendo una auditoría”, causándole dos meses de atraso contable, pese a que tuvo que contratar personal adicional, solo para atender al fisco.

Cuando finalmente le aceptaron la documentación “fue con una multa enorme. Muchas veces te atrasan, solo para imponerte una multa, y eso no es negociable. El atraso generó cobros adicionales para pagar permisos, avales, solvencias de ministerios y alcaldías, que son necesarias para adquirir algunos insumos que están exentos del IVA”, explicó.

La economía de la incertidumbre

Aunque la sensación general que les causa la situación de Nicaragua es de un cierto grado de desesperanza, dos de los empresarios usaron palabras antónimas para describir un futuro que ambos ven converger a mediano plazo: incertidumbre, y certidumbre.

“La complicación económica que estamos viviendo, más el contexto político en el que estamos los nicaragüenses, nos envuelve en una total incertidumbre”, dijo “Rosa”. Por el contrario, “Marvin”, un empresario que vende insumos para la producción, refiere que sus clientes del sector agrícola tienen la certidumbre de que los altos costos y los bajos ingresos, les aseguran una supervivencia complicada.

“No descarto que haya quienes terminen reduciendo su actividad. Si estos altos costos se mantienen por mucho tiempo, y las ganancias siguen cayendo fuertemente, lo que veo es un estrangulamiento, una muerte lenta para nuestras empresas. Un darwinismo económico”, dijo en referencia a la sobrevivencia de las empresas más fuertes.

¡Déjennos producir!

“Nicaragua es uno de los pocos países donde los fertilizantes pagan IVA”, reclama “Marvin”, explicando cómo ese “excesivo afán recaudatorio… puede llevarnos a un estancamiento. Esta inflación fuerte, por el encarecimiento global de los commodities, plantea un gran riesgo para la economía”, y para las familias, por lo que ruega que “se active el sentido común de los gobernantes”.

“Rosa”, explica que el sector agrícola ha venido perdiendo liquidez por falta de políticas públicas que les beneficien, pero también, por las afectaciones producto del cambio climático. Ella, como muchos de sus colegas, espera “resistir y sobrevivir”, no solo a esas dificultades, sino también a los vaivenes de la política. “Como nicas, ya vivimos esto en los años 80… y lo sobrevivimos”, recordó.

“Samuel” detalla que tanto las empresas agrícolas como las industriales; aquellas que producen para exportar, o para el mercado interno; así como las que importan y distribuyen, y las que están en regímenes de zona franca, (en su mayoría, de capital extranjero), están sufriendo “una inflación brutal, que incluye componentes importados”, por el encarecimiento de varios elementos, como los fletes marítimos, los combustibles, el gas, etc.

“Hasta Estados Unidos se ha visto afectado con una alta inflación de casi dos dígitos. El incremento en las tasas de interés, dictado por la Reserva Federal, nos afectará a todos, porque el dinero vendrá más caro, e incrementará los costos financieros a corto y largo plazo, tanto de capital de trabajo, como para inversión”, reiteró.

Inversionistas ven a Nicaragua con cautela

A los problemas ‘importados’, consecuencias de la pandemia del covid - 19 y la guerra contra Ucrania, los empresarios deben agregar los que están vigentes desde 2018, y luego, la reforma tributaria, más la del sistema de pensiones, ambas en 2019, que “nos descapitalizan, al punto que las empresas formales, prácticamente estamos trabajando para el Estado, para pagar esos altos impuestos en cascada”, dijo “Samuel”.

“Marvin” describe el nuevo rol de los empresarios nicaragüenses: “somos las cajas recaudadoras del fisco. Estamos recogiendo la plata para pagar las alcaldías, el seguro social, y con tanto trámite de estos gobiernos normadores, dizque facilitadores, hay un atraso fenomenal. Muchos agricultores se están yendo por la libre, lo que disminuye los impuestos que pueden recaudar”.

“Samuel” también observa esa voracidad tributarista, y por eso, señala que “la mayor recaudación que celebra el Gobierno va en detrimento de la economía real, y a mediano plazo, significa ‘matar’ las fuentes de recaudación de impuestos y de ingresos para la seguridad social”.

Dado que el empleo formal es muy costoso, explica “Julio”, el consultor, los empresarios están ofreciendo ‘contratos por servicios profesionales’ para bajar la carga laboral; tercerizan parte de sus operaciones, o simplemente despidieron a una parte del personal, lo que explica que, a pesar del crecimiento, haya casi 157 000 empleos que nunca se recuperaron, sin olvidar que la economía no está generando oportunidades para los 50 000 a 60 000 personas más que entran cada año a buscar trabajo, sin encontrarlo.

El resultado es que, aunque hay inversión en telecomunicaciones, exploración aurífera, zonas francas, (sectores que tienen una relación fluida con el Gobierno), hay otros inversionistas que están siendo muy cautos al evaluar a Nicaragua, del mismo modo que hay quienes se están yendo de Nicaragua, enfatizó.

Mientras tanto, no existe ningún canal de interlocución o contrapeso con las políticas del Gobierno. “Hay un silencio orgánico de las cámaras, que no están interactuando con el Estado, o lo hacen de forma muy clandestina, pero la verdad es que no aguantan más”, dijo “Samuel”.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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