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Moody´s aumenta costo de riesgo económico en Nicaragua

Agencia calificadora considera que la perspectiva del país pasó de ser “estable” a “negativa”

Publicación británica explica que la liberación de presos políticos y el restablecimiento del derecho a la protesta

Iván Olivares

18 de febrero 2020

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Los resultados de la más reciente evaluación de la economía nicaragüense y sus perspectivas a mediano plazo, efectuada por la agencia de calificación Moody's rebajó la ‘nota’ de Nicaragua desde B2 a B3, y consideró que la perspectiva del país pasó de ser “estable” a “negativa”.

Según la escala de calificaciones de esa empresa internacional, las “obligaciones calificadas ‘B’ se consideran especulativas y están sujetas a un alto riesgo crediticio”. Añadir “el modificador ‘3’ indica una clasificación en el extremo inferior de esa categoría genérica”, detalla.


Ese ‘B3’ significa que el país tendrá que enfrentar condicionas más duras al solicitar créditos internacionales, explicaron dos expertos que aceptaron hablar con CONFIDENCIAL, a condición de mantener sus nombres y el de sus empresas en el anonimato.

Consultado, el economista Róger Arteaga, con experiencia en banca y finanzas, señaló que “esta baja en la calificación se convierte a su vez en una causa para aumentar la escala de riesgo país, lo cual hace que la inversión extranjera se contraiga”.

En julio de 2018, Moody’s Investors Service, otorgó al país la calificación ‘B2 estable’, a la espera de que el conflicto político se resolviera a más tardar en el tercer trimestre del año.

En vez de eso, el Gobierno de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, profundizaron el conflicto social aplicando la política del ‘Vamos con todo’, que derivó en más de 325 muertos, centenares de presos políticos, miles de heridos, decenas de miles exiliados, y centenas de miles en el desempleo o subempleo.

Esa política represiva llevó a una crisis de confianza que frenó y frena la inversión privada nacional y extranjera, lo que dio paso a una crisis tributaria que la administración resolvió frenando el gasto público, a la vez que drenaba el bolsillo de las empresas.

Falta de confianza

“Esto impone nuevas condiciones, porque el país presenta un riesgo mayor, que afectará a las solicitudes de préstamo que el Gobierno tenga en curso”, dijo un abogado con experiencia en administración pública.

La otra fuente -un experto en temas de microfinanzas- aclaró que “una rebaja de la calificación provoca que si obtenés financiamiento como país, este sea más caro”, al aplicarse el axioma preferido de los banqueros cuando otorgan un crédito: ‘A mayor riesgo, mayor tasa de interés’.

“El crecimiento económico que traía el país antes de abril de 2018, más el acuerdo con el sector privado, mejoraba la calificación de Nicaragua, y se esperaba que alcanzara el nivel que permitiera emitir bonos en los mercados internacionales, y poder volver a ser sujeto de crédito para la banca comercial internacional, lo que no ocurre desde los años 80”, rememoró.

En vez de eso, el país se ha ido deslizando hacia el fondo de la categoría ‘B’, lo que significa que Nicaragua todavía puede pagar sus deudas, pero envía una señal negativa a los inversionistas extranjeros, que sí toman en cuenta estos informes para decidir dónde colocar su dinero, explicó.

“Moody's cree que el efecto negativo del malestar social que experimentó el país ha sido grave para la economía nicaragüense. Es probable que el potencial de crecimiento de la economía haya disminuido significativamente como resultado del deterioro del clima de inversión que conducirá a una tasa mucho menor de acumulación de capital en el futuro, debido al deterioro de la confianza que ha reducido inversión y el empleo”, dice la agencia para explicar su decisión.

“Es probable que el menor gasto público, en particular en infraestructura, combinado con la baja confianza de los inversionistas de la comunidad empresarial nacional y los inversionistas extranjeros, prolongue las condiciones económicas desfavorables”, insiste al volver al tema de la confianza.

Menos Estado de derecho, más corrupción

Si bien “Nicaragua se beneficia de políticas monetarias y fiscales prudentes, así como de una larga relación con el FMI y los acreedores multilaterales” Moody’s pronostica que el “débil Estado de derecho y el control de la corrupción, son condiciones que esperamos que persistan a mediano plazo”.

Al hacer su balance, la empresa menciona entre los aspectos positivos que “el shock financiero de los disturbios sociales ha disminuido”, pero también que “el ajuste en las cuentas externas del país ha ayudado a contener los riesgos de liquidez derivados de una menor inversión extranjera directa (IED)”.

También que “la recuperación de las reservas oficiales de divisas indica una reducción de las presiones sobre la balanza de pagos, equilibrada por la persistente incertidumbre sobre la futura trayectoria de crecimiento de la economía y el riesgo de un resurgimiento del malestar social”, al acercarse las elecciones de noviembre 2021.

Al dar por válido el cálculo de las autoridades, en el sentido de que la economía decreció 4.5% en 2019, después del -3.8% de 2018, los expertos de la agencia calificadora desmejoran su pronóstico para el período 2,5% en 2020 – 2022, que cifraban en torno al 2.5%, para calcular un promedio de 0.7% para ese trienio.

Del mismo modo, estiman que “el déficit consolidado del sector público se redujo a alrededor del 2.2% del PIB en 2019 desde el 3.9% en 2018. Aunque el ajuste fiscal en 2019 tuvo éxito en contener nuevas necesidades de financiamiento, una política fiscal estricta no apoyará una recuperación económica más fuerte”, lo que augura que la economía siga en horas bajas.

En el ámbito internacional, advierten que las sanciones internacionales, incluidas las que se puedan hacer al amparo de la NICA Act, aprobada en diciembre de 2018, “restrinjan el crédito externo oficial y otros flujos de financiamiento hacia Nicaragua”.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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